De la práctica a la perfección: crecer juntos como pueblo de Dios

Como una orquesta que ensaya, el pueblo de Dios crece en unidad y destreza, esperando el día de la perfecta armonía.
Foto: Lightstock

“Deberías venir algún día”, dijo. “La orquesta está aprendiendo una nueva pieza. Creo que disfrutarías escucharla ”.

Como había prometido, se reunió conmigo en el vestíbulo y me condujo a través de una puerta cerrada. Mientras caminábamos por un largo pasillo, empecé a oír música procedente de algún lugar más adelante. Entramos en una sala de ensayos y vi a toda la orquesta sentada allí. El director estaba de pie ante ellos, dirigiéndolos en una de las piezas que estaban aprendiendo y que pronto interpretarían.

Aunque no soy músico, ni siquiera yo pude pasar por alto el error que cometió el violonchelista principal. El director paró a todos, habló brevemente con él y luego volvió al principio de la pieza. A continuación, fueron los violines los que tuvieron que hacer un pequeño ajuste y después los oboes. A veces los errores eran evidentes y otras veces sutiles. El director demostró una gran paciencia al guiar suavemente a los músicos a través de la práctica y hacia la perfección.

Mientras tocaban, parando y empezando, saltando rápidamente algunas partes y deteniéndose en otras, empecé a entender la pieza, a comprender sus subidas y bajadas, sus momentos de intensidad y de serenidad, su maravillosa belleza cuando todos los instrumentos se combinaban para calmar el corazón y agitar el alma. Cuanto más la comprendía, más ansiaba escuchar la producción final, oírla por fin exactamente como el compositor la había creado.

Como una orquesta en ensayo, el pueblo de Dios une dones y talentos diversos para formar un solo cuerpo en Cristo. / Foto: Unsplash

Y me di cuenta de que ahora mismo el pueblo de Dios es como una orquesta que está ensayando. Hemos sido llamados a desempeñar nuestro papel y estamos aprendiendo a hacerlo. Quizás cada uno de nosotros no toque un instrumento, pero cada uno aporta una variedad de dones, talentos y maneras de servir al Señor. Procedemos de entornos variados y hemos vivido diferentes experiencias de vida. Representamos a distintas generaciones, clases sociales, países de origen y razas. Sin embargo, Dios ha hecho de todos uno: un pueblo, una nación, un cuerpo. Esto es cierto a nivel mundial y, de manera más evidente, a nivel local.

Somos como músicos en práctica: afinamos, cometemos errores, nos corregimos, perdonamos y seguimos tocando juntos. / Foto: Lightstock

Hoy somos como esa orquesta en la sala de ensayos, cada uno aprendiendo la melodía y cada uno ejercitando la parte que le toca desempeñar. Estamos aprendiendo a  usar nuestros instrumentos con destreza, pero también a tocarlos en armonía con los demás. En esta época de ensayo esperamos errores y contratiempos. Sabemos que de vez en cuando el director nos detendrá para corregirnos o incluso reprendernos. No debemos sorprendernos ni sentirnos especialmente consternados cuando los demás se equivoquen o cuando nosotros fallemos, ya que todos estamos aprendiendo y adquiriendo destreza. Pedimos perdón, perdonamos y seguimos adelante.

No debemos sorprendernos ni sentirnos especialmente consternados cuando los demás se equivoquen o cuando nosotros fallemos. / Foto: Unsplash

Entonces, cuanto más practicamos, mejor tocamos nuestros instrumentos con alegría y destreza y mejor desarrollamos nuestro rol en la orquesta. Cuanto más practicamos juntos, más natural nos resulta desempeñar el papel que se nos ha asignado. Cuanto más ensayamos, más bellos y armoniosos nos volvemos. Y a medida que seguimos practicando, nuestros corazones se inquietan y anhelan el final del ensayo y el comienzo de la verdadera actuación: el día en que la pecaminosidad le dé paso a la santidad y la práctica defectuosa le dé paso a una actuación impecable.


Inspirado en parte en el libro de Conrad Mbewe, Unity [Unidad]. 

Publicado originalmente en Challies.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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