¿Por qué Dios le prohibió una sola cosa a las personas que creó? ¿Por qué las hizo a Su imagen y semejanza y luego les impuso una prohibición? ¿Cuál era el propósito de ese engañoso árbol del conocimiento del bien y del mal? Sinclair Ferguson aborda este tema en El Cristo completo.
Les doy todo lo que hay en este huerto. Vayan y disfrútenlo.
Pero antes de que se vayan, les he dado todo esto porque los amo. Quiero que crezcan y se desarrollen en su comprensión y su amor por Mí. Así que este es el plan:
Hay un árbol aquí, “el árbol del conocimiento del bien y del mal”. No coman su fruto.
Sé que quieren saber por qué, ¿no es cierto?
Bueno, los he creado a Mi imagen. Les he dado instintos para que disfruten lo que Yo disfruto.
Así que, en cierto sentido, ustedes hacen naturalmente lo que me agrada y al mismo tiempo también les causa placer. Pero quiero que crezcan en confianza y en amarme solo por quien soy, porque Yo soy el que soy.
Solo podrán hacerlo si están dispuestos a obedecerme, no porque estén configurados para hacerlo, sino porque quieren mostrarme que confían en Mí y me aman.
Si lo hacen, descubrirán que se vuelven más fuertes y que su amor por Mí se profundiza.
Créanme, sé lo que les digo.
Es por eso que he puesto ese árbol allí. Mi deseo de bendecirlos es tan grande que les mando que coman y disfruten del fruto de todos estos árboles. ¡Es una orden! Pero tengo otra orden. Lo que quiero que hagan es sencillo: no coman del fruto de aquel árbol.
No les pido esto porque el árbol sea feo, de hecho, es tan atractivo como los demás árboles. Yo no creo cosas feas, ¡nunca! No podrán mirar el fruto y pensar: “Debe saber horrible”. Es un árbol de hermoso aspecto. Así que es simple. Confíen en Mí, obedézcanme y ámenme por quien soy y porque disfrutan lo que les he dado. Confíen en Mí y obedézcanme y crecerán.
Publicado originalmente en Challies.