Hay miles de religiones en este mundo, y obviamente no todas son buenas. El mismo Jesús advirtió a sus discípulos de que vendrían falsos profetas usando su nombre, y enseñando mentiras, para desviar a la gente de la verdad (Mt. 24:24). El apóstol Pablo también dijo que hay personas de conciencia cauterizada, que hablan mentiras, y que son inspirados por espíritus engañadores (1 Ti. 4:1-2). Nosotros llamamos sectas a estas religiones. No estamos diciendo que todos los que pertenecen a una secta son deshonestos o mal intencionados. Hay muchas personas sinceras que cayeron víctimas de falsos profetas. Para evitar que esto ocurra con nosotros, debemos ser capaces de distinguir los signos característicos de las sectas. Aunque son muchas, tienen por lo menos cinco marcas en común:
- Ellas tienen otra fuente de autoridad más allá de la Biblia. Mientras que los cristianos sólo admiten la Biblia como fuente de verdadero conocimiento de Dios, las sectas adoptan otras fuentes. Algunas forjaron sus propios libros; otras aceptan revelaciones directas de parte de Dios; otras aceptan la palabra de sus líderes como teniendo autoridad divina. Otras hablan de nuevas revelaciones dadas por ángeles, o por el mismo Jesús. Y aunque aún citan la Biblia, ella tiene autoridad inferior a estas revelaciones.
- Ellas, en última instancia, disminuyen a la persona de Cristo. Aunque muchas sectas hablan bien de Jesucristo, no lo consideran como verdadero Dios y verdadero Hombre, ni como el único Salvador de la humanidad. Lo reducen a un hombre bueno, a un hombre divinizado, a un espíritu perfeccionado a través de muchas encarnaciones, o a una manifestación diferente de Dios, igual a otros líderes religiosos como Buda o Mahoma. A menudo, las sectas colocan a otras personas en el lugar de Cristo, a quienes adoran y en quienes confían.
- Las sectas enseñan la salvación por las obras. Esta es una característica universal de todas las sectas. Por creer que el hombre es intrínsecamente bueno y capaz de hacer por sí mismo lo que se necesita para salvar su alma, predican que él puede acumular méritos y llegar a merecer el perdón de Dios, a través de sus buenas obras practicadas en este mundo. Aunque las sectas son muy diferentes en su apariencia externa, son iguales en este punto. Algunas hablan de fe, pero siempre entienden la fe como un acto humano meritorio. Y en esto difieren radicalmente de la enseñanza bíblica de la salvación por la gracia mediante la fe.
- Las sectas son exclusivistas en cuanto a la salvación. Predican que sólo los miembros de su grupo religioso podrán salvarse. Mientras que los cristianos reconocen que la salvación es dada a cualquiera que se arrepiente de sus pecados y cree en Jesucristo como único Señor y Salvador (no importa la denominación religiosa), las sectas enseñan que no hay salvación fuera de su comunidad.
- Las sectas se consideran el grupo fiel de los últimos tiempos. Ellos enseñan que recibieron algún tipo de enseñanza secreta que Dios había guardado para sus fieles, cerca del fin del mundo. Es interesante que cada vez que nos acercamos al final de un milenio, crece el número de sectas afirmando que son el grupo fiel que Dios ha reservado para los últimos días de la humanidad.
Conclusión Podemos y debemos ayudar a las personas que cayeron víctimas de alguna secta. En la carta de Santiago está escrito que debemos procurar ganar a aquellos que se desvían de la verdad (Stg. 5:19-20). Para eso, sin embargo, es necesario que nosotros mismos conozcamos profundamente nuestra Biblia así como las doctrinas centrales del cristianismo. Más que esto, debemos tener una vida de oración, en comunión con Cristo, para recibir de él poder, amor y moderación.