Porque Tú formaste mis entrañas;
Me hiciste en el seno de mi madre (Sal 139:13).
Hace poco más de un mes, mi esposa y yo dimos la bienvenida a nuestra primera hija (ojalá vengan más). Gracias a Dios, ella está sana y creciendo fuerte en este momento. Sin embargo, las semanas previas a su nacimiento estuvieron llenas de angustia. A nuestra pequeña le diagnosticaron restricción de crecimiento intrauterino, lo que significaba que no estaba desarrollándose como se esperaba en el vientre. Esta noticia nos llevó de rodillas al Señor, aferrándonos a las verdades de la Escritura en oración; especialmente usamos el Salmo 139 para orar una y otra vez.
Gracias a Dios, habíamos leído antes el libro De camino a ser padres, de Rob y Stephanie Green. No es que este recurso ofreciera secretos revolucionarios o consejos prácticos nunca antes vistos; su verdadero valor reside en que nos dirigió directamente a las verdades de las Escrituras y nos recordó nuestra identidad en Cristo. Esta perspectiva fue crucial para afrontar la incertidumbre antes del parto y sigue siendo nuestro pilar fundamental mientras nos adaptamos a esta nueva etapa como padres. De hecho, será lo más importante durante todo el tiempo que el Señor nos permita guiar a nuestra hija.

Rob y Stephanie Green son un matrimonio dedicado a la literatura cristiana, conocidos por aplicar las verdades del evangelio a la vida familiar. Rob es pastor de consejería y Stephanie es enfermera con experiencia en neonatología, coautora de un libro sobre el aborto espontáneo. Su enfoque se centra en guiar a las familias a través de los desafíos de la vida cotidiana a través de principios bíblicos. “Esperamos que este libro sirva como un material que te haga mirar a Jesucristo continuamente”, escriben en la Introducción del libro. Y sí, eso se logra a lo largo de los 13 capítulos, abordando todo tipo de cuestiones prácticas, desde cómo fortalecer la paternidad a través de priorizar el matrimonio, hasta qué elementos comprar antes del nacimiento, siempre basándose en las verdades de la Escritura.
De manera breve, quiero ofrecer tres razones por las que un lector puede esperar que De camino a ser padres lleve su corazón y mente a las verdades de la Escritura.
1. Te muestra que Cristo es el centro de la paternidad
Los autores afirman que “las palabras Mamá y Papá son poderosas”. Para los padres primerizos, es difícil asimilar este nuevo rol. Si bien esta labor es hermosa y este llamado dado por Dios es muy digno, debemos ser cuidadosos de no encontrar nuestra identidad únicamente en nuestros hijos. El peso de la responsabilidad que recae sobre nosotros es tal que podemos tender a volcar nuestra vida entera en la crianza, y eso no glorifica a Dios.
En el primer capítulo, los Green abordan el concepto de “lealtades” con las que a menudo nos identificamos: nuestra vocación, familia, lugar de residencia e incluso un equipo de fútbol. Sin embargo, enfatizan que “aunque estas lealtades vocacionales, familiares y de otro tipo son valiosas e importantes, no son lo suficientemente grandes como para abarcar lo que somos y no son suficientes para ayudarnos a atravesar los retos y las pruebas de la vida” (17).

¿Por qué? Porque todas son susceptibles al cambio. Podemos enfrentar el dolor de una pérdida familiar, un cambio vocacional o una mudanza inesperada. Por esta razón, necesitamos un fundamento más sólido. Los autores afirman que “los padres necesitan algo mucho mejor, mucho más fuerte y mucho más estable. Y los que siguen a Jesucristo lo tienen” (18).
De este modo, antes de profundizar en los desafíos de la crianza, el libro se apoya en Efesios 1 para recordarnos nuestra identidad como hijos de Dios: hemos sido redimidos, nuestros pecados perdonados, tenemos la promesa de una herencia eterna y poseemos vida en abundancia. A largo plazo, esta es la única verdad que puede sostenernos como cristianos, tanto en la paternidad como en cualquier otro llamado del Señor.

2. Coloca tus ansiedades en el lugar correcto
Algo que realmente aprecié del libro es su realismo sobre el sufrimiento y la prueba. Me dio consuelo saber que los autores, al igual que mi esposa y yo, sintieron una profunda angustia ante las diferentes posibilidades de lo que podía ocurrir durante el parto y el nacimiento de sus hijos. ¿Cómo afrontar la incertidumbre no solo del día del parto, sino de todo aquello que no podemos controlar en la vida de nuestros hijos?
Algunos padres intentan encontrar descanso asistiendo a todas las clases que tengan que ver con el parto, el nacimiento y el cuidado de los recién nacidos… Otros futuros padres pasan horas buscando artículos en internet para hacer el plan de nacimiento perfecto… Algunos intentan encontrar su descanso escogiendo al mejor médico… (43-44).

Sin embargo, los autores explican que nada de esto puede darles el control que desean. Incluso con los mejores médicos, los mejores maestros y los recursos científicos, todo podría salir de manera inesperada.
En cambio, los nuevos padres pueden descansan en el hecho de que cualquier cosa que pase durante el trabajo de parto y el nacimiento sucede porque Dios, quien se interesa por ellos profundamente, permite que sucedan (44).
A través de una profunda reflexión en el Salmo 23, los autores concluyen que solo el cuidado paternal de Dios y Su soberanía sobre cada parte de nuestras vidas pueden otorgarnos verdadera paz. El versículo 4 dice:
Aunque pase por el valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo;
Tu vara y Tu cayado me infunden aliento.
¿No es esta una fuente sólida de paz y consuelo en medio de la prueba?

3. Te muestra el verdadero objetivo de la paternidad
Como padres primerizos, un sinnúmero de cosas nos preocupan. En el caso de nuestra bebé, su alimentación durante la primera semana de vida fue un desafío, ya que permanecía muy cansada y no quería tomar su leche. Nos frustraba no poder asegurar que estuviera comiendo bien, y sabemos que surgirán muchas más preocupaciones: su ropa, su educación (¿en casa o en una institución?), su nutrición, y un largo etcétera.
Sin embargo, los autores del libro nos recuerdan que el objetivo principal de la paternidad va mucho más allá de simplemente proveer bienestar para nuestros hijos. Jueces 2 nos relata que la primera generación de Israel que entró en la tierra prometida murió, y que después de ella surgió otra que no conocía al Señor; el resto del libro detalla las desastrosas consecuencias de esto. Por lo tanto, los autores nos dicen: “Ustedes tienen el privilegio maravilloso y la oportunidad de participar ayudando a la siguiente generación a amar y adorar al Señor” (62).

Ese es nuestro objetivo principal en la paternidad: anunciar a nuestros hijos las maravillas del Señor, con la meta final de que sean discípulos de Cristo (Mt 28:19-20). Por supuesto, nosotros no podemos asegurar la salvación de nuestros hijos (eso solo le corresponde al Señor), pero sí somos instrumentos para la comunicación fiel del evangelio y el carácter de Dios. Sin duda, Deuteronomio 6:6-7 es uno de los pasajes que nos muestran de manera más clara cómo hacerlo:
Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Las enseñarás diligentemente a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Conclusión: consejería preparental
Una de las citas que más me llamó la atención en los elogios de este libro fue la de Ana Ávila: “La consejería preparental debería ser tan común como la consejería prematrimonial en la iglesia”. Tiene toda la razón. Recuerdo que, antes de casarnos, mi esposa y yo participamos en varias semanas de consejería prematrimonial. Fue un tiempo invaluable donde aprendimos, recordamos y reafirmamos verdades bíblicas fundamentales sobre el matrimonio. Nuestro pastor solía decir que su objetivo con ese mini programa era que “las parejas no se divorciaran cuando todo se pusiera mal”.
De manera similar, este libro no promete una paternidad sin problemas ni busca eliminar el sufrimiento o los desafíos. En cambio, su propósito es utilizar la Escritura para establecer un fundamento sólido en nuestra mente. Así, cuando la tormenta inevitablemente llegue, el barco de la familia cristiana no se hunda. Por esa razón, recomiendo este recurso a todas las parejas: a las que planean tener hijos, a las que ya están esperando uno, e incluso a las que ya llevan un buen tiempo de ser padres.
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