Su debilidad es su fuerza

La Biblia se refiere a la Iglesia como «la casa de Dios». Al venir a Cristo formamos una especie de familia en la que Dios es nuestro padre y Cristo nuestro hermano mayor.
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¿Has conocido alguna vez a una familia que se haya enterado de que pronto dará la bienvenida a una niña con necesidades especiales? Puede ser que las pruebas prenatales hayan mostrado una anomalía en el desarrollo o que hayan elegido deliberadamente adoptar una niña con discapacidad. En cualquier caso, la familia tendrá que pasar por un periodo de preparación para afrontar los inevitables desafíos que vendrán. Prepararán su hogar, prepararán su comunidad, se prepararán ellos mismos. Y cuando llegue el día de recibir a la niña, verás cómo  toda la familia empieza a adaptarse a sus debilidades. No sólo en el transcurso de sus primeros días, sino durante toda su vida, le ofrecerán su ayuda. Si no puede ver, se convierten en sus ojos; si no puede oír, aprenden a hacer signos; si no puede caminar, le llevan de un sitio a otro; si no puede tomar decisiones por sí mismo, las toman con cariño en su lugar. También verás que hay un amor especial hacia esta niña. Los otros niños de la familia pueden quererse entre ellos, pero cada uno de ellos tiene un afecto especial por esa hermana. La madre ama a todos sus hijos por igual, pero hay una ternura especial por ésta que está especialmente necesitada. El padre se ocupa de todos sus hijos en su última voluntad y testamento, pero se asegura de que haya una provisión especial para ella. Nadie es tan amada, tan protegida. Su debilidad es, en realidad, su fuerza, ya que atrae hacia ella el amor y la ayuda de toda la casa. La Biblia se refiere a la Iglesia como «la casa de Dios». Al venir a Cristo formamos una especie de familia en la que Dios es nuestro padre y Cristo nuestro hermano mayor. Debemos relacionarnos unos con otros como padres e hijos, madres e hijas, hermanos y hermanas. Hemos de sentir y expresar el tipo de amor, cuidado y afecto que suele reservarse a los miembros de una misma familia. Dentro de cada iglesia habrá algunos que sean especialmente débiles. Pueden ser físicamente débiles, por tener algún tipo de discapacidad corporal severa. Pueden ser intelectualmente débiles, por  algún tipo de discapacidad mental significativa. Pueden ser emocionalmente débiles, luchando con una enfermedad mental avanzada. Pueden ser débiles en cualquier otro sentido, tal vez por los efectos de la negligencia en la infancia, o las consecuencias de una vida en la que han tomado malas decisiones, o los achaques de la vejez. O tal vez simplemente por inmadurez espiritual. Sin importar  la causa o el grado de debilidad, ellos son los que deben ser especialmente amados, protegidos y tratados con afecto. Estos son  los que debemos aceptar como un don especial de Dios para la Iglesia. Es a los más débiles a quienes  debemos el mayor honor, a los más frágiles a quienes  debemos la mayor lealtad, a los más propensos a ser ignorados a quienes les debemos la mayor atención. El apóstol Pablo recurre a otra metáfora para explicar que «…los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles, son los más necesarios; y las partes del cuerpo que estimamos menos honrosas, a estas las vestimos con más honra; de manera que las partes que consideramos más íntimas, reciben un trato más honroso, ya que nuestras partes presentables no lo necesitan. Mas así formó Dios el cuerpo, dando mayor honra a la parte que carecía de ella» (1 Co 12:22-24). Por eso, cuando nos relacionamos con los débiles, debemos asegurarnos de que no reciban nuestra censura, nuestra crítica o nuestra condena, todo lo cual fluye de manera tan natural de nuestros corazones pecaminosos. Debemos asegurarnos de no considerarlos como una prueba, una carga o una vergüenza. Por el contrario, debemos aceptarlos como un don precioso de Dios y tratarlos con compasión, consideración y un afecto especial. Su fragilidad debe ser recibida con compasión, su incapacidad debe provocar el amor y la ayuda de toda la familia de Cristo. Su debilidad debe ser su fuerza, ya que atrae el amor y el cuidado de toda la familia. Inspirado por J.R. Miller Este artículo se publicó originalmente en inglés en Her Weakness Is Her Strength

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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