Cuando el gozo parece impensable

En este artículo de la serie “Deseando a Dios en la oscuridad”descubrimos que la felicidad en Cristo no espera al cielo, florece incluso en medio del dolor.
Foto: VaE

¿Alguien te ha hecho pensar que el sufrimiento y el gozo no pueden coexistir, que nunca podrías ser verdaderamente feliz mientras atraviesas una situación difícil?

Quizás nadie te lo haya dicho directamente, pero toda tu experiencia te ha enseñado que todos sufren, que unos pocos privilegiados son felices en ocasiones, pero que nadie puede ser feliz en medio del sufrimiento. ¿Cómo podría ser eso posible? ¿Cáncer y gozo? ¿Traición y gozo? ¿Muerte y gozo? En tu imaginación, sería como decir que alguien puede nadar hasta el Everest o caminar por el océano Pacífico. El gozo en el sufrimiento rompe las definiciones que has desarrollado para ambas palabras.

Así es como solía pensar. Pensaba que la promesa del cristianismo era el sufrimiento y luego el gozo, en el cielo. Niégate a ti mismo, toma tu cruz, sufre por el momento, y entonces, un día, Dios te llevará a casa y te hará feliz. Sin duda, Dios hará que todos los que creen sean maravillosamente e infinitamente felices en los nuevos cielos y la nueva tierra: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman” (1Co 2:9).

Pero para los que conocen a Jesús, la felicidad no es solo una esperanza futura, es una realidad presente y duradera, incluso en el sufrimiento.

El gozo en Cristo es una realidad presente, incluso en medio del sufrimiento. / Foto: Lightstock

Considéralo todo como gozo

La declaración de nuestra misión en Desiring God dice que existimos “para motivar a las personas a vivir para la gloria de Dios, ayudándolas a sentirse satisfechas en Dios por encima de todo, especialmente en su sufrimiento…”. La profunda posibilidad de encontrar gozo en el sufrimiento tiene sus raíces en todo el testimonio inspirado por Dios de las Escrituras.

El apóstol Pablo, por ejemplo, fue encarcelado una y otra vez, golpeado con varas, calumniado por sus enemigos, azotado cinco veces, apedreado casi hasta la muerte, a menudo privado de comida, agua, refugio y sueño, “en peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de mis compatriotas, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos” (2Co 11:26), y, sin embargo, se le podía encontrar siempre regocijándose (2Co 6:10). El “príncipe de los prisioneros” podía escribir desde la soledad, la injusticia y la angustia de su celda: “Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocíjense!” (Fil 4:4).

Y Pablo no es el único. El rey David escribió desde las agonías de la traición, mientras era calumniado y perseguido: “Alegría pusiste en mi corazón, mayor que la de ellos cuando abundan su grano y su vino nuevo” (Sal 4:7). El apóstol Santiago había encontrado ese mismo tesoro: “Tengan por sumo gozo, hermanos míos”, ¿cuando qué?, “cuando se hallen en diversas pruebas” (Stg 1:2). Alégrense no después de, sino durante, por medio de las pruebas. Y, por supuesto, el Rey de los Sufrientes fue ejemplo a todos cuando soportó la peor y más dolorosa oscuridad imaginable “por el gozo puesto delante de Él” (Heb 12:2).

El gozo en el sufrimiento no es un ideal imposible, es el testimonio constante de las Escrituras. / Foto: Unsplash

Lo que significa ser bendecido

Nuestro propósito de ayudar a los que sufren a permanecer satisfechos tiene su origen en las Escrituras, pero también en el testimonio divino de santos que han sufrido.

Probablemente conozcas a algunos cristianos que no tienen motivos para ser tan gozosos como lo son. Esas personas han pasado por más dolor que la mayoría, sin embargo, tienen más gozo que la mayoría. Han probado la bondad de Dios en el valle como nunca la probaron en la montaña, y su gozo brilla más que nunca en la oscuridad. Dios recibe aún más gloria porque ellos están bien cuando nada les va bien.

Podría nombrar a varios de estos encantadores y hermosos peregrinos, personas de las que este mundo no es digno, pero solo nombraré a uno. Vaneetha ha sufrido innumerables cirugías durante su infancia, un divorcio no deseado, la pérdida repentina de un hijo y ahora una enfermedad debilitante que le causa dolor crónico y limita gravemente sus movimientos. Y, sin embargo, puede que sea la persona más feliz que he conocido.

El gozo más luminoso suele brotar en los valles más oscuros. / Foto: Unsplash

¿Cómo es posible? ¿Cómo puede ella serlo? Ella nos cuenta cómo:

Las Escrituras muestran que la bendición es cualquier cosa que Dios nos da y que nos hace sentir plenamente satisfechos en Él. Cualquier cosa que nos acerque más a Jesús. Cualquier cosa que nos ayude a renunciar a lo temporal y aferrarnos más firmemente a lo eterno. Y a menudo son las luchas y las pruebas, las dolorosas decepciones y los anhelos insatisfechos, los que mejor nos permiten hacerlo.

Vaneetha es la prueba viviente, respirante y sonora de que el verdadero gozo es la fuerza más poderosa y duradera del universo. El hedonismo cristiano nos impulsa a buscar, sin vergüenza, el placer en Dios, para la gloria de Dios. Creemos que Dios es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en Él. No renunciamos a la felicidad cuando nos convertimos en cristianos, y no ponemos en pausa las pruebas. No, la búsqueda de la verdadera felicidad comienza cuando seguimos a Jesús, y nunca, jamás termina, ni siquiera en el sufrimiento.

La búsqueda de la verdadera felicidad comienza cuando seguimos a Jesús y nunca termina, ni siquiera en el sufrimiento. / Foto: Lightstock

Doloroso, y profundamente feliz

En otoño de 2012, cuando John Piper se preparaba para dejar el pastorado tras 33 años, pronunció una última serie de sermones. Predicó diez sermones a lo largo de cuatro meses, centrándose en las diez verdades definitorias que quería dejar a la iglesia que tanto amaba. El último fue intencional y memorable (yo estaba en el banco esa mañana): “Triste, pero siempre gozoso”, sobre 2 Corintios 5:20-6:13. Dijo:

Lo que el mundo necesita de la iglesia es nuestro gozo indomable en Jesús en medio del sufrimiento y la tristeza.

Y esta nota ha estado ahí desde el principio. En el libro Desiring God [Deseando a Dios], el pastor John dedica un capítulo entero a “El sufrimiento: el sacrificio del hedonismo cristiano”. Escribe:

El camino del Calvario con Jesús no es un camino sin alegría. Es doloroso, pero profundamente feliz. Cuando elegimos los placeres fugaces de la comodidad y la seguridad por encima de los sacrificios y sufrimientos de las misiones, la evangelización, el ministerio y el amor, elegimos en contra del gozo. […] En la búsqueda del gozo mediante el sufrimiento, magnificamos el valor plenamente satisfactorio de la Fuente de nuestro gozo. Dios mismo brilla como la luz al final de nuestro túnel de dolor. (287-288)

Queremos que veas, por medio de las Escrituras, que el gozo que Jesús trae es lo suficientemente fuerte para las pruebas que enfrentas. Y queremos que veas que lo que el mundo necesita de la iglesia, es nuestro gozo indomable en Jesús en medio del sufrimiento y la tristeza.


Publicado originalmente en Desiring God.

Marshall Segal

Marshall Segal

Marshall Segal es un escritor y editor para desiringGod.org. Es graduado del Bethlehem College & Seminary. Él y su esposa tiene un hijo y viven en Minneapolis.

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