El llamado a ser testigos es un llamado a la adoración

Nuestro mundo está profundamente caído. En medio de nuestro pecado y caída, voces claman por una reforma social, por redistribución económica y por grandes cambios institucionales en el sistema de educación y de leyes. Después de miles de años de historia humana, nuestro mundo sigue cegado a la realidad de que el corazón del problema es el problema del corazón. Lo que es más perturbador es que muchos que profesan ser cristianos se han olvidado de esto también. ¿Dónde está la gran proclamación del evangelio? ¿Por qué es que cientos de millares de protestantes se han reunido en el nombre de esos que han muerto, pero muchos cristianos no se molestan por reunirse en el nombre de Aquel que ha resucitado? Tenemos un serio problema en nuestras manos. Y la raíz de este problema no es un fracaso en el evangelismo, es un fracaso en la adoración. Si hay una cosa que los cristianos necesitan entender hoy, es esta: El llamado a testificar es un llamado a la adoración.

Ve más allá del sermón del domingo

Para muchos de nosotros, el domingo es nuestro día para proclamar la Majestad de Dios. Cantamos de Sus maravillosas obras, tanto en crearnos como en salvarnos en Cristo. Escuchamos nuestro pastor estimar la gloria de Dios, pedir por nosotros respecto a nuestra desesperada necesidad de Cristo, y exhortarnos a caminar en el poder del Espíritu Santo. Todo esto promueve una apasionada adoración en nuestros corazones. Pero la adoración no debe solamente llenar nuestras mentes, también tiene que derramarse en los oídos de nuestras familias, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, y cada parte del mundo. El propósito completo del evangelismo es la adoración. Como dice la famosa frase de John Piper, “Las misiones existen porque la adoración no”. El evangelismo es adoración a Dios, proclamar lo que Él ha hecho por medio de Su precioso Hijo, Jesucristo. Nosotros vivimos de modo inconsistente cuando adoramos a Dios por Su salvación los domingos pero fracasamos en adorar Su salvación durante la semana en medio de nuestras conversaciones. El llamado a testificar es el llamado a adorar.

Enciende tu testimonio evangelístico

Los cristianos deben recobrar una apasionada devoción a Cristo en una manera tal que coloque sus vidas en fuego y arda el mundo alrededor de ellos. Como un derramamiento de adoración, proclamemos que Dios es el que nos hizo; que Él es todo santo y que detesta aquello que es perverso. Pregonemos que todos hemos pecado contra Dios, y que Él ejecutará Su juicio sobre los malvados. Anunciemos que en el gran amor de Dios, nos dio un gran Salvador para rescatarnos de nuestro gran problema. Señalemos que Cristo vivió una vida perfecta en nuestro lugar, obedeciendo cada mandamiento de Su Padre; que murió en la cruz, recibiendo el castigo que merecíamos por nuestros pecados. Más aún, anunciemos que Cristo resucitó (un hecho histórico que proclamará por siempre que Cristo conquistó la muerte), y que el precio del pecado fue pagado. La salvación es el regalo gratuito para aquellos que se arrepienten de sus pecados y confían solo en Jesús. Cuando nuestros corazones en verdad adoran a Dios, nuestras bocas hablarán de Dios. Pero debemos recordar, una vida de adoración por medio del testimonio no es una tarea fácil. Vivimos en un mundo obsesionado con los ídolos. Este mundo se rebela contra Dios, asesina bebés en el nombre de “los derechos de las mujeres,” distorsiona la sexualidad diseñada por Dios en nombre del “amor” y la “aceptación,” y marcha en las calles demandando justicia contra el mal mientras que al mismo tiempo niegan el mal de sus propios corazones. Para nuestra vergüenza, los cristianos están siendo rebasados en adoración en la esfera pública porque el afecto del mundo por el pecado es mayor que nuestro afecto por Cristo. Necesitamos recobrar una actitud resiliente y adoración hacia Dios. Necesitamos recobrar el gozo y la valentía que llena el corazón del cristiano que adora a Dios más allá del domingo, por medio de la proclamación del evangelio. Entonces, para recobrar la adoración a Dios, necesitamos hacer dos cosas: Primero, desatemos la Palabra de Dios. Los cristianos necesitamos darnos un banquete constante en los tesoros de la Palabra de Dios. Si quieres ser efectivo como testigo, debes estar lleno de la Palabra. La Palabra de Dios es el arma que Dios ha elegido para la guerra espiritual (Ef. 6:17). Tenemos que ser capaces de asirla. Segundo, hagamos de la iglesia el centro. Este es un tiempo extraño. Millones de personas dentro de la iglesia están dolidas más de lo que nunca antes. Pero no dejemos que estas circunstancias nos distraigan de nuestro propósito: proclamemos la grandeza de nuestro Dios a ellos. Hay muchísimos cristianos que se han separado del pueblo de Dios porque han permitido que el miedo se apodere de sus corazones. Han visto demasiado tiempo los títulos de las noticias y muy poco a las glorias de Jesucristo. Aún más trágico es que hay cristianos que se han vuelto muy cómodos en casa, para estos cristianos, les imploro: donde sea que estés y cualquiera que sea tu circunstancia, ¡vuelve a la misión y quédate en la misión. Nadie puede impedir que seas parte de la Iglesia. Somos gente con propósito. Ese propósito es adorar a Dios y nuestra adoración debe incluir testificar. El evangelismo es algo con lo que muchos cristianos luchan. La carne odia la incomodidad de testificar; por lo tanto, necesitamos empaparnos con aquello que nos permite morir a nosotros mismos y vivir para Cristo. Necesitamos el Espíritu de Dios trabajando por medio de la Palabra. Necesitamos al Espíritu de Dios trabajando por medio de la gente de Dios. Si nosotros nos comprometemos a una vida de adoración por medio de la testificación, veremos a Dios moverse en maneras poderosas. Que redescubramos la adoración de nuestro Dios de acuerdo a Sus maravillosas obras y la salvación encontrada solo en Él.

Greg Sukert

Greg es el cofundador de Anchored North, un ministerio de evangelización que llega a millones de personas con videos cautivadores, honestos y compartibles que exploran la mayor necesidad de la humanidad: la redención a través de Jesús. Actualmente se desempeña como Director de Evangelismo en Central Church en Collierville, Tennessee. También está estudiando para su Maestría en Divinidad en Evangelismo y Misiones en el Seminario Teológico Bautista del Sur. Está muy agradecido con Dios por su salvación, su amada esposa y el privilegio de administrar el evangelio.

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