Robert Trail, siglos atrás, dijo: “Si una persona confía en su propia justicia, rechazará la justicia de Cristo. Si confía en la justicia de Cristo, rechazará la suya propia”. Las penetrantes palabras del puritano irlandés nos recuerdan que el orgullo es destructivo y es el pecado que acompaña a todo aquel que termina en el infierno.
Dios ha dejado en Su Palabra no solo la forma de diagnosticar la gangrena del orgullo, sino también verdades que sirven como una receta para combatirlo, aplicadas por el Médico que puede curarlo todo. Especialmente, los libros de sabiduría constituyen una rica porción de las Escrituras que está llena de herramientas útiles para que todo hombre renovado luche contra el orgullo en su vida. En este artículo, quiero abordar cuatro sencillas verdades que son evidentes en los libros de sabiduría.
El libro de Job: las pruebas llevan al hombre a crecer en humildad
El libro de Job resume cómo Dios usa las pruebas para llevar a Sus hijos a mayor humildad. En una conversación con el Todopoderoso, Job concluye que no tiene nada que argumentar delante del Señor y se rinde:
“¿Podrá el que censura discutir con el Todopoderoso?
El que reprende a Dios, responda a esto”.
Entonces Job respondió al Señor:
“Yo soy insignificante; ¿qué puedo yo responderte?
Mi mano pongo sobre la boca.
Una vez he hablado, y no responderé;
Aun dos veces, y no añadiré más” (Job 40:2-5).
Las pruebas, por sí solas, no transforman el alma. Hay hombres que, al ser humillados, endurecen más y más su corazón; este es el camino de los necios. Pero un hombre renovado en quien Dios está obrando no resistirá a su Amo celestial; pronto permitirá que las pruebas le ablanden y mansamente se someterá a su Señor. Las pruebas en la vida de los hijos de Dios son seguras, y nuestra responsabilidad es dejar que estas tribulaciones momentáneas aplaquen nuestra altivez y nos conformen a la imagen de Jesucristo.
El libro de los Salmos: Dios es cercano al hombre que busca la humildad
En los Salmos, Dios destaca la posición privilegiada del hombre humilde. Él escucha las peticiones del humilde (Sal 10:7), lo sacia con abundancia (Sal 22:26), lo guía por caminos adecuados (Sal 25:9), se relaciona con él de manera cercana (Sal 138:6) y, a Su tiempo, lo exaltará (Sal 147:6). Por el contrario, aquel que es altivo solo puede esperar que pronto venga su vergüenza, pues Dios está listo para humillarlo (Sal 18:27).
El orgullo es ciertamente traicionero, pues los triunfos momentáneos pueden confundir y engañar al alma. A veces, Dios permite que los éxitos de ciertos hombres necios crezcan como la espuma solo para desaparecer súbitamente. En Su infinita sabiduría, Dios deja que algunos asciendan como altas palmeras, pero en el momento de la humillación su descenso es trágico.
Así, todo hombre renovado hace bien en cuidar su estado espiritual diariamente, abandonando todo vestigio de orgullo y persiguiendo la humildad.
Los libros de Proverbios y Eclesiastés: el temor del Señor es un antídoto para el orgullo
Los libros de Proverbios y Eclesiastés describen al orgulloso como un necio, es decir, alguien que no teme al Señor (Pro 1:7). El orgulloso no teme a Dios porque se cree dios; no lo dice, pero en el fondo eso es lo que desea y por eso vive. Quiere ser temido y que otros le sirvan; quiere hablar y que todos obedezcan; es impaciente y no puede esperar; considera insuficiente lo que los demás hacen y engrandece sus propias obras. En su interior guarda la raíz del pecado del enemigo de Dios, quien dijo: “Subiré al cielo, por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono, y me sentaré” (Is 14:13).
Proverbios y Eclesiastés nos dan instrucciones prácticas para combatir el orgullo y crecer en humildad. Salomón nos recuerda que:
- Antes de la gloria debemos buscar la humildad (Pro 15:33; 18:12; 22:4; 29:23).
- Aquel que quiere exaltarse, pronto será derribado (Pro 16:18; 14:12; 15:25; 28:26).
- Debemos esperar a que otros reconozcan nuestros logros (Pro 25:6-7; 25:27; 27:1-2; 27:21).
- Buscar el propósito de la vida en riquezas, conocimiento o placeres es vanidad.
- Temer a Dios y guardar Sus mandamientos es el todo del hombre renovado (Ec 12:13).
El libro de Cantares: el hombre humilde cuidará su pacto matrimonial
A veces pensamos que el libro de Cantares no tiene nada que enseñarnos sobre cómo luchar contra el orgullo y crecer en humildad. Sin embargo, una reflexión detenida nos muestra que es una poderosa herramienta que nos ayuda a ser humildes en nuestra relación matrimonial.
Hay al menos dos formas en las que este libro nos exhorta a ser humildes. Primero, Cantares nos muestra que no podemos hacer nada si estamos separados de Él, y eso incluye el desarrollar plenamente nuestra relación matrimonial. Segundo, un hombre que carece de afecto hacia su esposa y la trata con palabras frías y ásperas, verá cómo su matrimonio se daña por causa de su orgullo (Col 3:19; 1P 3:7).
En cambio, un hombre que aprende a ser manso tratará a su amada esposa con el mayor de los afectos. El éxito en ser un buen esposo radica en seguir el modelo de Cristo, quien humildemente se sacrificó para amar a Su esposa, la iglesia. Cantares no es una figura directa de Cristo y la iglesia, pero nos recuerda el amor sacrificial y dedicado que debe existir entre los cónyuges.
Libros de sabiduría hasta el día de la glorificación
El hombre renovado por la verdad de Dios puede hallar en los libros de sabiduría un arsenal para combatir la guerra diaria contra el orgullo en su corazón. Es probable que esta guerra no termine hasta el día de la glorificación, por lo que todo hombre que desea salir victorioso no se descuidará ni un solo día en la lucha contra el devastador pecado del orgullo, y perseguirá con diligencia crecer en humildad.