
Permanece quieto y asombrate: dos hábitos para almas apuradas
Quizá lo que necesitamos no es más productividad ni más pantalla, sino abrir los ojos, contemplar el mundo creado por Dios y dejarnos maravillar.
Quizá lo que necesitamos no es más productividad ni más pantalla, sino abrir los ojos, contemplar el mundo creado por Dios y dejarnos maravillar.
¿Por qué nos duele tanto ser acusados? La respuesta está en nuestro corazón: incredulidad e idolatría. Pero Jesús nos muestra la solución.
¿Alguna vez has considerado que podrías estar sufriendo de “anorexia bíblica”? Al igual que el cuerpo necesita comida para sobrevivir, nuestra alma necesita la Palabra
El secreto del contentamiento no está en la abundancia o la escasez, sino en la satisfacción en Cristo. Que nuestra paz no dependa de lo
Pablo aprendió a dar gracias en cada circunstancia porque encontró en Cristo la clave para vivir con contentamiento. ¿Cómo podemos hacer lo mismo?
Hacer el bien sin buscar recompensa divina parece algo noble, pero en realidad despoja al acto de su verdadero propósito: glorificar a Dios.
¿Cómo podemos recuperar el deleite en Dios cuando hemos perdido el gusto por la Palabra?
¿Por qué una vida de oración profunda produce gozo, mientras que una superficial no? La oración es el centro de nuestra comunión con Jesús y
Existen varias señales que pueden indicar que hemos elevado a nuestro predicador preferido a un lugar que no le corresponde.
El perdón no es natural ni fácil, pero es esencial. Se basa en la cruz, busca justicia y reconciliación, y nos libera de la venganza.
En los milagros y en las pruebas, la gloria de Dios brilla. Aun cuando no entendemos, Él sigue obrando.
¿Te sientes abrumado al orar? Tener un plan puede ayudarte a orar con profundidad y propósito.