La idolatría es futilidad: cuando los falsos dioses no pueden salvarnos

Todos somos propensos a la idolatría. Nuestros falsos dioses prometen mucho, pero a la hora de rescatarnos son arrasados por el viento. Solo Dios salva.
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Todos somos propensos a la idolatría. Podemos considerarnos demasiado avanzados para inclinarnos ante un ídolo de madera o de piedra; o doblar la rodilla ante la imagen de un animal o de un ser humano. Pero, ninguno de nosotros es inmune a inclinarse ante los ídolos de nuestros sueños y deseos, ante los ídolos de nuestros corazones errantes. Ninguno de nosotros puede resistirse para siempre a la fascinación de nuestros anhelos ilícitos, de encontrar esperanza en las riquezas, de encontrar sentido en los elogios. De un modo u otro, todos somos propensos a la idolatría; y la idolatría es futilidad.

En las profecías de Isaías escuchamos la voz de Dios rechazando a la nación de Israel por su compromiso con los ídolos. Él desafía al pueblo a considerar el costo de apartarse del Dios que los llamó, salvó y amó. “Cuando clames, [dice el Señor], que te libren tus ídolos” (Is 57:13).

Él sabe que el día llegará cuando Su pueblo enfrente una gran calamidad. Él conoce que el día llegará cuando Su pueblo entenderá que no pueden salvarse a sí mismos. Y, en aquel tiempo, el Señor les dirá, que han de ser coherentes y clamar a sus ídolos por ayuda, liberación y satisfacción. Clamar a aquellas piezas de madera, clamar a aquellos bloques de piedra para que vengan y les libren.

En las profecías de Isaías escuchamos la voz de Dios rechazando a la nación de Israel por su compromiso con los ídolos. / Foto: Jhon Montaña

¿Y qué pasará? “A todos ellos [los] llevará el viento, un soplo los arrebatará” (Is 57:13). En aquel día, cuando en desesperación clamen por liberación, ellos verán la futilidad de su idolatría, sus dioses estarán inhabilitados para permanecer delante de la más pequeña brisa, el más leve soplo, la más pequeña ráfaga de viento.

Podemos revolear nuestros ojos en actitud de exasperación hacia los israelitas por dejarse convencer tan fácilmente de Baal, Asera y Moloc. Puede que nos burlemos de ellos por pensar que estos dioses imaginarios podrían haber intercedido alguna vez en su favor, o que podrían haber acudido a su rescate, o haber sido dignos de su adoración. Pero, con un poco de honestidad, tenemos que admitir que somos igual de influenciables. Tomando un momento de introspección, debemos considerar el costo de nuestra propia idolatría.

Así como Israel fue seducido por falsos dioses, también nosotros debemos enfrentar el costo de nuestra propia idolatría.

“Cuando clames, que te libren tus ídolos”, dice Dios a Israel. Y, quizá, dice para nosotros: “Cuando encuentres tiempos de profundo duelo y dolorosa pérdida y anheles ser confortado, que las mujeres de tu pornografía se apresuren a acompañarte. Que ellas atiendan tus angustias”.

“Cuando ya estés anciano y enfermo, y necesites a alguien que cuide de ti, o simplemente se preocupe por ti, deja que tu profesión venga a tu lado y te atienda. Deja que te reconforte mientras te preparas para la eternidad”.

Hay esperanza incluso para el idólatra, si está dispuesto a arrepentirse, si solo está dispuesto a volverse al Dios que salva. / Foto: Unsplash

“Cuando hayas pecado y transgredido y anheles a alguien que te ame y camine contigo mediante el arrepentimiento y restauración, deja que los personajes de los libros o de las películas o juegos que han consumido tu tiempo estén contigo. Deja que sean el amigo que es más unido que un hermano en tiempo de angustia”.

“Cuando hayas sido tratado injustamente, olvidado por aquellos que deberían amarte y cuidar de ti, que tu dinero se apresure a ponerse a tu lado. Puesto que has dado prioridad a las riquezas antes que a las relaciones. Deja que tu cuenta bancaria, automóviles y tus viviendas vacacionales acudan a rescatarte”.

Pero, Dios no dejará a Su pueblo sin esperanza. Hay esperanza incluso para el idólatra, si está dispuesto a arrepentirse, si solo está dispuesto a volverse al Dios que salva. “Mas el que en mí confía, [dice el Señor], tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte” (Is 57:13). Nunca es tarde para volverse a Dios, nunca es tarde para clamar a Él en busca de ayuda y libertad, nunca es demasiado tarde para acudir a Aquel que es, y siempre será, nuestro refugio.


Publicado originalmente en Challies.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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