Torturado por Cristo: la poderosa historia de la iglesia clandestina y nuestro llamado a servirla

En Torturado por Cristo, el pastor Richard Wurmbrand relata el precio de defender su fe durante la ocupación comunista de Rumanía. Su historia de resistencia y compasión desafía a los creyentes de hoy a actuar frente a la persecución de cristianos en el mundo.
Foto: VaE

La persona que me lo regaló, escribió en la dedicatoria: “Este libro te romperá el corazón un millón de veces”. Definitivamente no estaba exagerando. Torturado por Cristo, escrito por el pastor Richard Wurmbrand, cuenta la historia de la iglesia perseguida en Rumania; de cómo nuestros hermanos enfrentaron meses de confinamiento solitario, años de torturas indescriptibles, horribles temporadas de hambruna y frío, el secuestro y asesinato de sus seres queridos, e innumerables muertes, todo a manos del régimen comunista durante la segunda mitad del siglo pasado.

A pesar de las extremas torturas físicas y psicológicas, el pastor Richard Wurmbrand siempre se negó a rechazar su fe y a colaborar con el régimen comunista soviético que ocupó Rumania. Pasó un total de 14 años en la cárcel por confesar su fe en Cristo: fue arrestado en 1948, liberado temporalmente en 1956, y encarcelado nuevamente en 1959, hasta que organizaciones internacionales pagaron por su liberación en 1964. Durante todo su tiempo en prisión, siempre predicó el evangelio apasionadamente a sus captores y a los demás presos.

“Yo no tuve el privilegio”, dijo el pastor Wurmbrand, “como muchos de mis hermanos en la fe lo tuvieron, de tener la muerte de un mártir en prisión” (63). El Señor tuvo otro propósito para este apasionado pastor: después de ser liberado, fue a Occidente para hablar sobre los sufrimientos de la iglesia clandestina en los países comunistas. En 1967, escribió Torturado por Cristo, buscando convencer a la iglesia en los Estados Unidos y otros países libres sobre su gran responsabilidad para con sus hermanos sufrientes en todo el mundo.

Fotografía de Richard Wurmbrand cuando estuvo en prisión. / Foto: Wikipedia

El pastor Wurmbrand también es el fundador de la organización La voz de los mártires, que desde 1967 se ha dedicado a apoyar a los cristianos perseguidos en naciones oprimidas, y sigue bendiciendo a cristianos hoy en países como China, Laos y Corea del Norte. Luego de su liberación y hasta su muerte en el 2001, el pastor Wurmbrand siguió impactando a muchos cristianos con su testimonio, sus escritos, su predicación y su mensaje sobre la iglesia perseguida.

Torturado por Cristo se compone de 7 capítulos, en los que progresivamente se cuenta la historia de la nuestros hermanos en Rumania: desde los comienzos de la persecución con la ocupación soviética, hasta que el país se convierte en una República Socialista, y desde que el pastor Wurmbrand es encarcelado hasta su liberación. Creo que hay tres ideas transversales que atraviesan todo el libro y que son el fundamento de toda la narración.

Torturado por Cristo se compone de 7 capítulos, en los que progresivamente se cuenta la historia de la nuestros hermanos en Rumania / Foto: VaE

1. La iglesia clandestina enfrenta torturas indescriptibles

Torturado por Cristo genera en el lector una profunda empatía hacia nuestros hermanos que sufren prisiones y torturas. Un padre que debe ver morir a su hijo a golpes; una joven que es atrapada y enviada a la cárcel el día de su boda; cristianos que son sometidos al terrible frío de invierno hasta el punto de la muerte (y luego calentados antes de que mueran, para ser enviados una vez más al frío). El pastor Wurmbrand, cuando las describe, dice:

Las torturas a veces eran horribles. Prefiero no hablar demasiado de las que he pasado; es demasiado doloroso. Cuando lo hago, no puedo dormir por la noche (34).

Y nuevamente…

Hay cosas que simplemente no se pueden contar. Mi corazón fallaría si las contara una y otra vez. Son demasiado terribles y obscenas para ponerlas por escrito. ¡Eso es lo que tus hermanos en Cristo han pasado y están pasando ahora! (37).

Sin embargo, las historias de las torturas no terminan en desesperanza. Los cristianos que derramaron su sangre en las prisiones soviéticas demostraron un espíritu de perseverancia en la fe y pasión por el evangelio. “Era un trato”, dijo el pastor Wurmbrand, “nosotros predicábamos y ellos nos golpeaban. Nosotros éramos felices predicando; ellos eran felices golpeándonos; así que, todos eran felices” (41). En medio del dolor, estos hermanos fueron grandes ejemplos de cómo un corazón para Dios se sobrepone a todos los sufrimientos terrenales:

Una gran lección surgió de todas las golpizas, torturas y masacres de los comunistas: que el espíritu es dueño del cuerpo. Sentíamos la tortura, pero a menudo parecía algo distante y muy alejado del espíritu, que estaba perdido en la gloria de Cristo y en Su presencia con nosotros (42-43).

Foto policial de Richard Wurmbrand. / Foto: The Northern Iowan

2. El amor cristiano debe tener gran compasión de los ateos

Es natural pensar que el dolor que sufrieron los cristianos a manos de los comunistas los llevaría a estar llenos de odio y resentimiento. Sin embargo, estos hermanos nuestros encarnaron el evangelio al amar a sus enemigos (Mt 5:44). Las páginas de Torturado por Cristo están llenas de compasión hacia los torturadores y líderes del gobierno soviético:

Odio el sistema comunista, pero amo a los hombres. Odio el pecado, pero amo al pecador. Amo a los comunistas con todo mi corazón. Los comunistas pueden matar a los cristianos, pero no pueden matar su amor hacia quienes los mataron. No tengo la menor amargura ni resentimiento contra los comunistas ni contra mis torturadores (52).

Lo más maravilloso de ese amor es que trasciende las palabras y se ve en acciones reales. Cuando de manera impredecible un torturador terminaba en la misma celda de un cristiano al que antes había hecho daño, era recibido con la entrega sacrificial de Cristo:

Más tarde, los comunistas que nos habían torturado también fueron enviados a prisión. Bajo el comunismo, los comunistas, e incluso los líderes comunistas, son encarcelados casi tan a menudo como sus adversarios… Y mientras los no cristianos mostraban odio hacia sus antiguos inquisidores y los golpeaban, los cristianos los defendían, incluso a riesgo de ser golpeados ellos mismos y acusados de ser cómplices del comunismo. He visto a cristianos dar su última rebanada de pan (se nos daba una rebanada a la semana) y la medicina que podría salvarles la vida a un torturador comunista enfermo, que ahora era un compañero de prisión (55).

Uno de los hechos más esperanzadores en Torturado por Cristo es que los rusos recibían el evangelio con gran deseo. “Para mí, predicar el evangelio a los rusos es el cielo en la tierra”, afirmó el pastor Wurmbrand. “He predicado el evangelio a hombres de muchas naciones, pero nunca he visto a un pueblo recibir el evangelio como los rusos. Tienen almas muy sedientas” (17). Para los creyentes en Occidente, la respuesta de estos nuevos cristianos al evangelio resulta una verdadera exhortación. La siguiente historia, aunque un poco extensa, es un claro de la sincera fe de los rusos convertidos:

Le leí el Sermón del Monte y las parábolas de Jesús. Después de escucharlas, él danzó alrededor de la habitación con un gozo extático, proclamando: “¡Qué belleza tan maravillosa! ¿Cómo pude vivir sin conocer a este Cristo?”. Era la primera vez que veía a alguien tan gozoso en Cristo… Luego cometí un error. Le leí la pasión y crucifixión de Cristo, sin haberlo preparado para esto. No lo había esperado y, al escuchar cómo Cristo fue golpeado, cómo fue crucificado y que al final murió, cayó en un sillón y comenzó a llorar amargamente. ¡Había creído en un Salvador y ahora su Salvador estaba muerto!… Lo miré y me sentí avergonzado. Me había llamado a mí mismo cristiano, pastor y maestro de otros, pero nunca había compartido los sufrimientos de Cristo como este oficial ruso los compartía ahora. Al mirarlo, era como ver a María Magdalena llorando al pie de la cruz, llorando fielmente cuando Jesús yacía como un cadáver en la tumba (18).

Las páginas de Torturado por Cristo están llenas de compasión hacia los torturadores y líderes del gobierno soviético. / Foto: CLC

3. La iglesia en Occidente debe cuidar de sus hermanos perseguidos en todo el mundo

El objetivo central de Torturado por Cristo es motivar a la iglesia en Occidente a actuar frente a los horrores que sufren nuestros hermanos en las naciones en donde el evangelio es oprimido. Es posible que por nuestro contexto particular nunca experimentemos los mismos sufrimientos descritos en el libro, o por lo menos no con la misma intensidad. Sin embargo, la unidad en el cuerpo de Cristo no cambia (1Co 12:12-31); somos uno solo con estos hermanos. ¿Qué haremos al respecto?

El primer paso es rogar a Dios por un amor real en nuestros corazones:

Muchos cristianos en Occidente no sienten amor por aquellos en las naciones cautivas. La prueba de ello es que no hacen nada por su salvación. Tienen misiones para persuadir a los cristianos de una denominación a cambiar a otra. Pero muchos no tienen misiones para las naciones cautivas, alegando que dicho trabajo es “contra la ley”. No los aman (64).

Luego, es necesario seguir enviando ayuda hoy. Así como el pastor Wurmbrand fue liberado por la acción de hermanos en Occidente, así muchas más necesitan de esta compasión:

Las familias de los mártires cristianos también necesitan nuestra ayuda. Decenas de miles de estas familias sufren ahora de una manera indescriptiblemente trágica. Cuando un miembro de la Iglesia clandestina es arrestado, una terrible tragedia golpea a su familia. Generalmente es ilegal que alguien los ayude. Esto está muy bien planeado por los gobiernos para aumentar el sufrimiento de la esposa y los hijos que quedan atrás. Cuando un cristiano va a prisión —y a menudo a la tortura y la muerte— el sufrimiento solo comienza. Su familia sufre sin fin. Puedo afirmar con certeza que, si los cristianos comunes y corrientes en el mundo libre no me hubieran enviado ayuda a mí y a mi familia, ¡nunca hubiéramos sobrevivido para escribir estas palabras!… Por supuesto, también debemos ayudar a los indios y africanos que pasan hambre. Pero ¿quién merece más la ayuda de los cristianos que las familias de aquellos que han muerto por Cristo o que son torturados por su fe en las prisiones de naciones restringidas? (149).

Ahora, lo maravilloso de leer este libro en el siglo veintiuno es que podemos ser testigos de cómo se ha realizado una gran misión para servir a hermanos privados de la libertad en lugares como China, Corea del Norte y Laos; La voz de los mártires es el más claro ejemplo de ello. Si bien para 1967 no había muchos testimonios de cristianos siendo rescatados y amados por mano de la iglesia en Occidente, eso ha cambiado en las últimas décadas.

Con todo, necesitamos perseverar. ¿De qué manera serviremos a la iglesia perseguida en nuestros días?


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David Riaño

David Riaño es editor general de BITE Project. Es parte del equipo plantador de la Iglesia Familia Fiel en Cajicá, donde también sirve en ministerios de enseñanza. Es Licenciado en Filología Inglesa y Magíster en Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia. Disfruta tomar café y ver series con su esposa Laura.

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