¿Eres un pacificador o un alborotador?

Los creyentes somos llamados a la paz. Este artículo nos invita a pensar en esta labor: la paz con Dios, entre los hombres y las iglesias.
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Recientemente estuve estudiando uno de los versículos más sencillos del Nuevo Testamento: “Bienaventurados los pacificadores”. No hay palabras complicadas en este versículo, ni un griego difícil de analizar. Ser bendecido significa ser feliz o experimentar el favor de Dios; ser un pacificador es (¡espera!) establecer la paz. Pero aunque las palabras son sencillas, la aplicación requiere algo de trabajo. Esencialmente, Jesús está diciendo que la paz con Dios nos lleva a hacer la paz como lo hace Dios. Pero ¿cómo lo hacemos realmente? 

Me parece que hay por lo menos tres maneras en que cada uno de nosotros puede actuar como pacificador: podemos construir la paz entre Dios y el hombre, entre los hombres mismos, y entre una y otra iglesia.

La paz entre el hombre y Dios

Una vez que llegamos a la paz con Dios, naturalmente queremos que otros lleguen también a la paz con Él. Lo que llamamos “evangelismo” es sencillamente esto: contar a los demás las buenas noticias del evangelio y animarles a acudir a Cristo con arrepentimiento y fe, animándoles a aceptar las condiciones de la paz de Dios. 

¿Lo haces? ¿Compartes el evangelio con otras personas? ¿Y les pides, animas o les suplicas que se conviertan a Cristo? Este es un llamado serio y sagrado que Dios nos ha dado. Y me temo que, de entre todos los cristianos, los cristianos reformados se encuentran entre los más propensos a descuidar esta tarea.

Hay muchas maneras de compartir el evangelio. Puedes hablar con la gente en el trabajo, en la casa y en el vecindario. Puedes hablar con tu conductor de Uber y con tu peluquero. Puedes distribuir folletos y Biblias. Puedes llegar a las comunidades en línea de las que formas parte. Puedes participar en programas formales de evangelización. Es menos importante como lo haces que el hecho de que lo hagas.

El pacificador es el evangelista, el que anhela ver la paz entre Dios y el hombre, y el que entonces comparte y llama a la gente a responder al evangelio.

El pacificador es aquel que comparte el evangelio, el que anhela ver la paz entre Dios y los hombres, y el que invita a las personas a responder al las buenas nuevas de salvación. / Foto: Ben White, en Unsplash

La paz entre los hombres 

El segundo tipo de paz que podemos traer es la paz entre los hombres. En todas partes se encuentran personas que están en conflicto entre ellas y, como pacificador, puedes ayudar a llevarlas a un estado de armonía.

Aunque debemos tener cuidado de no involucrarnos en conflictos que no son de nuestra incumbencia y en los que realmente no podemos hacer nada para ayudar, hay ocasiones en las que podemos intervenir de forma útil en un conflicto y ayudar a las dos partes a llegar a un acuerdo. Esto es especialmente cierto cuando el conflicto es entre dos cristianos y, quizás lo más importante, cuando es entre dos miembros de la misma iglesia.

Poner paz entre dos personas no significa simplemente actuar como apaciguadores, personas que intentan tapar el conflicto sin resolverlo realmente. Ser pacificador es aportar la verdad de Dios a una situación de conflicto y luego apelar a las distintas partes para que hagan lo que Dios dice. Esta es siempre la pregunta que debemos hacernos: ¿Qué dice la Biblia sobre esto, y cómo voy a aplicar esas verdades bíblicas a esta situación concreta?

Puedes entrar en contacto con un esposo y una esposa que no se llevan bien, que siempre están enojados el uno con el otro. Y te piden ayuda. Tal vez puedas empezar simplemente abriendo Efesios 5:33 y leyendo lo que dice Dios: “Que cada uno de ustedes [maridos] ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido”. Y empezando ahí mismo puedes ayudarle a él a pensar en cómo amarla y a ella a pensar en cómo respetarlo. Puede que eso no traiga una solución definitiva, pero al menos pondrá en marcha el proceso.

Es posible que entres en contacto con dos miembros de la iglesia que han tenido una disputa. Tal vez uno de ellos haya pecado contra el otro y lo niegue. Puedes hablar con el que ha pecado y abrir Proverbios 19:11 para recordarle a esa persona que, “es la gloria de un hombre pasar por alto una ofensa”. ¿Puedes pasar por alto esta ofensa, puedes dejarla de lado y continuar relacionándote con esa persona como si nunca hubiera ocurrido? Si no, entonces puedes llevar a esa persona a Mateo 18:15 y ayudarle a entender el proceso que Dios nos da para resolver los conflictos: “Busca a esa persona a solas, explícale la ofensa y ve si te pide perdón; si no, lleva a una o dos personas más y hazlo de nuevo; y si aún así no se arrepiente, llévalo a la iglesia”.

Claro que tal vez seas tú quien tenga que obedecer a Dios cuando dice: “En lo que dependa de ti, vive en paz con todos”. ¿Se podría decir de ti que vives en paz con todos? 

De esta manera y de muchas otras, puedes imitar a Dios sirviendo de pacificador. Puedes traer la paz entre los hombres.

Ser pacificador es aportar la verdad de Dios a una situación de conflicto y luego apelar a las distintas partes para que hagan lo que Dios dice. / Foto: Getty Images

Paz entre iglesias 

También creo que hay una manera en la que nosotros, como miembros de una iglesia local, podemos traer la paz entre iglesias. Es triste que las iglesias acaben aislándose o desconfiando de otras congregaciones. Incluso podemos llegar a ser competitivos entre nosotros cuando se trata de hacer crecer nuestros números. 

Ser una iglesia que ama a otras iglesias, que hace las paces con ellas y que fomenta la paz entre ellas, es un bonito ministerio. Puedes leer acerca de una de estas iglesias en 1 Tesalonicenses 4, una iglesia que fue elogiada por su amor a otras iglesias. No había competencia ni resentimientos. Solo había amor: amor por otras iglesias que eran imperfectas pero que estaban en el mismo bando, imperfectas pero que realizaban la misma labor y trabajaban por la misma causa. Es hermoso que las iglesias convivan en amor, confianza y unidad. 

Estamos llamados a ser pacificadores, no meros amantes de la paz o aspirantes a ella. Sin embargo, en última instancia debemos reconocer que los resultados no dependen de nosotros. Debemos hacer todo lo posible para lograr la paz, pero también debemos dejar los resultados en manos de Dios, confiando en que es sabio y bueno. A veces, para Sus propósitos, traerá la solución definitiva; otras veces, para Sus propósitos, no lo hará. Podemos confiar en Él para los resultados. 

Entonces es importante que consideremos esto: Si estamos llamados a construir la paz, ¿por qué hay tanto conflicto? ¿Por qué hay tanto conflicto incluso en la iglesia, hasta entre cristianos? Sencillamente porque nos enfrentamos a fuertes enemigos que odian la paz y aman la guerra. El mundo que nos rodea, nuestra propia carne, y el mismo diablo están todos alineados contra nosotros. Todos ellos tienden al caos de la lucha, no al orden de la paz. Así que tenemos que orar por la paz: por la paz en nuestros propios corazones, por la paz en el mundo, por la paz dentro de la iglesia. Y luego, después de haber orado, tenemos que trabajar por ella. Tenemos que construir la paz.

Así que, ¿eres un pacificador o un alborotador? ¿Eres un hijo de Dios al construir la paz, o eres un hijo del diablo al socavar o destruir la paz? La clara vocación de los que han llegado a la paz con Dios es construir la paz como Dios. La hermosa llamada del evangelio es imitar a Dios siendo uno que ama, valora y construye la paz.

Como miembros de una iglesia local, podemos traer la paz entre iglesias. / Foto: Unsplash

Este artículo se publicó originalmente en Challies.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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