Un creyente maduro, según los recursos que reciba de Dios, hará partícipe de toda cosa buena a sus líderes, a aquellos que le instruyen en la Palabra (Gá. 6:6; 1 Ti. 5:17). Ahora bien, existen tesoros más preciosos y deseables que los dones materiales que un miembro de la iglesia puede regalar a sus pastores por medio de la oración. Puedes comprometerte fielmente a obsequiar en oración estos cinco regalos a quienes velan por tu alma y darán cuentas por tu vida espiritual (He. 13:17).
Ora para que la congregación se sujete y ame a sus pastores
El mandamiento en 1 Tesalonicenses 5:12-13 es muy claro, el cristiano está llamado a reconocer, tener en alta estima y amar a sus pastores. Reconocer, es mostrar que se está de acuerdo con que este hombre ocupe la posición de pastor. Afirmarlo allí por medio de reconocer que su autoridad proviene de Dios (Ef. 4:11). Algunas iglesias enfermas son crueles con sus pastores, están prestos a la crítica, pero poco inquietos por obedecer y sujetarse (He. 13:17). Escuchan un predicador por internet y dicen a su pastor “ojalá usted predicará como aquel famoso hombre de Dios”. Son hirientes y carecen de amor hacia sus guías. Los pastores tienen una autoridad sobre la iglesia que es delegada por Cristo (Ef. 4:11; Ro. 13:1) y bien sabemos que el ser humano posee una resistencia natural a sujetarse a las autoridades. Algunos creen sonar más espirituales al decir: “No me someto a ningún hombre, solo me someto a Cristo”. Sin embargo, esta es solo una muestra de la insubordinación evidente al Señor Jesucristo al ir en contra de su voluntad revelada en la Palabra. Ora para que tú mismo y el resto de la congregación tengan una actitud sumisa y amorosa hacia el liderazgo que Dios ha provisto a tu iglesia local.
Ora por la predicación de tus pastores
No solo debes orar para que tus pastores se mantengan fieles a la verdad, sino que debes rogar al Padre para que él los lleve en un camino de crecimiento, hacia la precisión y claridad en su exposición bíblica. Pide con insistencia que tu pastor pueda presentarse delante de Dios como un obrero aprobado, que no tiene de qué avergonzarse, puesto que usa bien la Palabra de verdad (2 Ti. 2:15). Ora para que Dios los guarde del error doctrinal, de las vanas palabrerías y las discusiones inútiles (1 Ti. 1:4; Tit. 3:9). Pide al Señor que conceda la gracia a tu pastor de predicar sermones que guíen a la salvación de los incrédulos y a la santificación de los creyentes. Suplica al Padre para que tus pastores prediquen con misericordia y con verdad (Pr. 16:6). No solo ora por ellos, sino también ora por ti mismo. Ora que no seas tan solo un oidor sino un hacedor de la Palabra (Stg. 1:22). Clama para que tu alma sea alimentada semana a semana y el fruto de piedad sea evidente. En cuanto tengas oportunidad habla con tu pastor de sus predicaciones, lo que has aprendido y lo que aún no entiendes; te aseguro que si lo haces con la motivación y actitud correcta serás de gran ánimo para él.
Ora por el testimonio de tus pastores
Los requisitos que tiene que cumplir el pastor para ser un siervo aprobado delante de Dios son elevados y demandantes (Tit. 1:5-9), así que precisa que toda su congregación ore por él para no ser descalificado de su tarea. El pastor debe tener un testimonio irreprensible en toda su manera de vivir (1 Ti. 3:1-7). Debe ser un hombre que no está envuelto en problemas de infidelidad marital, debe ser alguien de mente clara y sobria. Un individuo prudente en su hablar y decoroso en su comportamiento. También debe tener un espíritu hospedador. No debe ser alguien que es esclavo a alguna adicción, tampoco puede ser uno que es pendenciero ni alguien que es codicioso de ganancias deshonestas (1 P. 5:2). El pastor debe ser un hombre maduro en la fe, con un buen testimonio dentro y fuera de la iglesia. Por este motivo requiere con premura que ores por su testimonio.
Ora por la familia de tus pastores
El apóstol Pablo escribió: “Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer… que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?” (1 Ti. 3:2-5). Un pastor que pierde su familia ya ha perdido su ministerio. Implora al Padre por que la familia del pastor sea un modelo de piedad práctica para toda la congregación. Pide que él sea un guía efectivo para su esposa e hijos, que tenga la sabiduría necesaria para gobernar a su familia aun en los momentos más difíciles. Ora por la esposa e hijos de tu pastor con misericordia. Recuerda que ellos, al igual que tú, son creyentes que están luchando en contra de su pecado.
Ora por la provisión económica de tus pastores
En el Nuevo Testamento leemos que: “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar, pues la Escritura dice: ‘No pondrás bozal al buey que trilla’ y ‘Digno es el obrero de su salario’” (1 Ti. 5:17-18). Una iglesia que ama a sus pastores estará comprometida con que las necesidades financieras de esos pastores sean suplidas. Les proveerán apoyo financiero adecuado y suficiente. Hace unos días leí en una red social el comentario de una mujer que decía algo como: “A los pastores hay que darles comida y punto… no sea que se entretengan mucho con las cosas de este mundo”. Este pensamiento mezquino no procede de un corazón alineado con Dios. Un corazón maduro en Cristo es un corazón agradecido, un corazón que da con liberalidad y alegría a aquellos que le instruyen en el señor (Gá. 6:6; 2 Co. 9:7). Se que allí afuera hay lobos, ladrones en los púlpitos, queriendo sustraer el dinero a las congregaciones (2 P. 2:1-3; Jud. 1:16), todos estos darán cuentas al Buen Pastor. Sin embargo, este no es el caso de un pastor que se entrega fielmente a la obra del ministerio, y que debería ser retribuido económicamente por su congregación. Aun Pablo, un valiente pastor que trabajó para sostenerse a si mismo, fue claro al expresar que aquellos que anuncian el evangelio deben vivir del evangelio: “¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber?… ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1 Co. 9:4; 13-14). Ora para que las necesidades de tu pastor y su familia sean suplidas. Ora para que él tenga un ministerio fiel, un testimonio piadoso que sea de provecho para toda la congregación. Suplica a Dios para que la predicación de tus maestros traiga conversiones y edificación al pueblo de Dios. Colma de estos regalos a tus pastores y comprobarás que ellos no serán los únicos beneficiados.