¿Cómo debería un esposo tratar a su esposa rencillosa?

Según Proverbios, es mejor vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa. Entonces, ¿el esposo debe dejarla? No.
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PRESENTADOR

En el último tercio del libro de Proverbios, el tema de la esposa pendenciera se menciona cinco veces (Pro 19:13; 21:9; 21:19; 25:24; 27:15). Y esas referencias plantean una pregunta: ¿Se anima al esposo a separarse de una esposa así? Esta es la pregunta de hoy, no de un hombre, sino de una mujer, una oyente llamada Sarah.

¡Hola, Pastor John! Mi pregunta es con respecto a los versículos en Proverbios dirigidos a los esposos sobre sus esposas, específicamente Proverbios 21:9, “Mejor es vivir en un rincón del terrado que en una casa con mujer rencillosa”, y Proverbios 21:19, “Mejor es habitar en tierra desierta, que con mujer rencillosa y molesta”. En estos versículos, y específicamente en Proverbios, cuando se habla de la esposa pendenciera, tengo la impresión de que el hombre no debería quedarse con una esposa de este carácter, o al menos que no es bueno estar con una esposa que es pendenciera.

¿Es esta una advertencia para los hombres sobre ser sabios al elegir esposa? ¿O es esto para las mujeres, una advertencia para las esposas y futuras esposas de arraigar nuestros corazones en la sabiduría de Dios, de manera que no nos volvamos pendencieras? ¿Y cómo se aplica este versículo si una esposa de hecho se vuelve pendenciera más adelante en el matrimonio? Sé que la voluntad de Dios es que un hombre y una mujer permanezcan juntos de por vida. Pero, ¿puede traer claridad sobre el significado y la sabiduría que se debe extraer de estos versículos que parecen sugerir separación?

JOHN PIPER

Evidencia de un corazón endurecido

Si un hombre lee Proverbios 21:9 y Proverbios 21:19, “Mejor es vivir en un rincón del terrado que en una casa con mujer rencillosa” y “Mejor es habitar en tierra desierta, que con mujer rencillosa y molesta”, y concluye en su corazón que aquí se está recomendando el divorcio y volverse a casar, sabemos que está bajo el poder de un corazón endurecido, lo cual Dios desaprueba.

Lo sabemos porque eso fue lo que dijo Jesús. Los fariseos dijeron que Moisés permitió que un hombre escribiera un certificado de divorcio y la despidiera por ser una esposa rencillosa. Eso fue lo que le dijeron a Jesús: Moisés permitió que un hombre tuviera un certificado de divorcio y despidiera a una esposa rencillosa (Mr 10:2–4). Pero Jesús les dijo:

“Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento; pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su [rencillosa] mujer” (Mr 10:5–7, RVR1960).

Hay señales en Proverbios que indican que dejar a esta mujer por otra no es lo que Dios aprueba. Por ejemplo, Proverbios 2:16–17: 

Serás librado de la mujer extraña,
De la ajena que halaga con sus palabras,
La cual abandona al compañero de su juventud,
Y se olvida del pacto de su Dios.

Ahora bien, esto aplica en ambos sentidos, para el hombre y la mujer, porque un pacto obliga a ambas partes. La fidelidad al pacto en el matrimonio está ligada a la fidelidad al pacto con Dios. Aplica en ambos sentidos en el matrimonio porque está arraigado en el pacto con Dios. Para el pueblo de Dios, los pactos humanos tienen su raíz en el pacto divino. El hombre con una esposa rencillosa no es libre de abandonarla. Él tiene un pacto. Ha hecho un pacto con ella.

Cuatro lecciones

Entonces, ¿qué significan estos versículos? Eso es lo que ella quiere saber. ¿Qué efecto deberían tener en nosotros cuando los leemos? Creo que tengo tres o cuatro cosas que mencionar.

1. Encuentra a la mujer adecuada

La primera implicación es para los jóvenes que no están casados: no te cases con una mujer rencillosa. Vive en un desierto si es necesario. Antes de hacer eso, vive en una habitación diminuta en el techo de la casa de tus padres si es necesario.

La razón por la que digo que la primera implicación es para jóvenes solteros es porque cuando comienzas a leer el libro de Proverbios, da la impresión de que este libro es un resumen de la enseñanza de padres y madres que ellos enseñaron a sus hijos mientras crecían. Esa es la impresión que se da al leer los capítulos uno y dos. Al menos dos veces, los hombres mencionados como audiencia aquí son llamados jóvenes y puede que aún no estén casados (Pro 7:7; 20:29). Así que cuidado, jóvenes: el que halla, esposa halla el bien (Pro 18:22). Esperen por ella. Esa es la primera implicación.

2. Busca ser agradable

Segundo, una mujer que escuche el consejo de estos versículos —y creo que se da por hecho que, con el tiempo, las mujeres van a escuchar el libro de Proverbios— los tomará en serio y procurará no ser una esposa rencillosa o contenciosa.

Por supuesto, ella captará la indirecta de que ella también podría querer estar contenta de vivir en el techo o en el desierto antes que casarse con un esposo rencilloso. Aplica en ambos sentidos. Es una lección: no te cases con personas rencillosas. Y si estás casada, mujer, haz lo mejor que puedas para no ser rencillosa y contenciosa.

3. Dios cambia los corazones

Tercero, si los Proverbios enseñan que una esposa prudente viene del Señor, que es un regalo del Señor, entonces Dios es capaz de hacer de una esposa rencillosa una esposa ayudadora y prudente. Si Él da el regalo, si Él soberanamente da el regalo, puede darlo antes del matrimonio, y puede darlo después del matrimonio cambiando a la esposa.

Eso es lo que enseñan los Proverbios: “Casa y riqueza son herencia de los padres, pero la mujer prudente viene del Señor” (Pro 19:14). Él puede hacer que te cases con una mujer así, o puede crear una mujer así después de que te hayas casado. Esa es la tercera implicación.

4. Sigue amándola

Cuarto, los Proverbios no enseñan que debemos pagar mal por mal, ni rencilla por rencilla, ni abandono por rencilla. ¿Qué enseñan entonces? Leemos: “No te regocijes cuando caiga tu enemigo, y no se alegre tu corazón cuando tropiece” (Pro 24:17), y “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan, y si tiene sed, dale a beber agua” (Pro 25:21).

La esposa, por supuesto, no debe ser vista como una enemiga. Pero si su actitud rencillosa constantemente la pone en esa categoría, ella va a actuar como una enemiga, al menos una enemiga verbal. Así es como debes tratarla, es decir, mejor de lo que merece, no peor de lo que merece. El mandato “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (especialmente al prójimo más cercano) no aparece por primera vez en el Nuevo Testamento. Aparece por primera vez en Levítico 19:18, mucho antes que Proverbios. También es muy enfatizado en Proverbios 24:17 y Proverbios 25:21, que hablan de amar a tu enemigo.

Cuando Proverbios dice: “Mejor es vivir en un rincón del terrado que en casa con mujer rencillosa”, quiere decir que es verdadero el hecho de que hay mayor facilidad, mayor comodidad, mayor paz en el terrado en comparación con bajar y amar a esta mujer. Es verdad.

Es más fácil, es más cómodo, es más pacífico simplemente subir al techo y alejarse de esta esposa quejumbrosa y rencillosa, de esta contención. Es verdad. Es mejor en muchos sentidos, pero no debe elegirse por encima del camino del amor. Hay un pacto, y hay un mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.


Este artículo se publicó originalmente en Desiring God.

John Piper

John Piper

John Piper (@JohnPiper) es fundador y maestro de desiringGod.org y ministro del Colegio y Seminario Belén. Durante 33 años, trabajó como pastor de la Iglesia Bautista Belén en Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros.

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