Estoy completamente seguro de que la oración funciona, pero no estoy tan seguro de cómo funciona. Dios nos invita y nos ordena que acudamos a Él con nuestras peticiones y súplicas. Nos promete que las escucha, que las perfecciona a través de la intercesión del Espíritu y que se alegra en responderlas. Él nos da las cosas que anhelamos, aunque no siempre de la manera que pedimos y, a menudo, no en el tiempo que pedimos. Aun así, es un Dios que escucha y responde a la oración.
Eso lo entiendo, pero no mucho más que eso. Como todos los padres cristianos, oro por la salvación de mis hijos. Digamos que oro por la salvación de mi hijo 5,000 o 10,000 veces a lo largo de su vida. Entonces, un día, mi hijo se convierte en cristiano poniendo su fe en el Señor Jesucristo. ¡Dios ha respondido a la oración! Pero ¿está respondiendo a una oración en específico?, ¿a la primera?, ¿a la última?, o ¿a otra que haya hecho por el camino? O, ¿está respondiendo a la cantidad de mis oraciones?, como si ya hubiera orado suficientes veces para recibir lo que tanto he deseado. O, ¿está respondiendo a la seriedad de mis oraciones?, ya que se han vuelto lo suficientemente suplicantes y afligidas como para que las escuche. No sé cómo funciona todo eso. Estoy seguro de que no necesito saberlo. Solo necesito saber que debo orar y que Dios se alegra de responder a mis oraciones.

He estado pensando en esto en el contexto de algo muy valioso para mí: el contexto de mi esposa. Aileen es cristiana y lo ha sido desde que teníamos 19 años. Pero no hay ninguna razón terrenal obvia para que Aileen lo sea. Aunque tuvo una infancia segura, estable y llena de amor, creció completamente sin religión. Cuando la conocí, cursando el último grado de secundaria, ella nunca había leído la Biblia ni escuchado ninguna de sus historias. Nunca había pisado una iglesia. Nunca había oído orar a nadie ni había escuchado una canción o un sermón cristiano. No era incrédula porque había rechazado el evangelio, sino porque nunca lo había oído ni tenido la oportunidad de creerlo.
Un día mi madre la llevó a desayunar, compartió el evangelio con ella y la animó a responder a él. Aileen lo hizo de inmediato, con confianza y de forma irrevocable. En un instante, ella se convirtió en cristiana, su vida se transformó y su destino eterno quedó asegurado al oír por primera vez las buenas nuevas de salvación. Ella fue y sigue siendo la única cristiana practicante de su familia, directa o extendida.

Eso es algo grandioso que solo cobra sentido en el contexto de la oración. ¡Seguramente alguien estuvo orando por ella! ¿De qué otra forma podríamos explicarlo? ¿Por qué Dios la separó para Sí mismo de forma tan repentina e inesperada? Seguramente fue la oración.
He pasado mucho tiempo meditando sobre qué oraciones fueron contestadas en su salvación. Seguramente yo oré por ella brevemente después de conocerla en la escuela, pero probablemente no lo hice mucho. Seguramente mis padres oraron por mi futura esposa desde mi niñez, aunque solo lo hicieron imaginándose a una extraña a la que conocerían algún día. ¿Fueron sus vecinos quienes oraron y le suplicaron a Dios que le extendiera Su salvación? ¿Fue la iglesia local quien tal vez oró casa por casa en su comunidad? ¿Fue un extraño en una tierra lejana a quien el Señor le puso en su mente a una hermosa niña de cabello marrón en Canadá, alguien que sabía que había mucho más en la vida que esto y que necesitaba escuchar el evangelio solo una vez? No lo sé, por supuesto. Y no sé cómo podría llegar a saberlo. Es una interrogante que me gustaría explorar con el Señor algún día. Sé que no soy capaz de desenredar todo el tapiz que Dios ha tejido, pero tengo una teoría.
Gran parte de la familia de Aileen emigró de Escocia una década antes de que ella naciera. Ella fue y es mi chica escocesa. Y Escocia tiene un legado especialmente cristiano. Aunque esos días se encuentran muy lejanos, en un tiempo fue un baluarte del cristianismo, una luz brillante en un mundo muy oscuro. En un momento de su historia contó con muchísimos creyentes, creyentes que oraban. Oraban por ellos mismos y por sus familias, y oraban por su nación y su pueblo. Oraron por el presente y por el futuro, por las generaciones vivas y por las generaciones venideras. Y no puedo evitar preguntarme si la salvación de Aileen fue la larga respuesta a una o muchas de esas oraciones. No puedo evitar preguntarme si, hace muchos, muchos años, una familia escocesa suplicó a Dios que extendiera Su salvación a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Y quizás, solo quizás, Dios respondió a ese ruego con la salvación de mi querida esposa. Tal vez, solo tal vez, Él continúe respondiendo cuando nuestros hijos escuchen el evangelio de los labios de su madre y lo acepten en arrepentimiento y fe. Tal vez, solo tal vez, Dios lo aclare todo en la eternidad y yo pueda dar las gracias a esas personas por ser cristianos fieles que oraron fielmente.
Publicado originalmente en Challies.