Vivir con humildad en el presente: una lección para el año nuevo desde Las cartas del diablo a su sobrino

Para este año, ¿cómo vencer la tentación de controlar el futuro? C. S. Lewis y la Biblia nos ofrecen la respuesta más práctica: seamos humildes.
Foto: Envato Elements

Las cartas del diablo a su sobrino, escrita por C. S. Lewis, es una obra satírica en la que un diablo veterano llamado Escrutopo escribe cartas a su joven sobrino Orugario, un demonio aprendiz, para aconsejarlo sobre cómo tentar a un ser humano (a quien llaman “El paciente”) y alejarlo de Dios (a quien llaman “El Enemigo”). A través de estas cartas, Lewis muestra cómo las pequeñas distracciones y vicios pueden ser herramientas para tentar a las personas.

Una de mis cartas favoritas es la 15, en la cual Escrutopo instruye a Orugario sobre cómo desviar a su paciente del presente, que es el ámbito donde Dios obra y la gracia se experimenta, y centrarlo en el futuro, que es incierto y está lleno de esperanzas y temores irreales. Aunque Dios permite planear el futuro como un deber actual, la obsesión con él resulta destructiva, pues lleva a los humanos a ignorar la eternidad del momento presente. Escrutopo dice:

[El Enemigo] quiere, por tanto, creo yo, que atiendan principalmente a dos cosas: a la eternidad misma y a ese punto del tiempo que llaman el presente. Porque el presente es el punto en el que el tiempo coincide con la eternidad. Del momento presente, y solo de él, los humanos tienen una experiencia análoga a la que nuestro Enemigo tiene de la realidad como un todo; solo en el presente la libertad y la realidad les son ofrecidas…

Es mucho mejor hacerles vivir en el futuro. La necesidad biológica hace que todas sus pasiones apunten ya en esa dirección, así que pensar en el futuro enciende la esperanza y el temor. Además, les es desconocido, de forma que al hacerles pensar en el futuro les hacemos pensar en cosas irreales. En una palabra, el futuro es, de todas las cosas, la menos parecida a la eternidad.

C. S. Lewis / Foto: The olatte

Creo que el mensaje de Lewis en esta carta es fundamental para el año nuevo. Como seres humanos, nuestra tendencia pecaminosa es a tener la mente en el futuro, ya sea por la inquietud de que algo malo suceda, o por la esperanza de que las cosas mejoren. Sin embargo, la única forma de agradar a Dios es viviendo en el presente: luchando hoy, recibiendo gracia hoy, planeando el futuro hoy (hasta donde nos corresponda sin caer en la ansiedad), creciendo hoy, obedeciendo hoy.

Ahora, ¿cómo podemos permanecer en el presente durante este año que comienza? De los innumerables consejos que dan las Escrituras acerca de cómo enfrentar el futuro, uno de los más importantes es este: seamos humildes. Quiero mostrar dos rasgos de la humildad que son necesidades urgentes para cada enero.

Entre los muchos consejos de las Escrituras sobre el futuro, destaca este: seamos humildes. / Foto: Lightstock

1. Humildad para reconocer que somos finitos

El primer rasgo de la humildad que quiero que notemos es reconocer la gran incapacidad del ser humano para controlar el futuro. Santiago nos exhorta a tener cuidado con creer que tenemos el poder para determinar nuestro futuro; creencia a la que él llama “jactancia”:

Oigan ahora, ustedes que dicen: “Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad y pasaremos allá un año, haremos negocio y tendremos ganancia”. Sin embargo, ustedes no saben cómo será su vida mañana. Solo son un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. Más bien, debieran decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora se jactan en su arrogancia. Toda jactancia semejante es mala (Stg 4:13-16).

Entonces, para este nuevo año, necesitamos saber que no podemos determinar nada de lo que sucederá. ¡Ni siquiera sabemos si vamos a llegar vivos a febrero, pues somos “solo un vapor”! Sin duda tenemos planes familiares, económicos, eclesiales y de bienestar. ¿Qué debemos hacer con ellos? Reconocer que todos dependen plenamente de la voluntad de Dios, y que nuestra paz no está en que se den tal y como los hemos preparado, sino en que Él es más sabio que nosotros.

Con este mismo espíritu, Moisés pidió a Dios sabiduría, no para lograr grandes cosas, sino para entender cuán finitos somos:

Los días de nuestra vida llegan a setenta años;

Y en caso de mayor vigor, a ochenta años.

Con todo, su orgullo es solo trabajo y pesar,

Porque pronto pasa, y volamos…

Enséñanos a contar de tal modo nuestros días,

Que traigamos al corazón sabiduría (Sal 90:10-12).

Para este nuevo año, necesitamos saber que no podemos determinar nada de lo que sucederá. / Foto: Envato Elements

2. Humildad para reconocer que no podemos vencer la tentación solos

Como se ve en Las cartas, el diablo nos tienta con cualquier medio posible. Increíblemente, su mejor táctica es hacernos pensar que somos lo suficientemente poderosos como para afrontar el futuro y para derrotarlo a él con nuestros propios medios. Sin embargo, eso es orgullo. Pedro nos da un consejo muy distinto:

Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él los exalte a su debido tiempo, echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes. Sean de espíritu sobrio, estén alerta. Su adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar. Pero resístanlo firmes en la fe, sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van cumpliendo en sus hermanos en todo el mundo (1P 5:6-7).

¿Qué debemos hacer frente al acecho del diablo que anda como león rugiente? ¡Humillarnos! Ser humildes, de dos maneras específicas. Primero, necesitamos reconocer que Dios es quien nos cuida y no nosotros mismos. Llenarnos de ansiedad acerca del futuro, pensando que necesitamos tener todo bajo control, es una ofensa contra el Dios cuya “mano poderosa” sí conoce el futuro y nuestras necesidades.

Segundo, necesitamos “resistir firmes en la fe”. Esto es lo contrario a “atacar al diablo” o a pensar que nosotros podemos solos contra sus tentaciones. En cambio, Pedro nos anima a recordar algo: “Las mismas experiencias de sufrimiento se van cumpliendo en sus hermanos”. Esto es mucho más que la esperanza de que no somos los únicos que sufren; más bien, es un llamado a apoyarnos en otros creyentes que, al igual que nosotros, no son lo suficientemente fuertes para enfrentar al diablo y necesitan de Dios. Cuando estamos involucrados con una comunidad local, constantemente nos exhortamos unos a otros a ser débiles y a dejar que Dios tenga cuidado de nosotros.

Cuando estamos involucrados con una comunidad local, constantemente nos exhortamos unos a otros. / Foto: Lightstock

Humildad para el nuevo año

Entonces, para este año nuevo, necesitamos ser humildes. Reconozcamos que el futuro no está en nuestras manos —pues solo somos un vapor temporal que pasa rápidamente— y que necesitamos de Dios y de otros creyentes para resistir la tentación. Mientras que el plan del diablo es que la ansiedad por el futuro nos consuma y que nuestros corazones crean ser suficientes para los nuevos retos, el plan de Dios es que seamos débiles en nosotros mismos y dependamos de Él.

David Riaño

David Riaño es editor general de BITE Project. Es parte del equipo plantador de la Iglesia Familia Fiel en Cajicá, donde también sirve en ministerios de enseñanza. Es Licenciado en Filología Inglesa y Magíster en Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia. Disfruta tomar café y ver series con su esposa Laura.

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