¿De qué se trata la restauración bíblica?

La Biblia llama al creyente a ayudar a otros a ser restaurados. ¿Cómo debe verse esa restauración? Cuatro reflexiones.
Foto: Light Stock

Hermanos, aun si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales, restáurenlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo. Porque si alguien se cree que es algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo. Pero que cada uno examine su propia obra, y entonces tendrá motivo para gloriarse solamente con respecto a sí mismo, y no con respecto a otro. Porque cada uno llevará su propia carga (Ga 6:1–5). 

En este pasaje, el apóstol Pablo llama a los creyentes a ser agentes de restauración para aquellos atados por el pecado. Muchas cosas interesantes podrían ser dichas acerca de este pasaje, pero, por amor a la brevedad, se presentarán aquí solo cuatro reflexiones para ser consideradas.

1. Cada creyente está llamado a ser un agente de restauración

La declaración traducida como “restáurenlo” es un mandato en el idioma original. Todos los creyentes que tienen el Espíritu del Dios viviente y que buscan vivir de acuerdo con el Espíritu son “espirituales” (Ga 3:14; 4:6; 5:16, 25). Este mandato es para cada miembro de la iglesia, no solo para aquellos que son percibidos como líderes.

Dios tiene un rol para cada miembro de su cuerpo en la restauración de otros. Cuando los creyentes descubren una preocupación o necesidad en la vida de otro, tienen el mal hábito de pasar esa preocupación a una clase de escuela dominical o al liderazgo de la iglesia. En lugar de transferir preocupaciones, los creyentes deben ver la soberanía de Dios en acción. Dios los ha puesto en el camino de esta necesidad particular. Dado que Dios equipa adecuadamente a quienes llama a Su servicio, deben ver que Él los ha equipado para tomar la iniciativa y abordar esta necesidad en Su poder dentro de la comunidad de Cristo.

Dios tiene un rol para cada miembro de su cuerpo en la restauración de otros. / Foto: Light Stock

2. Los agentes de restauración experimentarán lo mejor y lo peor de la comunidad

La realidad es que las personas heridas hieren a las personas. Cuando un creyente intenta ayudar a alguien atrapado en el pecado, experimentará todo tipo de respuestas. Puede que lo ataquen y le pregunten quién cree que es. Puede que lo acusen de juzgar a otros. Puede que se aprovechen de su generosidad.

Al mismo tiempo, algunas personas responderán bien a estos gestos amorosos de acompañarlos y llevar sus grandes cargas. Su disposición a permitir que otro los acompañe permitirá que se forjen vínculos fraternales a través de las profundidades de estas pruebas.

3. La restauración no significa necesariamente la eliminación de todas las consecuencias

A medida que las personas permiten que otros les ayuden, las consecuencias pueden seguir presentes. El divorcio puede que aún ocurra. Dios puede no curar la enfermedad de transmisión sexual. Las deudas de juego y adicción pueden permanecer sin ser pagadas. Los niños pueden ser lastimados.

La restauración no anula las secuelas destructivas que deja el pecado.

A medida que las personas aceptan la ayuda de otros, las repercusiones de su falta pueden continuar. / Foto: Unsplash

4. La restauración es complicada

Ayudar a otros es un proceso complicado. Mira el ministerio alrededor de Jesús. El caos y los problemas lo seguían a todas partes. Con demasiada frecuencia, las iglesias se esfuerzan por ser “bonitas”, cuando el modelo bíblico de restauración en realidad las hará ser intensa y bíblicamente complicadas.

El perdón restaurador descrito en Gálatas 6 es transformador para una comunidad. Cuando los creyentes comprenden la profundidad de su pecado y el increíble perdón que han experimentado de parte de Dios, cambia su forma de ver el pecado. No disminuye el desprecio por la rebelión, ya sea propia o ajena. Les ayuda para continuamente extender gracia a otros y a buscar la gracia de Dios. Les impulsa a perdonar repetidamente y buscar la restauración de otros. Los anima a perder la cuenta de las transgresiones y a ser amables. Les mueve a responder con gentileza a los comentarios duros y a darse cuenta de que cuando las personas están en pecado habitual, a menudo actúan de manera irracional.

Cuando se practica este tipo de restauración, profundizará la autenticidad, la paciencia, la humildad, la fortaleza y la transparencia en una familia de iglesia, y la iglesia experimentará la profundidad de la comunidad de una manera nunca antes vista.


Artículo publicado originalmente en For the Church.

Adam McLendon

Adam McClendon, colaborador frecuente para For The Church, es director del Doctorado en Ministerio en Liberty University en Lynchburg, Virginia, y es fundador y director de New Line Ministries. También es el autor de Paul’s Spirituality in Galatians y Square One.  

Artículos por categoría

Artículos relacionados

Artículos por autor

Artículos del mismo autor

Artículos recientes

Te recomendamos estos artículos

Siempre en contacto

Recursos en tu correo electrónico

¿Quieres recibir todo el contenido de Volvamos al evangelio en tu correo electrónico y enterarte de los proyectos en los que estamos trabajando?

.