Rebeca nos escribe con una pregunta sobre la disciplina en la iglesia. Ella pregunta: “Con respecto a Mateo 18:15-20, me pregunto lo que soy responsable de hacer como cristiana cuando otro creyente está viviendo en pecado sexual y escoge continuar tras haber sido confrontado de manera amorosa”.
No sabemos qué tipo de situación es; tal vez es una amiga suya que vive en fornicación con su novio, pero imaginemos algo así. La respuesta práctica dependería de si Rebecca y la persona que le preocupa están en una iglesia fiel a la Palabra. Es decir, una iglesia que considera la Biblia como su estándar de fe y de práctica. Si es así, la respuesta es y debería de ser: Sí, es posible que deba ser excomulgada.
Y por supuesto, se está refiriendo a Mateo 18. Y podría ser útil repasar los pasos para que todos los tengamos en mente, porque son bastante cortos y claros. Esto es lo que sucede en relaciones reales en la iglesia de vez en cuando.
Paso uno: tú y tu hermano
Primer paso: “Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano” (Mateo 18:15).
Así que el paso uno es: si ves a alguien en pecado, ve con él. No debes convertirlo en un asunto público. No debes estar lista para arrastrar los pecados privados de todo el mundo al público. Tú sabes que tú misma tienes problemas. Debes quitar la viga de tu propio ojo antes de quitar la paja del ojo de los demás (Mateo 7:5). Pero una vez que te has examinado a ti misma y te has humillado delante de Dios y declarado tu dependencia total de la gracia, entonces ve. Eso es lo que hace el amor. Se adelanta y enfrenta a la persona, en este caso, tal vez a la amiga que vive en fornicación con su novio. Y le dice: “Esto no es bíblico. No está bien. No agrada al Señor”. Y le suplica que deje el pecado. Y puede o no ser que hayas ganado a su hermana.
Paso dos: dos o tres testigos
En el siguiente paso, Mateo 18:16 dice: “Pero, si no, lleva contigo a uno o dos más, para que ‘todo asunto se resuelva mediante el testimonio de dos o tres testigos’”.
Puedes ver aquí que no nos apresuramos a condenar. No nos apresuramos a ir ante la iglesia. Estamos esforzándonos por mantenerlo pequeño, privado y no hacer mayor daño público de lo necesario. Así que, toma una o dos amigas que tal vez la conocen y la aman. Y vayan juntas con ella. Ahora, puede ser que no les permita hacer esto, pero traten de decirle: “Te amamos. Nos importas. ¿Podemos orar contigo? Queremos que te deshagas de este pecado porque terminará por dañarte. Terminará por dañarlo a él. Terminará por dañar tu testimonio. Terminará por dañar a toda la iglesia y deshonrará a Cristo”. Y traten de persuadirla.
Paso tres: díselo a la iglesia
El tercer paso es: “Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia” (Mateo 18:17).
Ahora, en este punto, la iglesia debe reunirse de manera apropiada para escuchar la situación y actuar al respecto. Y la primera acción de la iglesia debe ser decirle: “Queremos que vuelvas”. No se trata de excomulgarla todavía; la iglesia entera está orando, doliéndose y anhelando.
Paso cuatro: excomunión
El último paso es: “Si incluso a la iglesia no le hace caso, trátalo como si fuera un incrédulo o un renegado” (Mateo 18:17).
Y lo que esto significa que es que la iglesia toma un paso para dejar fuera a la persona, por ejemplo de la mesa de la comunión y de las relaciones normales que tendrías cotidianamente con un creyente, de hacer cosas juntos como personas que comparten un compromiso con Jesús. La dejas fuera. Y eso no significa que la condenas al juicio, sino que la has puesto en una posición donde anhelas y oras por su arrepentimiento
Lo he visto suceder y así es como está pensando en la Biblia; este tipo de excomunión es doblemente redentora. Es redentora para la iglesia porque la verdad del evangelio y su poder no se perderán al pretender que alguien es creyente si no lleva fruto alguno. Y es redentora para la persona excomulgada porque vemos en 1 Corintios 5 que el objetivo de esta separación es su redención (1 Corintios 5:5). Es decir, queremos que sea llevada al arrepentimiento y restaurada a la iglesia. Y, con este objetivo, hablamos con ella. Nos acercamos a ella en amor como haríamos con cualquier incrédulo. Y con gozo daríamos nuestra vida con tal que se arrepienta.
No hay nada feo ni hostil en esto. Todo está diseñado para que la iglesia haga todo a su alcance por mantenerse fiel, auténtica, santa, pura y amorosa para traer a otros de vuelta al Salvador.
Así que, mi respuesta sería: Sí, existe la excomunión y Mateo 18 está allí para obedecer esos pasos.