Prepárate para las tormentas inesperadas

Mediante Su Palabra y Espíritu, Dios nos capacita para hacer frente a las tormentas inesperadas antes de que lleguen.
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Hace once años fundamos la Iglesia Evangélica RAK en Ras al Khaimah (Emiratos Árabes Unidos). Desde entonces, he aprendido personalmente lo que antes solo sabía académicamente: la Palabra de Dios es suficiente para salvaguardar la iglesia de Dios, incluso a través de las tormentas inesperadas que tú y tu congregación tendrán que soportar. Predicar eficazmente en medio de las pruebas puede parecer desalentador, pero el Señor provee sabiduría sobre cómo y qué predicar.

Prepárate confiando en la suficiencia de las Escrituras

La vida en nuestro mundo caído es turbulenta. Algunos miembros serán diagnosticados con cáncer, se afligirán por hijos caprichosos, o verán nuevas y malvadas leyes amenazar su seguridad laboral. Al igual que las personas que se preparan para un huracán con sacos de arena y ventanas cubiertas, los pastores deben preparar a su pueblo para las tormentas que las Escrituras prometen que se avecinan (1P 4:12; Ro 8:18).

La mejor manera de prepararse es exponer constantemente la Palabra de Dios en tus sermones y estudios bíblicos. Nuestros ministerios de predicación no deben limitarse a reaccionar ante la decepción y la tragedia. Debemos aplicar proactivamente la Palabra perdurable de Dios a las luchas reales y específicas de nuestros miembros. El mejor momento para preparar a tu gente para el sufrimiento, la persecución o la marginación cultural es antes de que se enfrenten a ellos. La primera vez que tu gente se da cuenta de la soberanía de Dios no debería ser cuando se desata una tormenta.

Por ejemplo, el texto de mi sermón de esta semana señalaba la independencia y la inmutabilidad de Dios. Estos dos atributos de Dios ayudarán a anclar mi iglesia en cualquier tormenta que se avecine.

Los buenos médicos no se limitan a tratar a los enfermos, sino que preparan a las personas para que adopten hábitos saludables. Nuestro trabajo es servir como médicos espirituales, ayudando a nuestros rebaños a encontrar alimento y construir masa muscular teológica antes de que la enfermedad los paralice.

La mejor manera de prepararnos para el sufrimiento es mantenernos bajo la constante predicación de la Palabra de Dios. / Foto: Lightstock

No asumas que cada tormenta afecta a cada miembro

En nuestra iglesia, he tenido el privilegio de predicar a creyentes desde Afganistán hasta Zambia. Esos santos me han enseñado que una tormenta que azota a los cristianos en un país puede no hacer estragos de la misma manera en otro lugar. Mientras que nuestros hermanos y hermanas de las Filipinas pueden tener familias recuperándose después de un tifón devastador, otros luchan contra las acciones malvadas de su cercano gobierno opresor de Oriente Medio. Pero incluso en una iglesia donde la mayoría de los miembros comparten una herencia cultural común, los pastores no pueden asumir que las pruebas que más presionan en algunos círculos presionarán de la misma manera en otros.

Los pastores no deben reaccionar desde el púlpito a las crisis de cada miembro. Sin embargo, estamos llamados a compartir las cargas de los demás (Ga 6:2). Una manera es aplicar parte de un sermón o estudio a situaciones en la mente de tu gente o apartar tiempo durante la oración pastoral y las reuniones de oración de la iglesia. Puede orar por problemas de desempleo, por una mejor educación o simplemente por leyes. Puesto que todos somos miembros de un solo cuerpo, guía a tu cuerpo para que cuide de cada parte sin permitir que las tormentas de unos pocos se apoderen del conjunto.

Los ministros no deben asumir que cada tormenta de la vida afecta a cada miembro. / Foto: Lightstock

Perseverar confiando en la providencia de Dios

Por supuesto, todo el mundo se encuentra en medio de tormentas que envuelven a grandes partes de nuestra iglesia a la vez y que sería una mala práctica pastoral ignorar, incluso cuando es difícil ver cómo resaltar la lucha podría ser edificante. Cuando comenzó la guerra entre Israel y Hamás el pasado mes de octubre, pronto quedó claro que esta crisis estaba en la mente de todos los miembros de nuestra iglesia, y que estaba provocando problemas teológicos, políticos y culturales. ¿En qué pueden los cristianos estar de acuerdo en discrepar políticamente, pero no bíblicamente? ¿Qué piensan los cristianos sobre la guerra? Nuestros ancianos acordaron que debíamos abordar estos asuntos con el cuerpo.

Dado que nuestra iglesia reside en la península Arábiga, este conflicto en particular vino acompañado de preguntas sobre la guerra y la paz en nuestra región. Estas cuestiones han preocupado mucho a nuestros miembros. En consecuencia, dediqué tiempo en nuestro culto público a enseñar temas no negociables para todo cristiano que se enfrenta a diferencias políticas: dónde las Escrituras vinculan nuestras conciencias y dónde debe haber libertad cristiana en la esfera política.

Cuando las grandes tormentas golpean a toda tu iglesia, vienen con otras voces que compiten por las mentes y los corazones de tu congregación, y esas voces no siempre son guías piadosas. Sin embargo, Dios te ha ordenado para ser el pastor. Tienes la autoridad de aplicar la Palabra de Dios para ayudar a los santos a superar la confusión, el dolor y la ira que están experimentando. Aportar la sabiduría dada por Dios en estos casos es tu trabajo y privilegio, y Dios te usará para cuidar de Su rebaño a través de desafíos que nunca imaginaste.

El pastor tiene la autoridad de aplicar la Palabra de Dios para ayudar a los santos a superar la confusión, el dolor y la ira que están experimentando. / Foto: Lightstock

Descansa confiando en que Dios conoce las necesidades de tu gente

Dios conoce las tormentas que se avecinan, y conoce las necesidades de nuestros miembros mejor que nosotros. Él los ama más que nosotros. El Señor me lo recuerda con regularidad. Ahora mismo, por ejemplo, estoy predicando el relato de José en Génesis. Y Dios utilizó un sermón que prediqué hace unas semanas para preparar a una familia para el sufrimiento de los días siguientes. Qué alegría escuchar cómo ese sermón les ayudó a confiar plenamente en su Dios soberano que reina sobre los acontecimientos confusos de sus vidas.

Mediante Su Palabra y Espíritu, Dios nos capacita para hacer frente a las tormentas inesperadas antes de que lleguen.

Hermano pastor, recuerda que el rebaño que has sido llamado a pastorear no es tu rebaño, sino el Suyo (1P 5:2). Ellos están seguros en Su mano (Jn 6:37-39). El Gran Pastor de las ovejas es también el cordero inmolado que ha vencido y gobierna toda la historia (Heb 13:20; Ap 5:5, 9). Cuando lleguen las tormentas, confía en que el Buen Pastor no solo las ha anticipado, sino que las ha ordenado y te ha equipado con todo lo que necesitas para pastorear fielmente a tu rebaño a través de ellas.


Publicado originalmente en 9Marks.

Josh Manley

Josh Manley es pastor de la Iglesia Evangélica RAK en los Emiratos Árabes Unidos. Puedes encontrarlo en Twitter en @JoshPManley.

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