Bienvenidos una vez más al podcast John Piper Responde. Este es otro episodio especial relacionado con los acontecimientos actuales. Hoy hablaremos específicamente a los más jóvenes. Pastor John, tú tienes catorce nietos. Habla como el abuelo John por un momento. ¿Qué les dirías a los más jóvenes sobre Dios y el coronavirus en este tiempo? Tengo 74 años. Eso significa que tengo edad suficiente para ser tu abuelo y tal vez tu bisabuelo. Me llamo John Piper. Puedes llamarme Pastor John. Quiero hablarte unos minutos sobre el coronavirus, esa enfermedad que está cambiando la forma de vida de la gente en todo el mundo. Y quiero hablar de Dios, quiero hablar de Jesús, y de ti. ¿Qué tiene que ver el coronavirus contigo, con Dios y con Jesús? Así que espero que me escuches por unos minutos. El coronavirus no tiene el control Lo que hace que el coronavirus sea tan inusual y tan peligroso es que puedes contraerlo con sólo estar cerca de personas que lo tienen, y no puedes saber cuándo lo tienen. Y eso lo hace realmente peligroso. Por eso todo el mundo se queda en casa estos días, tratando de detener el virus. Y es peligroso porque es diez veces más grave que la gripe común. Y la razón por la que nuestros líderes, los gobernadores y el presidente, están tan preocupados es porque tal vez una, dos o tres personas de cada cien que contraigan esta enfermedad morirán por ella. Ahora, eso puede no parecer mucho: una o dos de cada cien. Pero si en mi ciudad, por ejemplo, Minneapolis, cien mil personas se enfermaran con este virus (lo cual no es improbable), eso significa que mil, dos mil o tres mil personas morirían. Así que, cuando lo piensas de esa manera, mucha gente que no planeaba morir tan rápido moriría, si ese virus continúa extendiéndose tanto. Ahora bien, la Biblia es la mismísima Palabra de Dios. Y la Biblia enseña que Dios es más fuerte que el coronavirus. Espero que lo creas. Lo sabemos porque Mateo 4:24 dice: “y le trajeron [a Jesús] todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó”. Jesús es más poderoso que las enfermedades, cada una de ellas. De hecho, una y otra vez, la Biblia nos dice que Dios controla el viento, la lluvia, la nieve, los relámpagos, las plantas, la hierba, los saltamontes, las moscas, las ranas, los mosquitos, los gusanos, las ballenas, los pájaros y todo lo demás. Él les ordena a dónde ir, qué hacer, y ellos hacen lo que Él dice. Tienen que hacerlo; Él es Dios. Hacen lo que Él dice. Dios hizo el mundo entero y todo lo que hay en él, y tiene el mundo en Su mano, y hace lo que quiere hacer con el mundo y en el mundo. Esto puedes verlo también en la carta de Pablo a los Efesios, donde dice que Dios “hace todas las cosas” —eso incluye el coronavirus— “según el designio de su voluntad” (Efesios 1:11). Eso significa que nadie está por encima de Dios diciéndole a Dios lo que tiene que hacer. Él es el más alto. Es el que toma las decisiones en el mundo. Nadie hace que Dios haga lo que no decide hacer. Él hizo el mundo, lo sostiene, así que hace lo que quiere con él y en él. Nunca falla. El mundo entero siempre hace lo que Dios planea que haga todo el tiempo. El perfecto y sabio plan de Dios Espero que estés preguntándote —y es correcto preguntar, si preguntamos humildemente y estamos dispuestos a recibir la respuesta de Dios— “¿Por qué hay un coronavirus, entonces? ¿Por qué no Dios, Jesús, lo quita, ya que Él podría quitarlo?”. Y así es, Él podría. Es Dios. El coronavirus no es Dios. El coronavirus no es más fuerte que Jesús. Jesús podría quitarlo con un sólo chasquido del dedo. Y llegará el momento en que decida quitarlo. Y podría suceder de la noche a la mañana. No sabemos cómo sucederá. Entonces, ¿por qué está aquí ese virus? ¿Por qué no se lo lleva ahora? Y la respuesta es esta: porque tiene propósitos sabios para ello. Dios es perfectamente sabio. Eso significa que sabe exactamente lo que hay que hacer para lograr lo mejor para todos los tiempos. Eso se llama sabiduría. Cuando sabes lo que es mejor hacer todo el tiempo, eres una persona sabia. Y Dios es perfecto en sabiduría. Sabe lo que hay que hacer: sabe cómo hay que hacerlo, y sabe cuándo hay que hacerlo. Y como Dios es perfectamente sabio y lo sabe todo, sabe mucho, mucho, mucho más de lo que nosotros sabemos, todo lo que hace que suceda y todo lo que deja que suceda encaja en un plan perfectamente sabio y bueno que tiene. No podemos ver todo—todo el plan. Pero podemos ver parte de ese plan. Por ejemplo, permíteme mencionar algunas cosas que puedo ver, y tú puedes ver en la Biblia, que Dios está planeando hacer con el coronavirus.
- Jesús dijo en Lucas 13:1-5 que cosas como el coronavirus suceden para que la gente en el mundo que no cree en Jesús se despierte, se arrepienta y piense en Dios y Jesús y el cielo y el infierno y la salvación y la necesidad de perdón, y que se vuelvan a Jesús y se salven. Eso es algo que Dios está haciendo.
- Pablo dijo que cosas como el coronavirus suceden para que la gente deje de confiar en sí misma y confíe en Dios. Mucha gente piensa —los adultos y los niños piensan— que son mucho más inteligentes de lo que realmente son, mucho más fuertes, mucho más en control. “Soy el capitán de mi alma”. ¡Mentira! No eres el capitán de tu alma; Dios es el capitán de tu alma. Y ese tipo de orgullo necesita ser destruido. Si necesita ser destruido por un coronavirus, Dios lo hará. Tenemos muchos líderes arrogantes en este mundo que necesitan ser humillados, y si se necesita el coronavirus para hacerlo, Dios lo hará. Dios quiere que sepamos que Él tiene el control, y que debemos confiar en Él y no en nuestras propias habilidades o nuestra propia inteligencia.
- Y la tercera cosa que Dios está haciendo es esta: la Biblia dice que cosas como el coronavirus suceden para mostrarnos que podríamos estar amando las cosas más que a Dios; podríamos estar amando a otras personas más que a Dios. Y no hay nada en el mundo más importante que amar a Jesús, más de lo que nos amamos a nosotros mismos o más de lo que amamos a otras personas (Mateo 10:37-39). Así que el coronavirus está mostrando a las personas lo que más aman.
Nuestro Salvador nos hace valientes Dios está a cargo del coronavirus, y sabe lo que hace, y es perfectamente bueno y perfectamente sabio. Y aquí están las buenas noticias que deberíamos querer que todo el mundo escuche. Espero que compartan con sus amigos la noticia de que Jesús, el único Hijo de Dios, vino al mundo y murió para que Dios nunca nos castigue por la culpa de nuestro pecado si confiamos en Él. Dios nos dice que el castigo que tú y yo merecemos por nuestro pecado, ese castigo fue puesto sobre Jesús. Y si confiamos en Jesús, es decir, si recibimos a Jesús, le damos la bienvenida como nuestro Salvador y nuestro guía y nuestro tesoro, al que realmente amamos, entonces nunca tendremos que tener miedo de Dios. Nunca tendremos que temer el castigo eterno de Dios. Esto es maravilloso. Eso significa que nunca tenemos que tener miedo de morir —ni por el coronavirus ni por cualquier otra cosa— porque cuando Jesús murió y resucitó de la muerte, cambió la muerte por el castigo en una puerta a la felicidad eterna con Él. Entonces, ¿qué significa esto para ti? ¿Qué es lo que significa? No tienes que tener miedo del coronavirus. Dios es más fuerte que el coronavirus, y si confías en Su Hijo, Jesús, Dios hará que todo salga bien. Así que, sé valiente. No seas valiente porque eres fuerte; eso se llama orgullo. Todos esos superhéroes de la televisión, son todos orgullosos. No basan su fuerza en Dios; sólo la basan en las cosas que tienen dentro de ellos. No seas como ellos porque no eres ellos y no eres fuerte. Eres débil. Sé valiente porque tienes un gran Salvador. Tu mejor amigo, Jesús, tu Salvador y Señor, es fuerte, lo suficientemente fuerte como para que todo, incluyendo el coronavirus, resulte para tu bien (Romanos 8:28). Confía en Él siempre Enseñé a los niños en nuestra iglesia, cuando era pastor, un poema de dos líneas. Es especialmente para los niños que creen en Jesús. Cientos de ellos lo han dicho a lo largo de los años. Permíteme enseñártelo, y con eso terminamos. Quiero decirlo una vez, y luego lo dices conmigo la segunda vez, ¿de acuerdo? Es así: Cuando las cosas no salen como deberían, Dios siempre las usa para el bien de tu vida. Tal vez, niños, hablaremos de nuevo más tarde. No lo sé. Pero por ahora, confíen en Jesús sin importar lo que pase. Es lo mejor que pueden hacer.