No sigas al Pastor 

Sería incorrecto si dejara que mi admiración por ellos me llevara a escuchar, leer y aprender sólo de lo que ellos predican y escriben. 
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«Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales?  ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor.  Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.  Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento», 1 Co 3:4-7.   Pablo escribió estas palabras a la iglesia de Corinto debido a la manera equivocada en que los creyentes de allí estaban encarando a los líderes que habían pasado por la iglesia en su historia reciente. Había surgido dentro de la iglesia grupos alrededor de los predicadores que ellos consideraban los mejores, llevándolos a comparaciones y culto a la personalidad.  Somos gratos a Dios por las personas que Él ha levantado en la historia de la Iglesia para bendecirnos. Yo, en particular, estoy muy agradecido a Dios por la vida de varios pastores que han sido instrumentos preciosos de Dios para enseñarme el Evangelio y a ser pastor. Pero sería incorrecto si dejara que mi admiración por ellos me llevara a escuchar, leer y aprender sólo de lo que ellos predican y escriben.  Dios levanta a las personas a través de las cuales Él promueve de manera especial el crecimiento de su Reino. Dios tiene muchos siervos fieles. Pero, a algunos, Él distingue de manera especial, con dones y talentos diferenciados, con el objetivo de edificar la Iglesia y salvar pecadores. Sin embargo, ellos son meros hombres y el secreto de su éxito es la gracia soberana de Dios que los capacita, de manera diferente.  Mucha gente ha llegado a las iglesias reformadas a través del ministerio de aquellos que aquí predican y enseñan. Estamos agradecidos a Dios por eso. Sin embargo, nadie debería querer ser miembro de esas iglesias sólo porque estos predicadores ministran allí. Porque ellos están en ella hoy, y mañana Dios puede llevarlos a otro lugar. Ellos son sólo soldados obedeciendo órdenes. Debemos querer ser miembros de una iglesia por la doctrina que ella enseña, por el culto que ella presta a Dios, por la manera como ella discípula a sus miembros – independientemente de la habilidad de sus predicadores.  Pues, al fin y al cabo, uno planta, otro riega, pero el crecimiento viene de Dios. 

Augustus Nicodemus Lopes

Es un ministro presbiteriano, teólogo, profesor, conferenciante internacional y autor de éxito. Augustus tiene una licenciatura en teología en el Seminario Presbiteriano del Norte en Recife, Brasil, una Maestría en Teología en Nuevo Testamento de la Universidad Reformada de Potchefstroom, Sudáfrica, y un doctorado en interpretación bíblica en el Seminario Teológico de Westminster en Filadelfia. Él es también un pastor de la Primera Iglesia Presbiteriana de Recife.

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