Mujeres de discernimiento: creciendo a través de la Palabra de Dios

Para crecer en discernimiento que pueda ser enseñado a los hijos, es necesario crecer en la Palabra de Dios.
Foto: Envato Elements

“¿Cómo le enseño a mi hija a discernir todas las cosas?”. Es una preocupación común entre las madres con las que hablo. Me alegro cuando me hacen esta pregunta porque es muy importante que nos ocupemos en aprender a enseñarles a nuestros hijos a discernir todo lo que ven y escuchan.  

Les propongo que la mejor manera de enseñarles el valor del discernimiento, es que nosotras les enseñemos con nuestro ejemplo. Sé que esta idea ha sido usada vagamente y se ha vuelto un cliché, pero a lo que quiero persuadirte es que como madres seamos intencionales en crecer, y haciendo esto, comunicarles a nuestros hijos cómo el Señor está trabajando en nosotras y por qué es tan importante ese crecimiento.

El discernimiento es un tema crucial en toda la Biblia. Esto quiere decir que tenemos que poner mucha atención y buscar maneras de madurar en esta destreza. Si creemos que ya sabemos cómo discernir perfectamente, entonces estamos destinadas al fracaso. Siempre hay mucho para crecer y practicar, así que leamos cuidadosamente cómo crecer en el discernimiento para así modelarlo a nuestros hijos con nuestros hechos y en palabras. 

Medita en la Palabra 

Lo que dice Pablo en Filipenses 1:9-10: “Y esto pido en oración: que el amor de ustedes abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento, a fin de que escojan lo mejor, para que sean puros e irreprensibles para el día de Cristo”, debe llevarnos a entender la urgencia en nuestra vida de crecer en discernimiento. El aprender cada vez más a examinarlo todo debe ser fruto de nuestra meditación en Su palabra todo el día.  

Puede sonar muy radical decir por encima de todas las cosas, pero realmente si somos creyentes y entendemos la necesidad de ver nuestro propio corazón y si entendemos que nuestra vida es para vivirla delante de un Dios Santo, no podemos estar mal alimentadas en la Palabra.

Mujer, despertemos a nuestra realidad, necesitamos desesperadamente la Palabra de Dios cada día y durante el día. No leas la Palabra por decir “ya cumplí”, léela porque entiendes que para discernir lo que está pasando a tu alrededor, necesitas discernir primero tu corazón y, para poder hacerlo eficazmente, necesitas saber lo que dice el Señor acerca del Él, de tu vida y de Su llamado a que vivas para Él.

Y si en algún momento crees que no estás creciendo, dejame decirte que todas estamos creciendo en desearlo más, en ser más consistentes y más conscientes de meditar en Él. Por eso no te desanimes, clama por deseo y entendimiento mientras te preparas y disciplinas en conocer a Dios por medio de las Escrituras.

Mujer, despertemos a nuestra realidad, necesitamos desesperadamente la Palabra de Dios cada día y durante el día. / Foto: Joel Muniz, en Unsplash.

Amadas hermanas, tenemos que huir de la mentira que solemos creer: que el estudio de la Palabra no es tan importante como para dejar cualquier cosa y pasar tiempo no solo leyendo, sino pensando, extrayendo y meditando en ella durante el día.

Últimamente he estado deleitándome en el Salmo 119 como parte de mi lectura bíblica diaria. Tomo una porción cada día de ese Salmo y leo y releo, escribo afirmaciones del texto acerca de quién es Dios, qué dice el Salmista acerca de los mandatos de Dios y de cómo él se deleita en el Señor. Nosotras tenemos que priorizar la lectura de la Palabra y la meditación de lo que leímos por encima de todas las cosas.“¡Cuánto amo Tu ley! Todo el día es ella mi meditación. ¡Cuán dulces son a mi paladar Tus palabras! Sí, más que la miel a mi boca. De Tus preceptos recibo entendimiento, por tanto, aborrezco todo camino de mentira” (Sal 119: 97, 103-104).

Gaby Galeano

Gaby Galeano es esposa de Michel Galeano, quien es pastor en la iglesia Gracia Sobre Gracia, en Florida. Es madre de Priscilla y Sebastian. Tiene una Maestría en Consejería con concentración en Familias y Matrimonios. Sirve en su iglesia liderando el ministerio “Mujeres de la Palabra”. Su mayor gozo es que otros conozcan de Jesús.

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