Dios, en Su infinita misericordia, me rescató de mi pobre lectura bíblica.
Si eres como yo, es posible que hayas pasado por diferentes etapas en lo que respecta a tu lectura de la Biblia. Recuerdo cuando nombres como Abdías o Habacuc me resultaban completamente desconocidos. En algún momento de desesperación abrí la Biblia de golpe, con la esperanza de que mis ojos cayeran en un pasaje que fuera la respuesta a mi situación. También hubo un tiempo en que leía la Biblia solo esperando que me levantara el ánimo.
No sé si has pasado por ahí, pero espero que esta breve reflexión te anime a leer tu Biblia con cuidado y profundidad. Lastimosamente, creo que nuestra generación sufre de un terrible analfabetismo bíblico. Muchos leen la Biblia, cometen los mismos errores que yo solía cometer, y acaban teniendo una idea errada y peligrosa de quién es Dios. Con el objetivo de evitar eso, te quiero ofrecer nueve sencillas pautas para leer la Escritura correctamente.
La Biblia es el libro de Dios
Sin embargo, antes de hablar de metodología y mencionar las pautas, me gustaría que partamos de una verdad fundamental: la Biblia es el libro de Dios. Cuando la leemos, no tenemos la vista en nosotros mismos, sino en Dios y Su gloria. Debemos ir a las páginas de la Escritura esperando entender lo que Él ha revelado sobre Sí mismo y no lo que nosotros queremos encontrar.
Ahora, enfocarnos en Dios no significa que no encontramos algo para nosotros. ¡Todo lo contrario! Pablo le dice a Timoteo que las Escrituras “te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús” (2Ti 3:15). La Biblia cuenta una historia, desde Génesis hasta Apocalipsis, y es la historia de la redención: el plan de Dios para rescatar a pecadores como nosotros, que no pueden salvarse a sí mismos.
Nueve pautas
¿Cuál es el mejor método de estudio de la Biblia? Siendo que la Biblia es un libro eterno, esta pregunta no tiene una respuesta única. Sin embargo, creo que las pautas a continuación te ayudarán a hacer un estudio diligente y preciso de la Escritura:
- Primero, ora antes de comenzar. Pídele al Señor que prepare tu mente y corazón. Solo con Su ayuda podemos ver las verdades que se albergan en este precioso libro.
- Segundo, lee varias veces el pasaje que vas a estudiar. Al igual que cualquier otro libro, es posible que no entiendas todas las ideas con una sola observación rápida. Entre más tiempo pases con el texto, mejor. ¿Qué dice el pasaje? ¿Encontraste palabras repetidas? ¿Hay ideas que te llamaron la atención?
- Tercero, pon atención al contexto. Ningún versículo se escribió de forma aislada; cada texto está relacionado con otros. Por lo tanto, tampoco se supone que leamos un pasaje de manera aislada. Presta atención no solo a lo que dice antes y después del pasaje, sino a las secciones más amplias. De ser posible, lee todo el libro en donde se encuentra tu texto, así sea de manera rápida, para que tengas idea clara del tema general.
- Cuarto, analiza el género literario del libro que estás leyendo. Hay diferentes formas en las que los autores escribieron la Biblia: narrativa, carta, poesía, literatura sapiencial o apocalíptica. Según el género, sabrás si debes interpretar lo que está escrito como un mandato dicho por Pablo en una de sus cartas o como una canción escrita por David.
- Quinto, infórmate sobre el contexto histórico. ¿Cuál fue el autor? ¿Cuál fue la audiencia original? ¿Qué datos culturales, políticos y religiosos son relevantes? Es posible que en este paso necesites otras herramientas, como Biblias de estudio, diccionarios, comentarios, referencias cruzadas, etc.
- Sexto, encuentra cuál fue el significado de este pasaje para la audiencia original. Un texto de las Escrituras nunca puede significar algo distinto a lo que significó para sus primeros lectores. Aún no estamos hablando de aplicación, sino de la intención original del autor con la primera audiencia. ¿De qué quiso convencer el autor a su audiencia? Por ejemplo, ¿qué quiso decir el profeta Isaías al pueblo de Israel con sus profecías, o Pablo a los romanos con su epístola?
- Séptimo, piensa en qué te enseña el pasaje acerca de Dios y del hombre. ¿Qué hay allí sobre la naturaleza de Dios, quién es, cómo es Su carácter, y cuáles son Sus atributos? ¿Qué dice el pasaje acerca del ser humano? Con esto buscamos encontrar lo que el texto revela acerca del pecado y nuestra necesidad del evangelio.
- Octavo, encuentra cuál es la relación de este pasaje con la obra redentora de Cristo. Cristo mismo dijo que todas las Escrituras del Antiguo Testamento apuntaban hacia Él (Lc 42:27), y todos los escritos del Nuevo Testamento están fundamentados en la obra de la cruz. Así, basándote en el significado del texto para su audiencia original, y en lo que encontraste sobre Dios y el hombre, piensa cómo es posible ver las grandes verdades del evangelio en tu pasaje.
- Noveno, analiza cómo puedes aplicar el pasaje. ¡Es importante que este paso sea el último! Es muy común leer un pasaje de la Escritura y querer aplicarlo de forma apresurada. Si bien anhelamos que la Biblia tenga un efecto real y palpable en nosotros, corremos el peligro de llegar a conclusiones erróneas. Pero, una vez hemos hecho todo el proceso previo, podemos aplicar. Algunas preguntas que nos ayudan en este punto son: ¿qué demanda este pasaje de mí? ¿El pasaje me llama a hacer un cambio en mi vida? ¿Enseña algo sobre mi relación con los demás, desde los incrédulos hasta mi iglesia? ¿El pasaje me invita a adorar a Dios? ¿Encontré aliento en las palabras del texto?
Llenos del conocimiento de Su voluntad
Como dijimos antes, podemos encontrar muchos métodos en otros lugares y podemos añadir muchas más pautas. Lo que aquí has leído solo constituye una guía sencilla que puede ayudarte a llegar a la interpretación fiel de un texto bíblico. Si nunca has estudiado la Biblia de esta manera, te sugiero que comiences por un libro corto, como Santiago o Efesios. Al principio, seguir todo el proceso puede resultar un tanto abrumador, pero poco a poco se irá convirtiendo en un hábito.
Tal vez te cuesta mucho ser constante en tu lectura y estudio de la Palabra, al igual que me sucedió a mí en el pasado. Pero, ¡pídele al Señor que ponga ese deseo en tu corazón! Esa es una oración que Dios contesta con un rotundo sí, porque Él nos ha dado Su Palabra para que le conozcamos y Él mismo quiere que profundicemos en ella. De hecho, Pablo pidió por los colosenses que fueran llenos el conocimiento de la voluntad de Dios, la cual se halla solo en la Biblia. Cierro esta reflexión con esa oración del apóstol:
Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos cesado de orar por ustedes, pidiendo que sean llenos del conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para que anden como es digno del Señor, haciendo en todo, lo que le agrada, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios (Col 1:9-10).