Cómo predicar Proverbios: se necesita sabiduría para anunciar la sabiduría

Predicar a Cristo desde el libro de Proverbios puede resultar todo un desafío, pero no es una tarea imposible.
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Cuando los autores del Nuevo Testamento citan o aluden al libro de los Proverbios, solo ocasionalmente establecen vínculos explícitos con la persona y la obra de Cristo. Mucho más a menudo, utilizan este libro de sabiduría antigua para enseñar, reprender, corregir y formar a los cristianos en la justicia. Como Escritura cristiana, los Proverbios destacan a Cristo como la sabiduría de Dios, pero más que eso, ilustran la vida sabia y temerosa de Dios que fluye de una fe vibrante en Él.

La interpretación cristiana tiene una larga historia de lectura de toda la Escritura a través de la lente de Cristo. En el último medio siglo, este enfoque tradicional ha recibido un nuevo impulso por parte de influyentes eruditos y predicadores, así como de nuevas series de comentarios, todos los cuales han defendido el énfasis en predicar a Cristo en toda la Escritura.

Este enfoque da prioridad a la metanarrativa bíblica que culmina en Cristo. Según Edmund Clowney, “todas las Escrituras del Antiguo Testamento, no solo los pocos pasajes que se han reconocido como mesiánicos, nos apuntan a Cristo”.1 Al hacer esta afirmación, la hermenéutica cristológica examina cada texto bíblico en su lugar en el plan redentor unificado de Dios que se centra en la obra de Cristo.

Sin embargo, muchos han tenido dificultades para aplicar esta hermenéutica cristológica a la literatura sapiencial, incluido el libro de los Proverbios. Entonces, ¿cómo se puede predicar los Proverbios como Escritura claramente cristiana?

La interpretación cristiana tiene una larga historia de lectura de toda la Escritura a través de la lente de Cristo. / Foto: Unsplash

Identificación del problema

Muchos textos del Nuevo Testamento citan los libros legales, históricos y proféticos del Antiguo Testamento como anticipación de Cristo a través del sacrificio y el pacto. Además, varios salmos están explícitamente vinculados a Cristo (como, por ejemplo, el Salmo 110 en Hebreos 5:6; 7:17, 21). Sin embargo, numerosos salmos, así como muchas otras partes de la Literatura Sapiencial de la Biblia, son difíciles de relacionar con Cristo.2

Cuando llegamos a los libros sapienciales del Antiguo Testamento, y al libro de Proverbios en concreto, surge una pregunta esencial: ¿los dichos sapienciales de Proverbios hablan directamente de Cristo, o tienen una referencia más amplia al pueblo de Dios al desafiarlos a vivir sabiamente en el temor del Señor? Luchando por una referencia cristológica, Benjamin Quinn escribe: “Al enseñar Proverbios, debemos recordar y reconocer a Jesús a lo largo del camino. Recordamos a Jesús como el que es la Sabiduría encarnada, y recordamos a Jesús como el que caminó en sabiduría perfectamente, manifestando el camino de la sabiduría en el mundo y modelando el camino de la sabiduría para el mundo. Jesús es, por tanto, el héroe de los Proverbios”.3

Sin embargo, los defensores de predicar a Cristo en todas las Escrituras reconocen, al menos tácitamente, los considerables desafíos que supone intentar hacerlo en el libro de los Proverbios. Muchos libros que abogan por predicar a Cristo en toda la Biblia dejan los Proverbios prácticamente intactos.4 En vista de las escasas referencias a los Proverbios en tales libros, ¿qué nos queda? ¿Cómo se relacionan Proverbios con Cristo? Para responder a esta pregunta, tendremos que considerar algunos datos exegéticos cruciales.

Los que predican a Cristo en toda la Biblia admiten las dificultades y desafíos de hacerlo desde el libro de Proverbios. / Foto: Lightstock

Examen de las pruebas

Dos pasajes de Proverbios que con mayor frecuencia han sido interpretados cristológicamente son Proverbios 8:22-31 y Proverbios 30:4. Proverbios 8:22-31 ha tenido una larga y polémica historia interpretativa; en particular, desempeñó un papel significativo en la controversia arriana del siglo cuatro d. C.5 Algunos eruditos sostienen que este pasaje describe a la Sabiduría como el Hijo de Dios y anticipa la venida de Cristo como la Sabiduría encarnada.6 Sin embargo, numerosos defensores de la predicación de Cristo a partir del Antiguo Testamento reconocen que, aunque este pasaje puede presagiar el papel de Cristo como la sabiduría de Dios en 1 Corintios 1:24, 30 y Colosenses 2:3, es mejor verlo como una personificación poética de la sabiduría. Por ejemplo, Richard Belcher concluye: “Desde el punto de vista del Antiguo Testamento, es difícil argumentar que la Señora Sabiduría de Proverbios 8 es una hipóstasis divina de la naturaleza divina eterna de Cristo. La Señora Sabiduría se presenta constantemente en Proverbios 1 a 9 como una personificación de la sabiduría”.7

Incertidumbres similares se encuentran en Proverbios 30:4. La pregunta de Agur: “¿Cuál es Su nombre, y cuál es el nombre de Su hijo?”, ha sido directamente relacionada con las palabras de Jesús a Nicodemo en Juan 3:13 por Clowney, quien razona: “Agur implica que para conocer a Dios necesitamos tener acceso a Dios: que alguien suba al cielo y traiga la palabra de Dios. Jesús afirma que Aquel que ascendería al cielo primero debe descender del cielo; de hecho, al venir, también debe permanecer en el cielo, su propio hogar. Él es el Hijo del Hombre; ciertamente ascenderá al cielo, pero primero ha descendido del cielo y, por lo tanto, puede hablar de cosas celestiales”.8 Waltke, sin embargo, rebate razonando: “La respuesta a la pregunta de Agur… debe deducirse de la firme evidencia léxica de que en Proverbios ‘hijo’ siempre se refiere a un estudiante que escucha a su maestro. El hijo que Agur tenía en mente es Israel, como puede verse en muchos pasajes del Antiguo Testamento, como Éxodo 4:22, donde Dios llamó a Israel Su hijo único”.9

Proverbios ofrece sabiduría práctica para vivir con justicia, temor de Dios y discernimiento. / Foto: Lightstock

La narrativa sobre Jesús en Lucas 24:27, 44 es fundamental para evaluar cómo predicar a Cristo a partir del libro de los Proverbios. Clowney argumenta: “Si vamos a predicar a partir de toda la Biblia, debemos ser capaces de ver cómo toda la Biblia da testimonio de Jesucristo. La Biblia tiene una clave, una que desbloquea el uso del Antiguo Testamento por el Nuevo. Esa clave se presenta al final del evangelio de Lucas (Lucas 24:13-27; 44-48)”.10 Chapell hace la misma observación, aunque con una advertencia: “Jesús relacionó todas las partes de las Escrituras con Su propio ministerio. Esto no significa que cada frase, signo de puntuación o versículo revele directamente a Cristo, sino que todos los pasajes en su contexto sirven para nuestra comprensión de Su naturaleza y necesidad. Tal comprensión nos obliga a reconocer que no relacionar la explicación de un pasaje con la preparación, los aspectos o los resultados del ministerio de Cristo es descuidar lo que Jesús dijo que toda la Escritura estaba destinada a revelar. La exposición completa de cualquier texto requiere la explicación de su relación con Aquel a quien toda la Escritura apunta en última instancia”.11

La advertencia de Chapell señala el camino hacia una corrección crucial para aquellos que podrían buscar vínculos claros con Cristo en cada versículo del Antiguo Testamento. Como ha razonado Daniel Block, en el Antiguo Testamento las referencias explícitas al Mesías son valiosas, pero son escasas, por lo que “el Mesías es, en efecto, un tema importante del Antiguo Testamento, pero exageramos la interpretación de Lucas sobre el significado del discurso de Jesús… si asumimos que este es el tema de la Biblia y buscamos al Mesías en cada página”.12 Otro factor a tener en cuenta es el uso frecuente que hace Lucas de formas de pas (“todo”) en un sentido exagerado, como por ejemplo en Lucas 2:1, 3; 5:17; 6:17; 7:29; 12:7; 19:7; 21:17. He argumentado en otra parte: “Esta cuestión interpretativa podría compararse con la diferencia entre un candidato político que afirma que todos los votantes de los cincuenta estados le apoyan y otro que dice que los votantes de los cincuenta estados le apoyan”.13 En el contexto de Lucas 24, parece más factible imaginar a Jesús explicando pasajes seleccionados del Antiguo Testamento que daban testimonio de Él que insistir en que en el breve período de tiempo que pasó con los dos discípulos en el camino a Emaús, Jesús logró dilucidar todo lo que se decía sobre Él en cada texto del Antiguo Testamento.

Si vamos a predicar a partir de toda la Biblia, debemos ser capaces de ver cómo toda la Biblia da testimonio de Jesucristo. / Foto: Lightstock

También es crucial examinar cómo el Nuevo Testamento hace uso del lenguaje de los Proverbios. De las seis citas directas de Proverbios en el Nuevo Testamento, todas tienen referentes distintos de Cristo. Hebreos 12:5-6 cita Proverbios 3:11-12 en una reprensión dirigida a los cristianos. Proverbios 3:34 se cita dos veces, en Santiago 4:6 como corrección a los cristianos y en 1 Pedro 5:5 como instrucción para los cristianos más jóvenes. Proverbios 11:31 en 1 Pedro 4:18 funciona como reprensión para la casa de Dios, es decir, la comunidad cristiana. Proverbios 25:21-22 se utiliza en Romanos 12:20 como correctivo dirigido a los cristianos. Por último, en 2 Pedro 2:22, Proverbios 26:11 se utiliza en una extensa condena de los falsos maestros.

Cuando se examinan las 53 alusiones a los Proverbios en el Nuevo Testamento,14 en 12 casos los textos del libro de los Proverbios se aplican directamente a Cristo, el Hijo de Dios (Mt 16:27; 25:40; Lc 2:52; Jn 3:13; 7:38; 9:31; Col 2:3; Ap 2:23; 3:14, 19; 20:12-13; 22:12). En otros casos, la alusión se refiere más generalmente a Dios (Lc 16:15; Ro 2:6; 13:1; 2Ti 4:14) o específicamente al Padre (1P 1:17) o al Espíritu (1Co 2:11). Sin embargo, las alusiones a los Proverbios se dirigen, con diferencia, a los meros seres humanos, y el 62 por ciento (3315 de 53) no funcionan como referencias a Cristo, sino como enseñanza, reproche, corrección y formación en la justicia dirigida a los cristianos.16 Estos datos bíblicos demuestran que, en el Nuevo Testamento, los textos de los Proverbios hablan con mayor frecuencia de los comportamientos que deben caracterizar la vida de las personas sabias y piadosas, en lugar de referirse específicamente a Cristo.

El Nuevo Testamento hace uso del lenguaje de los Proverbios. / Foto: Lightstock

Acercándonos a una solución

En su ensayo “Meditation in a Toolshed” [“Meditación en un depósito de herramientas”], C. S. Lewis diferencia entre mirar hacia un rayo de sol y mirar a lo largo de un rayo de sol.17 Ya se ha visto que solo una docena de los refranes de sabiduría de los Proverbios se aplican directamente a Cristo en el Nuevo Testamento, ya que miran hacia Él. En el 80 por ciento de los casos, las citas y alusiones de los Proverbios miran a lo largo de Cristo mientras enseñan, reprenden, corrigen y forman a los cristianos en su comportamiento. Paul Koptak razona: “El contexto más amplio de la literatura sapiencial apoya la sugerencia de que el libro debe leerse como la educación de un joven que recibe la instrucción de personas mayores y con más experiencia que él”.18 Ernest Lucas añade el importante punto de que “los sabios se preocupan por la formación del carácter. Quieren producir mejores personas que producirán un mundo mejor. La clave para esto son las personas cuyo ‘ser’ está moldeado por ‘el temor de Yahvé’. Esto determinará entonces su ‘hacer’”.19

Una docena de los refranes de sabiduría de los Proverbios se aplican directamente a Cristo en el Nuevo Testamento, ya que miran hacia Él. / Foto: Unsplash 

Cuando se alude a los textos de Proverbios en el Nuevo Testamento, en la mayoría de los casos se conserva su enfoque original en la formación del carácter de los jóvenes, pero se aplica de manera más amplia a todos los cristianos. Así, esta antología de dichos sabios “proporciona un recurso pedagógico para la santificación”20 en relación con la consumación del creyente en Cristo (Col 1:28). Lo que Proverbios ordena es la calidad de vida de aquellos a quienes Pablo describe como personas espirituales (1Co 2:15-16; Ga 6:1), cuyas vidas manifiestan un patrón constante del fruto del Espíritu (Ga 5:22-23). Duane Garrett argumenta bien: “La función de las Escrituras no es solo llevar a los no creyentes al arrepentimiento y la fe en Cristo, sino también instruir y nutrir a los creyentes con la verdad que transforma nuestra comprensión y nuestras vidas. Si esto es así, entonces el creyente debe estudiar la literatura sapiencial de la Biblia… y el ministro cristiano debe predicarla… Aquí podemos aprender a rechazar el comportamiento erróneo y dañino y a elegir los caminos que agradan a Dios y traen felicidad, el estilo de vida que surge de la fe en el Señor”.21

Proverbios nos invita a predicar a los creyentes de manera que se esfuercen por transformar sus acciones, actitudes y valores cada vez más en la dirección de la semejanza con Cristo, de ser completos en Cristo, que, según afirmó Pablo, era el objetivo de su ministerio (Col 1:28).

Proverbios nos invita a predicar para transformar vidas a la imagen de Cristo. / Foto: Lightstock

Predicar los Proverbios como Escritura cristiana

¿Cómo podemos predicar los Proverbios como Escritura cristiana?

Siguiendo el modelo del Nuevo Testamento, podemos establecer ocasionalmente conexiones entre las descripciones de la sabiduría en los Proverbios y aspectos de Cristo, que es la sabiduría de Dios (1Co 1:24) y en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (Col 2:3). En estos casos, predicamos los Proverbios mirando a Cristo.

Sin embargo, en el Nuevo Testamento se utilizan con mucha más frecuencia textos de los Proverbios para enseñar a los creyentes a caminar por el camino de la sabiduría de Dios. De esta manera, se exhorta a los creyentes a obedecer el imperativo de ocuparse en su salvación (Fil 2:12), basado en el indicativo de que Dios obra en ellos por medio de Su Espíritu que mora en ellos, dándoles así tanto el deseo como la capacidad de hacer lo que le agrada (Fil 2:13). En efecto, los escritores del Nuevo Testamento nos muestran cómo mirar a lo largo de Cristo, ya que los textos de los Proverbios proporcionan enseñanza, reproche, corrección y formación en la justicia para los cristianos.

En el Nuevo Testamento se utilizan con mucha más frecuencia textos de los Proverbios para enseñar a los creyentes a caminar por el camino de la sabiduría de Dios.

Al predicar los Proverbios como Escritura cristiana, debemos tener en cuenta varias cosas. Primero, leer los Proverbios como la sabiduría de Dios para la vida, como indica su prólogo (Pro 1:1-7). En los Proverbios, la persona sabia es aquella que es hábil para vivir de acuerdo con la norma justa de Dios, es decir, vivir por el temor del Señor, que es el principio o la esencia de la sabiduría (Pro 9:10). Al escribir sobre los Salmos, C. S. Lewis insistió en que deben leerse como poemas para poder entenderlos correctamente, o “nos perderemos lo que hay en ellos y pensaremos que vemos lo que no es”.22 Del mismo modo, al predicar los Proverbios, debemos leer y aplicar sus dichos como sabiduría, o podemos perder lo que enseñan.

Segundo, vincular los imperativos del comportamiento sabio con los indicativos de lo que Dios ha hecho por y en el creyente a través de Cristo. Si los Proverbios se predican solo como un llamado moralista a una vida astuta que no se basa en el evangelio, entonces pueden ser escuchados simplemente como un desafío para pasar página en un esfuerzo por lograr una vida más feliz y exitosa. Sin embargo, si los Proverbios se presentan como un llamado de Dios a Su pueblo para que lo reverencien en todas sus acciones y actitudes, entonces eso requiere una transformación arraigada en la justicia de Cristo que se imputa a aquellos que han puesto su fe en Él. Solo el Espíritu de Cristo en nosotros puede producir el deseo y la capacidad de vivir sabiamente y agradar a Dios.

Proverbios llama a reverenciar a Dios, exigiendo una transformación basada en la justicia de Cristo. / Foto: Lightstock

Tercero, predica los proverbios como refranes de sabiduría, no como absolutos o garantías. En todas las culturas, los refranes de sabiduría son generalizaciones memorables en lugar de enseñanzas completas o precisas, y por eso a menudo se equilibran con otras máximas. Por ejemplo, decimos que “a quien madruga, Dios le ayuda”, pero también que “la prisa es mala consejera”. Proverbios 26:4 aconseja: “No respondas al necio conforme a su necedad, no sea que tú también seas como él”, pero el siguiente versículo insta: “Responde al necio conforme a su necedad, no sea que él se tenga por sabio”. Ninguno de los dos dichos debe tomarse de forma absoluta; más bien, la persona sabia sabe cuándo ignorar al necio y también cuándo llamarle la atención. El conocido refrán de Proverbios 22:6 se ha promocionado con demasiada frecuencia como una garantía formulista de que una buena crianza producirá buenos hijos, pero eso apenas explica la familia en la que algunos de los hijos siguen a sus piadosos padres, pero otros se apartan de la fe. De hecho, Proverbios tiene mucho que decir sobre la responsabilidad del niño, así como la de los padres.

Cuarto, en su mayor parte, predica temas de los Proverbios en lugar de refranes individuales. Varios proverbios individuales (como Proverbios 3:5-6) y algunos grupos de refranes de sabiduría relacionados (por ejemplo, Proverbios 26:13-16) pueden exponerse como unidades literarias independientes. Sin embargo, el libro de los Proverbios presenta con mayor frecuencia una colección de refranes que no parecen estar situados en un contexto fácilmente discernible. Para predicar estos, se requerirá cierta previsión y planificación diligentes. Lee Proverbios y selecciona los dichos que se relacionan con un tema en particular, estudia cada dicho individualmente y luego unifica en un esquema temático. Usando este proceso, una vez desarrollé una serie de sermones de Proverbios sobre virtudes poco comunes que deben cultivarse en la vida cristiana.23

Dado que el Antiguo Testamento forma parte de las Escrituras cristianas (2Ti 3:16), los temas que se encuentran en los Proverbios son la Palabra de Dios, por la cual “el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2Ti 3:17). Además, a menudo pueden vincularse con exhortaciones a una vida piadosa en el Nuevo Testamento. En última instancia, el comportamiento justo que se exhorta en Proverbios tiene su origen en la justicia imputada de Cristo, que capacita a los que están en Cristo para caminar en sabiduría.


Publicado originalmente en Desiring God. Las notas de referencia puedes encontrarlas en el artículo original.

Dan Estes

Dan Estes es profesor distinguido de Antiguo Testamento en la Universidad de Cedarville, donde ha enseñado durante 41 años. Sus libros y artículos publicados se han centrado especialmente en la sabiduría del Antiguo Testamento y los Salmos.

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