Y el Verbo se hizo carne

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. (Jn 1:12) Uno de los acontecimientos más importantes del mundo está por celebrarse; el nacimiento de Jesús. No es mi interés discutir acerca de las fechas, lo cual por cierto daría lugar a un debate por demás amplio; sin embargo, quiero que nos concentremos en una de las verdades teológicas más importantes de la Biblia y la relevancia que tiene para nuestro tiempo; estoy hablando de la doctrina de la encarnación.

El logos

En los días de Jesús el concepto de logos, traducido por algunas versiones en español como ‘verbo’ o ‘palabra’, era una referencia a incluso filosofías mas que definiciones. Por un lado los judíos comprendían el logos como la fuerza creadora a la que hace referencia Génesis 1:1, el Espíritu que se movía sobre las aguas. Al mismo tiempo los griegos, desde la filosofía platónica comprendían el logos como el principio impersonal sobre el cuál todas las cosas tienen un conocimiento y descansan. En ese sentido, desde las perspectivas vigentes en los tiempos de Juan por lo menos había un punto común: que existía una fuerza concebida como impersonal que es antes de todas y en las que todas las cosas tienen sentido y propósito. Ahora, Juan da un giro interesante, él presenta a Jesús como el logos que existía antes de todas las cosas. La razón por la cual todo lo credo existe. Todo el capítulo uno es un desarrollo interesante de esta verdad, hasta que llegando al versículo 12, este que estamos considerando, se presenta la naturaleza y al identidad de ese Verbo, dejando claro que no es un concepto abstracto, sino una persona, alguien que no solo existe, sino que guarda una relación íntima con los seres humanos. La doctrina de la encarnación es la que proclama que Dios, siendo todo poderoso y habitando en luz inaccesible, ha decidido habitar entre los hombres asumiendo su naturaleza, con el fin dar a conocer su Gloria, su Gracia y también la verdad de manera más comprensible y real. 

Implicaciones del logo encarnado

Pero la doctrina de la encarnación va más allá. Jesús no solo se ha revelado a sí mismo de manera comprensible, sino que ha establecido un orden de relación y de cercanía, él ha venido a morar con los suyos.  La verdad de la encarnación es trascendental, es una doctrina cardinal en la fe cristiana. El plan divino fue rescatar al hombre por medio de cubrir la culpa eterna y la maldad de los hombres y esto solo habría de ser posible si Dios mismo quién es el único Eterno podía llevar dicha culpa. En el nacimiento de Jesús ese milagro ocurrio, él es Emanuel, Dios morando con nosotros. Él es el cumplimiento de la promesa: Ellos serán mi pueblo y yo seré Su Dios. (Jer 32:38) Esto es impresionante. Todas las religiones del mundo presentan caminos para acercarse a la deidad, pero el cristianismo es el único sistema en el que no es el hombre que va a Dios sino Dios mismo que viene al hombre para darse a conocer y establecer una relación con él. Esto debe ser alentador para nosotros. Las celebraciones de navidad sulen estar acompañadas de mucha nostalgia y sentimiento de soledad, muchos creyentes son arrastrados por el espíritu de la época y desvían su mirada del verdadero propósito de la navidad el cuál ha de ser recordar y meditrar en el grandioso regalo de Jesús. Hoy Dios nos recuerda que no estamos solos; que él ha venido a morar con nosotros y entre nosotros por medio de la persona de Cristo y eso debe ser de aliento profundo para nuestras almas.  No des lugar al sentimentalismo hoy y mas bien da gracias al Señor por su presencia y el acceso que ha provisto para que pecadores como nosotros pudiéramos acercarnos sin reservas al Dios que es tres veces Santo.

Jacobis Aldana

Jacobis Aldana es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011 y actualmente es pastor principal de Iglesia Bíblica Soberana Gracia en Santa Marta, Colombia, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.

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