No podemos borrar el pasado, así que, en vez de tratar de olvidarlo, regocíjate en la gracia de Dios que te libró de tu culpa y del poder de tu pecado y de la culpa continua y del poder de tu pecado de hoy.  

Dos Apóstoles perdonados 

Me acuerdo de Pablo, quien siempre pensaba de sí mismo como el primero de los pecadores porque él había asesinado a cristianos. Eso era lo que Pablo hacía, por eso él podía decir: “Mi propia identidad, si es que tengo que mirarme a mí mismo, es la del primero de los pecadores, pero esa no es mi identidad verdadera. Mi verdadera identidad está en Cristo, sentado con Él en los lugares celestiales. Cuando estaba muerto en mis delitos y pecados, por naturaleza era un hijo de ira, pero de eso, Él me liberó”. Esa es su nueva identidad. ​  El apóstol Pedro dice: 

Y si invocáis como Padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor durante el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo. Porque Él estaba preparado desde antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a vosotros que por medio de él sois creyentes en Dios, que le resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y esperanza sean en Dios. Puesto que en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor sincero de hermanos, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro. Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece. Porque: 

Toda carne es como la hierba, y toda su gloria como la flor de la hierba. quese la hierba, marchítese la flor, mas la palabra del Señor permanece para siempre. (1 Pedro 1:18-25). 

Un testimonio de perdón 

Aquí una historia maravillosa que me contó un pastor amigo; había una mujer que fue a verlo y siempre lloraba durante el servicio, y después de que éste hubo terminado, él la llamó y le dijo: “¿puedo hablar contigo? ¿Estás luchando con algo?” Y ella respondió: “No puedo ser perdonada, me practiqué un aborto y no puedo sacarme de mi mente que soy la persona que aborté un niño«.   Él le dijo: «Ya sabes, según Santiago, si confiesas tus pecados a alguien, Dios te perdonará«. Él le declaró a la mujer, «tus pecados te son perdonados en el nombre de Cristo«. Y ella preguntó: “¿Y qué pasa con el aborto que hice?” Y él le respondió:¿Qué aborto?”.  Dios perdona y en verdad, sí olvida, a pesar de que nosotros no.  


Adaptado de una respuesta dada en el Episodio 115 del Programa de Radio de Core Christianity.

Michael Horton

Michael Horton es el profesor J. Gresham Machen de teología sistemática y apologética en el Westminster Seminary de California, Estados Unidos.

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