Querida compañera mamá: Me siento súper inadecuada al tratar de impartir algunas palabras de sabiduría para ti como mamá (ya que cada día me siento como si aún estuviera tratando de entender de qué se trata esto de la maternidad). Pero sé que Dios ciertamente me ha enseñado muchísimo en mis años de ser madre, así que mi objetivo es, espero, compartir algunas de las cosas que he aprendido (y que aún estoy aprendiendo) y mi oración es que Dios use este artículo para animarte, a medida que transitas por tu propia senda de la maternidad. Mientras pensaba en lo que iba a compartir contigo, una de las cosas que venía a mi mente una y otra vez era la manera en que la maternidad se encuentra bajo ataque en estos días. El mundo, el diablo y nuestra propia carne pecaminosa diariamente nos bombardean con mentiras acerca de la maternidad. Por tanto, es indispensable que estemos en la Palabra de Dios diariamente para recordarnos lo que es verdad y luchar por no creer las mentiras que nos dicen. Así que quiero tomar los próximos minutos para tratar algunas de estas mentiras sobre la maternidad que he enfrentado en el correr de los años y guiarte a la verdad que Dios nos da para librarnos de quedar atrapadas en esas mentiras.
Mentira #1 – Tus fracasos son demasiado grandes como para vencerlos en Dios y Él no puede usarlos para Su gloria
Sí, fallarás. Muchas veces, de hecho. Pero en cada fracaso, debes recordar que puedes encontrar gracia y perdón en Cristo. Aprende a ser alguien que se arrepiente rápidamente y ora fervientemente para que Dios te ayude. Sus misericordias son nuevas para ti cada mañana. Lamentaciones 3:21-23 dice: “Esto traigo a mi corazón, por esto tengo esperanza: Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad!”. Dios puede usar tus fracasos en la maternidad como una oportunidad maravillosa de mostrar el evangelio. Es verdaderamente humillante tener que arrepentirte delante de alguien contra quien has pecado. Esa experiencia de humillación parece multiplicarse cuando tienes que arrepentirte delante de tus hijos. Pero cuando le muestras el verdadero arrepentimiento a tus hijos (sin importar cuán pequeños sean) y buscas el perdón por tus fallas y pecados contra ellos, tienes la oportunidad increíble de mostrarles que mami también es una pecadora y de asegurarles que “Jesús es un gran Salvador que está listo y dispuesto a salvar a pecadores como tú y yo”. ¿Entonces, Dios puede usar nuestras fallas y deficiencias como mamás para mostrar Su gloria? ¡Absolutamente!, si las vemos a la luz del evangelio y respondemos ante ellas en arrepentimiento humilde y fe, confiando en Él para recibir Sus nuevas misericordias cada día.
Mentira #2 – ¡Lo tengo! ¡Soy lo suficientemente fuerte como para hacerlo!
Verdaderamente creo que Dios usa la maternidad como medio para revelarnos, todavía más, lo débiles que somos en nuestras propias fuerzas y cuán insuficientes somos en nosotras mismas para cumplir este papel sin Su gracia y Su poder. Ciertamente, Dios ha usado el llamado de la maternidad en mi vida para mostrarme que soy mucho más débil de lo que alguna vez pude darme cuenta, y que tengo una necesidad desesperante de la gracia de Dios que es suficiente para cada día y Su fuerza para ayudarme en mi debilidad. 2 Corintios 12:9 es un versículo que necesité grabar en mi mente a medida que transitaba por esta senda de la maternidad. Dice así: “Y Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad’. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí”. Dios diseñó la maternidad. Pensar que de algún modo podemos reunir la fuerza suficiente o el esfuerzo de nosotras mismas para cumplir este rol ordenado por Dios es una completa locura. Pero la dulce promesa de 2 Corintios 12:9 nos recuerda que Dios puede usar nuestras debilidades para revelar Su fuerza. Así que, no compres la mentira del diablo que tienes que dedicarte a la maternidad en tus fuerzas inútiles. ¡No eres lo suficientemente fuerte! ¡Pero alabado sea Dios que tu Salvador sí lo es! Así que deja que Dios use tus debilidades de la maternidad para que sean un testimonio de la obra de Su gracia y poder. Permite que esos momentos sirvan como oportunidades de testificarle a otros de la fidelidad de tu gran Dios, quien es lleno de gracia y puede sostener y fortalecer a las mamás débiles como tú y yo.
Mentira #3 – No podrás hacerlo, así que debes dejar de intentarlo
Resulta fácil querer “salirte” cuando te sientes abrumada o piensas que no puedes mantenerte al día con las muchas demandas de la maternidad. Pero recuerda que Dios no cometió ningún error cuando te escogió para ser la mamá de tu hijo. Entonces, en esos días en que tengas ganas de rendirte, recuerda que tu Señor ha escrito soberanamente cada página de tu travesía en la maternidad. Corre a Él en busca de ayuda y confía en que Él te dará la gracia necesaria para este papel al que te ha llamado. Salmos 61:1-2 dice: “Oye, oh Dios, mi clamor; atiende a mi oración. Desde los confines de la tierra te invoco, cuando mi corazón desmaya. Condúceme a la roca que es más alta que yo”. Jamás tengas temor de clamar haciendo esas oraciones desesperadas de “”¡Dios, ayúdame! Tráeme de vuelta a la Roca de la eternidad que me sostiene y me ayuda cuando mi corazón agotado de mamá se siente abrumado”. Tu Padre celestial se deleita en oír y responder esos clamores desesperados de ayuda. Pues sí, la maternidad es difícil, y es verdad que puedes sentirte súper abrumada en ocasiones, pero hay un gran gozo en ser hallada en lo alto de la cima de la montaña o en la profundidad de los valles a los que te enfrentarás en esta travesía. Así que, cuando te encuentres en lo alto de la cima de la montaña, reconoce que se trata de la evidencia de la bondad de Dios y del amor que está siendo derramado en ti. Y cuando andes en la profundidad de los valles, recuerda que Dios siempre está obrando para tu mayor bien y Su mayor gloria. Recuerda que cualquier suceso y circunstancia que enfrentarás en la maternidad –sin importar si es grande o pequeña– ha sido filtrada por las manos de tu amoroso Padre Celestial. Así que confía en Su bondad y sabiduría, y sigue adelante, aun cuando sea difícil. No cedas a la tentación de abandonar. Ve fervientemente al trono de la gracia y encuentra toda la ayuda y gracia que necesitas para dar cada paso en la maternidad.
Mentira #4 – Estoy sola en esta lucha
A veces, es probable que te sientas muy sola como mamá. Sin duda, habrá momentos en que tendrás que enfrentar una lucha en cuanto a la crianza, o te enfrentarás a tus propias fallas o temores en la maternidad, que puedes sentirte tentada a pensar que “no es posible que alguien pueda entender por lo que estoy pasando o saber cómo me estoy sintiendo”. Cuando aparecen estos sentimientos y mentiras, deberás luchar contra ellos con la verdad de que no sólo tienes a un Dios que te ha prometido que “nunca te dejará ni te abandonará” y que puede compadecerse de nosotras en nuestras debilidades, sino que además estás rodeada de un ejército de hermanas en Cristo que también están en el mismo camino de la maternidad. Esta es una de las mayores bendiciones de estar vitalmente vinculadas a una buena iglesia. Puede resultar difícil y humillante tener que pedir ayuda o admitir que tienes luchas con la maternidad, pero hacerlo puede ser un precioso medio de gracia a medida que permites que otras mamás cristianas puedan hablarte con la verdad y darte ánimo. Así que lucha contra la tentación de hacer a un lado este medio de gracia que Dios ha provisto en las mamás cristianas dentro del Cuerpo de Cristo. Te prometo que si te abres y compartes con otras mamás, te sorprenderá saber que unas cuántas de ellas también han enfrentado las mismas luchas/temores/desilusiones/etc., o similares; y que están dispuestas a levantarte, guiarte a la verdad y acompañarte durante toda esa situación.
Mentira #5 – Mira lo bien que le va a ella con la maternidad. Tienes que mirarla a ella para ser una mamá exitosa
No busques en Pinterest, Instagram o Facebook para determinar lo que es una “maternidad exitosa”. Busca en la Palabra de Dios. Las redes sociales pueden ser una de las mayores herramientas que Satanás utiliza para hacerte caer en la trampa de la “comparación”. Con demasiada frecuencia, cuando nos comparamos a nosotras mismas con lo que vemos que otras mamás hacen bien, podemos fabricar una versión distorsionada en nuestras mentes de cómo debe ser una verdadera madre exitosa. Tenemos que luchar contra esto. Dios es el único que establece la norma acerca de cómo deben ser las madres y qué deben hacer. Algo que puede ser muy útil recordar es que antes de ser madre, eres una hija de Dios comprada por la sangre de Cristo. Por lo tanto, ¡tu llamado más elevado en la maternidad es ser una verdadera cristiana y vivir como tal! Entonces, ¿cómo es eso en la vida de una madre? Es como la madre que ama al Señor supremamente y a los demás sinceramente, y enseña a sus hijos a hacer lo mismo. “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”. – Deuteronomio 6:5-7 Es como la madre que enseña fielmente a sus hijos sobre la grandeza, la fidelidad y la bondad de Dios. “No lo ocultaremos a sus hijos, sino que contaremos a la generación venidera las alabanzas del Señor, su poder y las maravillas que hizo”. – Salmos 78:4 Es como la madre que ama el alma de sus hijos lo suficiente como para disciplinarlos y corregirlos en sus pecados. “El que escatima la vara odia a su hijo, mas el que lo ama lo disciplina con diligencia”. – Proverbios 13:24 Es como la madre que no se conforma a este mundo y que pone su vida diariamente como un sacrificio vivo para su Señor y Rey. “Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional. Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto”. – Romanos 12:1-2 Es como la madre que ama a la iglesia y busca inculcar ese amor también en sus hijos. Así que te animo a resistir la tentación de permitir que las cosas menos importantes tomen el lugar de las más importantes. Tu éxito como madre no se encuentra en cuánto puedas estar actualizada con las últimas tendencias de las cosas que ves en Pinterest sobre guarderías, modas para bebés, fiestas de cumpleaños, etc. Tampoco está en mantener las apariencias de “saberlo todo como mamá”. Se encuentra en seguir fielmente la norma que Dios ha establecido para ti en Su Palabra. Se trata de seguir adelante —no perfectamente— aunque diariamente en arrepentimiento y fe buscando guardar los mandamientos y las pautas que Él nos ha dado en Su Palabra.
Mentira #6 – No hay un propósito elevado en estas interminables tareas mundanas que haces día tras día
Reconoce que cambiar esos pañales sucios, limpiar esas narices mocosas, preparar por millonésima vez esos sándwiches de castañas, jalea y manteca …y cualquier otra tarea aparentemente mundana que realizas cada día tiene un propósito más elevado que el que puedes ver en el momento. Dios te ha llamado a ser madre. Y a medida que cumples ese llamado, debes tener la mentalidad de hacerlo todo con todas tus fuerzas y para Su gloria. 1 Corintios 10:31 nos recuerda que sea que comamos o bebamos, o cualquier otra cosa, debemos hacerlo para la gloria de Dios. Así que estas tareas aparentemente mundanas, si se hacen con un corazón y una actitud que buscan traer la gloria a nuestro Dios, podrán ser acciones de alabanza que se ofrecen cada día.
Mentira #7 – Tengo el control y puedo asegurarme de que mis hijos están seguros y que se encuentran bien
Tener hijos es tanto una experiencia maravillosa como completamente aterradora. Nuestro instinto natural de mamá osa desea encontrar una fórmula mágica o desarrollar una burbuja protectora que lo cubra todo, de modo que nos garantice que mantendrá a nuestros hijos seguros, felices y bien en este mundo roto y lleno de pecado. Sin duda verás que esos instintos comenzarán a salir a la superficie la primera vez que tu pequeño se enferma, se lastima o cuando alguien le hace/dice algo doloroso. Sin embargo, tenemos que recordar que, si bien es un buen deseo el querer proteger a nuestros hijos, en última instancia ellos son un regalo que nuestro soberano y amoroso Padre Celestial nos confió. Y Él nos llama a sostener el precioso regalo de nuestros hijos con manos abiertas, no con los puños cerrados. Entonces, ¿cómo se pone en práctica eso? Eso se pone en práctica teniendo la fe para recordar que sin importar qué pasos tengamos que dar, la seguridad y el bienestar de nuestros hijos están, en última instancia, fuera de nuestras manos. Esa puede ser una idea aterradora, hasta que recordamos que ellos descansan en las manos de nuestro buen y misericordioso Padre Celestial. Y la verdad que sí, la maternidad puede ser atemorizante. Al pensar en todos los posibles “qué pasaría si” con respecto a nuestros hijos y la seguridad/el bienestar de ellos puede ser absolutamente aterrador. Pero debemos luchar para recordar que Dios es fiel, que Él es sumamente bueno y que Sus promesas jamás fallarán. Filipenses 4:6-7 nos recuerda que: “Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús”. Así que lucha por mortificar esas ansiedades de mamá y confía en que, a medida que lo haces, Dios será fiel en darte Su paz que sobrepasa todo entendimiento para ayudarte a guardar tu corazón y tu mente mientras le confías tus hijos a Su cuidado.
Mentira #8 – La salvación de mis hijos depende de cuán buena soy como madre de ellos. ¡Asi que no lo echaré a perder
Como madre cristiana, no tengo ninguna duda de que tu mayor deseo para tu hijo es que él sea traído al arrepentimiento y a la fe, y que su corazón sea cambiado radicalmente en uno que ame y sirva a Cristo por completo. Todas lo deseamos y oramos por esto para nuestros hijos. Puede ser una tentación para nosotras pensar que, si seguimos estos perfectos y piadosos “pasos para la maternidad”, y si enseñamos fielmente a nuestros hijos acerca de Cristo, esto nos garantizará, de algún modo, que finalmente serán salvos. Pese a que ciertamente cargamos con esa alta responsabilidad y ese llamado fiel a guiar a nuestros hijos a Cristo, tenemos que luchar por recordar que lo que nuestros hijos necesitan desesperadamente no es una mamá que lo hace perfectamente; lo que ellos necesitan es lo mismo que necesitamos todas nosotras: un Salvador poderoso y misericordioso dispuesto y capaz de salvar al peor de los pecadores. ¡Ellos necesitan a Cristo! Así que desecha la mentira que te dice que debes ser la mamá perfecta para que tus hijos tengan la esperanza de conocer y de amar a Cristo como el Salvador de ellos. Si ese fuera el caso, entonces no habría esperanza para ninguna de nosotras, pues nadie es “suficientemente madre” para cumplir a la perfección este rol que Dios nos ha dado y que Él nos ha asignado. Pero quiero terminar con este recordatorio maravilloso y lleno de esperanza escrito por Rachel Pieh Jones en el libro “Suficientemente madre”. Ella escribe: “¿Es Dios «suficientemente Dios» como para tomar mis mejores y débiles esfuerzos en la crianza de mis hijos y crear algo que le agrade? Dios siempre ha sido y siempre será, suficientemente Dios. Ya sea que lo crea o no, ya sea que me deleite o no en la suficiencia de Dios, la batalla ha terminado. …. Viviendo en su suficiencia perfecta, voy a vivir para criar mis hijos un día más. Nunca suficientemente madre, pero sí llena de aquel que siempre es suficiente”.