¿Cómo se ve una iglesia bíblica? ¿Cuáles son las características que identifican una iglesia que es conforme a la Palabra de Dios? ¿Quién y qué determina lo que es correcto y lo que no en la práctica? Estas son preguntas cruciales y necesarias cuando de hablar de la iglesia se trata. Por mucho tiempo gran parte del desarrollo de la teología en general ha estado orientado a la sistematización de doctrinas y el desarrollo de algunas de ellas de manera específica; por supuesto, no hay nada de malo con esto, pero no ha sido abundante el trabajo hecho en términos específicos para hablar de la iglesia, sus formas y prácticas, siendo ella un elemento esencial en la revelación del plan de Dios y el cuerpo por medio del cuál él expresa Su Gloria.
En el libro, La iglesia deliberante, Mark Dever y Paul Alexander desarrollan uno trabajo sistemático significativo y de gran valor, no solo por su contenido teológico y centralidad en el Evangelio, sino por el elemento práctico, lo que permite que no solo sea un buen libro sobre la iglesia sino una guía completa de cómo caminar el, en ocasiones, largo camino hacia la salud de una iglesia local.
La estructura del libro está sostenida por cuatro secciones antecedidas por una jugosa introducción. El libro continúa con el desarrollo de estas secciones las cuales se ocupan de dos elementos básicamente; la iglesia como un cuerpo congregado y los ancianos o pastores, la naturaleza de su llamado y cómo se ven trabajando en equipo para servir a la iglesia.
El argumento central del libro gira alrededor de una propuesta para el desarrollo de una iglesia saludable. Esta debe estar caracterizada por un entendimiento correcto de su naturaleza y al mismo tiempo debe verse en la práctica como un cuerpo que manifiesta la gloria de Dios y refleja el evangelio, en cómo vive a la luz de la membresía, cómo es su adoración y también como ejerce disciplina.
El otro aspecto está relacionado con su liderazgo. Los ancianos calificados son una necesidad y su trabajo es esencial en el desarrollo de una iglesia saludable; estos deben ser escogidos amparados en el criterio de las Escrituras y deben ser competentes para el oficio lo cual se reflejará en un compromiso con la Palabra de Dios, la oración, el discipulado, la planeación y la capacidad resolutiva.
En cada una de las secciones se desarrolla el aspecto teológico de cada tema, la base bíblica en la que se apoya, e inmediatamente se presenta una descripción práctica de cómo ejecutarlo. Los autores proveen detalles incluso del proceso de desarrollo en una iglesia local de aspectos como: la membresía, la disciplina, la predicación, las ordenanzas, la música, los ancianos, las reuniones, y hasta las reuniones de planeación.
Desde la perspectiva de sus autores, la iglesia debe ser deliberante, esto es diligente como cuerpo en la búsqueda de ser cada vez más conformados a la verdad de Dios, animados por el evangelio y desplegar así la Gloria de Dios. En este libro la iglesia es puesta en un lugar preponderante, no es vista solo como una consecuencia necesaria del deseo por estar en comunidad, sino como Dios la concibió, la expresión visible de su Gloria.
Uno de los aportes más significativos de este libro al área de la eclesiología tiene que ver con su practicidad y la forma en que provee un modelo e instrucción en áreas específicas. El tono camina entre la afirmación y la sugerencia. Continuamente sus autores están citando ejemplos de lo que ellos mismos han implementado y lo que practican como iglesia reunida, siendo cuidadosos de que tales cosas no se conviertan en una camisa de fuerza para ser replicados exactamente sino buscando más bien proveer principios generales que pueden ser orgánicamente implementados.
Otro aspecto importante tiene que ver con las preguntas de reflexión y recursos recomendados al final de cada sección. Básicamente el libro está diseñado para ser desarrollado como un estudio para la iglesia en general o con un grupo pequeño ya sea de potenciales ancianos o miembros regulares. Al mismo tiempo, el libro abre una ventana, un camino hacia ampliar el conocimiento en algunos temas específicos proveyendo una especie de repositorio con recursos recomendados que permiten profundizar en cada uno de los temas abordados.
Desarrollar una teología de la iglesia no es un trabajo menor, pero proponer un modelo es una decisión importante, sobre todo considerando los múltiples debates que han surgido a través de la historia alrededor de asuntos que consideramos de segundo orden, algunos de los cuales continúan vigentes hoy. Es de gran estima que los autores hayan tomado el camino de fijar posiciones concretas de acuerdo con su entendimiento, guardando siempre el respeto por los aspectos en las que se pudiera disentir. Encontrarse con este tipo de honestidad es sin duda una de las cosas a destacar de este trabajo.
La iglesia deliberante es el resultado de quienes se han dedicado a vivir la iglesia y que ahora, con genuina preocupación llaman a aquellos que no han sido tan enfáticos en las verdades centrales alrededor del cuerpo de Cristo a que consideren la belleza de la novia de Cristo, la reunión de los santos, el edificio de la fe.
Algunas de las ventajas de este libro ya han sido remarcadas con anterioridad, sin embargo es necesario destacar su lenguaje directo. Para alguien en búsqueda de respuestas concretas a las preguntas que planteamos en el primer párrafo de este escrito, este libro no solo es una respuesta amplia sino oportuna, detallada y clara. Es un lenguaje tipo: así es como debería verse, ¡ahora hazlo!
Pero esta forma de comunicar la instrucción es al mismo tiempo que una fortaleza una desventaja, toda vez que el libro se desarrolla en un contexto particular bajo situaciones específicas. Hay algunas realidades propias de cada iglesia y el lugar en el que se desarrollan, su trasfondo teológico y hasta las limitaciones propias de sus lideres, que hacen que algunas de estas buenas sugerencias se vean como cosas muy difíciles de alcanzar en el ideal, y aunque los autores se esfuerzan presentarse comprensibles, es inevitable que en algunos casos se convierta en una carga difícil de llevar. Por supuesto, esto no tiene tanto que ver con las demandas como con los receptores del mensaje, así que debe leerse con la comprensión de las cosas aquí sugerida aunque importantes deben implementarse con cuidado y sobre todo con mucha, mucha paciencia.
Este libro es, en conclusión, una guía teológica e instructiva para una iglesia saludable. Es al mismo tiempo un modelo de lo que desde las Escrituras se presenta como la voluntad de Dios para la iglesia. Pocos trabajos pueden ser tan ricos y útiles en relación con su volumen. La iglesia deliberante es una puerta abierta para correr hacia el buen deseo de Dios para su novia, para la iglesia en toda su expresión y función.