Elementos de un matrimonio Cristo céntrico 

El matrimonio es algo difícil. No es solamente 40 o 50 horas de trabajo a la semana, sino 168 horas a la semana, los 365 días del año, “hasta que la muerte nos separe”; Pero hay esperanza.
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El matrimonio es algo difícil. No es solamente 40 o 50 horas de trabajo a la semana, sino 168 horas a la semana, los 365 días del año, “hasta que la muerte nos separe”; no hay días libres, vacaciones o licencias médicas. Pero que sea un trabajo duro no significa que está plagado de miseria, falto de gozo o que sea algo doloroso. Por trabajo duro, me refiero a que el matrimonio demanda que pongamos atención a detalles en la relación matrimonial, que aprendamos a amar a nuestra pareja sacrificialmente, y que nos entreguemos a cumplir esos elementos que edifican, fortalecen y ayudan al matrimonio.  Pero algunos no quieren esforzarse en el matrimonio. Son esos que pronuncian sus votos en la boda, mientras cruzan los dedos o tienen un paracaídas preparado, no tienen la más mínima intención de hacer lo que sea necesario para que el matrimonio refleje a Jesucristo y Su novia (Ef. 5). Sin embargo, es bastante revelador que cuando Pablo describe la relación que Jesús tiene con la Iglesia como Su Novia, Él teje la historia y las instrucciones del matrimonio para que todos la vean. Lo que él nos enseña es esto: el matrimonio no es acerca de ti, no es acerca de encontrar tu camino, es acerca de Jesucristo glorificado en un hombre pecador y una mujer pecadora, quienes son redimidos por el derramamiento de Su sangre mediante Su muerte, habitados por Su Espíritu y viviendo juntos como seguidores de Cristo.  Así que, ¿Cómo debería lucir ese tipo de vida? Pensemos acerca de 9 elementos de un matrimonio centrado en Cristo. 

  1. Un matrimonio Cristo céntrico implica una devoción mutua a Jesús. En otras palabras, una pareja puede casarse, trabajar duro en su relación, aprender a servirse uno al otro y tener una relación muy bella. Pero eso no es algo centrado en Cristo. Al tomar el nombre de Cristo como el adjetivo que da definición y poder a la palabra “centrado”, queremos decir que Él es el Sol alrededor del cual el esposo y la esposa orbitan, el universo completo de esta pareja encuentra su existencia y propósito en esta relación con Jesucristo. En la práctica, eso quiere decir que el esposo y la esposa buscan crecer juntos en su caminar cristiano. Se ayudan uno al otro en tiempo difíciles o en esas ocasiones donde la tensión de la paternidad (maternidad), el trabajo, los estudios o la familia extendida hacen que la consistencia de la relación se dificulte. Realmente actúan como 2 piezas de hierro afilándose entre sí. 
  2. Un matrimonio centrado en Cristo se caracteriza por el servicio mutuo. Nadie mejor que Jesucristo nos da una imagen cautivante sobre el servicio, pues sabiendo que Él era Dios encarnado que regresaba al Padre mediante la cruz y la tumba, aún así, se inclinó a lavar los pies de Sus discípulos antes de la última cena (Jn. 13). Sin importar que Pedro objetará esta acción, pues el sentía lo indigno que era para que sus pies fueran lavados por Jesús, aún así, lo hizo. El matrimonio es el laboratorio de pruebas de un servicio que refleja a Cristo. El orgullo, la pereza y el letargo matan a los matrimonios. Un servicio humilde evidencia amor verdadero por la pareja. 
  3. Un matrimonio Cristo céntrico practica la humildad. Jesús dijo: “soy manso y humilde de corazón” (Mt. 11:29). Las vidas humildes se construyen teniendo la mirada en la cruz. En lugar de tratar que todo gire en torno a la satisfacción propia, se debe tener la humildad para ceder ante el otro, escuchar atentamente en lugar de interrumpir la conversación, buscar maneras de servir y rápidamente perdonar cuando se es el ofendido. 
  4. Un matrimonio Cristo céntrico practica el perdón. Cuando dos pecadores, aunque son redimidos, se unen en matrimonio, habrá momentos en donde las palabras, actitudes, acciones, silencios y miradas ofenden. Si se permite que el rencor crezca, el matrimonio no puede continuar. ¡Simplemente no lo hará! Si en el cuerpo de Cristo se nos dice que debemos ser amables, bondadosos y perdonarnos unos a otros, ¡cuánto más en el matrimonio! (Ef. 4:32). 
  5. Un matrimonio Cristo céntrico es vivido con amor sacrificial. Ese es el patrón que Jesús estableció cuando Él se dio a Sí mismo por la Iglesia en Su muerte sacrificial (Ef. 5:25). Pero no es simplemente una cuestión de entregar tu vida por tu pareja. Algunos hombres están dispuestos a morir por sus esposas, pero no a vivir desinteresadamente por ellas. El amor sacrificial apunta hacia lo que es mejor para nuestro cónyuge; el amor sacrificial de Jesús apuntaba a presentar la iglesia a sí mismo «en toda su gloria, sin mancha ni arruga ni cosa semejante» (Ef. 5:27). Ve y haz lo mismo. 
  6. Un matrimonio Cristo céntrico se comunica. El apóstol Juan enfatizó la comunión de los cristianos con Cristo, como unos con otros (1 Jn 1:3). La comunión o el compartir una vida juntos, involucra la comunicación. Y la comunicación involucra a dos que escuchan y a dos que hablan, quienes están a su vez involucrados en una vida juntos. Enfrentémoslo, la mayoría de los hombres fracasan miserablemente en la comunicación, como si hubiera algo poco masculino acerca de hablar tierna y amorosamente con sus esposas. Sin embargo, en verdad hace más varonil a un hombre que aprenda a escuchar y hablar con su esposa, y eso le da tiempo a ese tipo de dulce comunión y comunicación. Así que muchachos, ¡actúen como hombres de verdad! 
  7. Un matrimonio Cristo céntrico crece en la intimidad. ¿No es algo que hacemos con Cristo? Buscamos crecer en la gracia y conocimiento de Jesucristo. La oración de Pablo por la iglesia de Éfeso es sobre el crecimiento de su intimidad con Jesús (Ef. 5:14-19). Dios ha dado la intimidad conyugal exclusivamente para el matrimonio (Gn. 2:24; Heb. 13:4). Jesús es tan glorificado en el crecimiento de la intimidad conyugal, como lo es en el servicio a otros. 
  8. Un matrimonio Cristo céntrico es vivido conjuntamente en la esperanza en Cristo. En lugar de centrar todo en hijos, casas, carros, carreras profesionales, vacaciones y cuentas bancarias, cuando estamos atados a Cristo, nuestra esperanza radiante debe estar puesta en Él y Sus promesas. Podemos estar decepcionados con la forma en que viven nuestros hijos o por la pérdida de un trabajo o una cuenta bancaria delgada, pero nunca nos decepcionaremos en Él (Rom. 10:11; 1 Jn. 3:3). Su esperanza nos sostiene incluso en los momentos más difíciles. Dios ha diseñado y desarrollado Su misteriosa voluntad para que podamos conocer a «Cristo en ti, la esperanza de gloria» (Col. 1: 24-27). Juntos, marido y mujer aprenden a apreciar su esperanza en Cristo más que todas las cosas temporales de la vida. 
  9. Un matrimonio Cristo céntrico está comprometido con la iglesia. Si Cristo murió para salvar a la iglesia (Hch. 20:28), entonces un matrimonio centrado en Cristo no puede tratar a la iglesia como una parte marginal de sus vidas. Necesitamos de la iglesia para dar cuentas a alguien, para que nos ayude a crecer en Cristo, para que nos una como pareja en servicio amoroso, para desarrollar nuestros dones y ministerios, para adorar juntos, para aprender a vivir juntos en sacrificio, para agudizar nuestra comprensión de la vida y la piedad, y para prepararnos para ver a Cristo. Como la iglesia aventaja al matrimonio en la economía de Dios (no se nos dice que Jesús murió por el matrimonio), entonces debemos comprometernos como esposo y esposa con el cuerpo de Cristo 

Podrías agregar algunos elementos más que sumen a un matrimonio centrado en Cristo. Las nueve que he brindado no ocurren con solo presionar un botón, exigen trabajo duro, vivir en el evangelio, confiar en el Espíritu y el deseo apasionado de glorificar a Jesucristo en todas las cosas, especialmente en el matrimonio. Busquemos una mayor satisfacción en el matrimonio teniendo a Jesucristo como su centro. Artículo original Founders Ministries | Traducido por Rudy Ordoñez Canelas

Phil Newton

Phil plantó la iglesia South Woods Baptist Church en Memphis, Tennessee en 1987 y continúa sirviendo como pastor principal de esa congregación. Anteriormente fue pastor de iglesias en Mississippi y Alabama. Recibió su educación en la Universidad de Mobile (B.A.), el Seminario Teológico Bautista de Nueva Orleans (M.Div.), El Seminario Teológico Fuller (D.Min.) Y el Seminario Teológico Bautista del Sureste (Ph.D.). Phil y su esposa Karen se casaron en 1975, y tienen cinco hijos y siete nietos.

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