Contentamiento en medio de la escasez

El secreto del contentamiento no está en la abundancia o la escasez, sino en la satisfacción en Cristo. Que nuestra paz no dependa de lo que tenemos, sino de Aquel que lo llena todo.
Foto: Envato Elements

A través de los años, me ha sorprendido —considerando la advertencia de Jesús de que las riquezas hacen que sea difícil que las personas entren al cielo, y la advertencia de Pablo al decir que los que desean ser ricos caen en ruina y en destrucción— lo extraño de que tantos cristianos aún persigan las riquezas. Parece ser que no les creen o que piensan que serán la excepción a la regla, o que simplemente no creen que la Palabra de Dios pueda decir lo que dice.

Pero Pablo es claro —desear ser rico es mortal. Y hay más. La clave de este texto está en el versículo 6: “Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento” (RV60). ¿Cómo podemos protegernos de esos efectos mortales del dinero? Respuesta: con un corazón que esté contento en Dios.

¿Estás profundamente satisfecho en Dios, de tal manera que esa satisfacción, ese contentamiento, no colapsa cuando Dios te envía riquezas o escasez? La escasez puede destruir el contentamiento en Dios al hacernos sentir que Él no tiene cuidado de nosotros o que no tiene el poder para darnos lo que creemos necesitar. Y la abundancia puede destruir nuestro contentamiento en Dios al hacernos sentir que Dios no es indispensable, o que su valor como ayudador y tesoro es muy inferior al que realmente tiene.

La escasez puede destruir el contentamiento en Dios al hacernos sentir que Él no tiene cuidado de nosotros y la abundancia puede destruir nuestro contentamiento en Dios al hacernos sentir que Dios no es indispensable. / Foto: Unsplash

No es poca cosa aprender a mantener nuestro contentamiento en Dios. Este es el propósito de nuestra vida: mostrar que Dios es increíblemente glorioso. Y eso se refleja, entre otras formas, cuando demostramos que Él es suficiente para darnos el contentamiento en los mejores y peores momentos de nuestra vida. Pablo aprendió el secreto para lograr esto:

No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre. Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil 4:11-13).

Dios es suficiente para darnos el contentamiento en los mejores y peores momentos de nuestra vida. / Foto: Lightstock

Pablo aprendió a contentarse. Esta es la clave para el uso apropiado del dinero en 1 Timoteo 6:5-10. Pablo dijo que aprendió el secreto de su contentamiento. “Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias” (Fil 4:12). ¿Cuál era el secreto? Creo que nos lo dice en el capítulo anterior de Filipenses: “Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo” (Fil 3:8).

Jesús es más valioso y satisfactorio que ver que mis riquezas aumenten. / Foto: Lightstock

En otras palabras, para ponerlo en términos actuales, si el mercado de valores sube y él obtiene ganancias, diría: “Jesús es más valioso y satisfactorio que ver que mis riquezas aumenten”. Y si el mercado de valores baja y él tiene pérdidas económicas, diría: “Jesús es más valioso y satisfactorio que todo lo que he perdido”.

La gloria, la belleza y el valor de Cristo constituían el secreto del contentamiento que evitaba que el dinero lo controlara.


Este artículo fue adaptado de una porción del libro Viviendo en la luz: dinero, sexo & poder, publicado por Poiema Publicaciones. Puedes descargar una muestra gratuita visitando este enlace. Conoce todos los libros de John Piper en español.


Páginas 50 a la 52

John Piper

John Piper

John Piper (@JohnPiper) es fundador y maestro de desiringGod.org y ministro del Colegio y Seminario Belén. Durante 33 años, trabajó como pastor de la Iglesia Bautista Belén en Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros.

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