Lecciones del peor sermón que he escuchado

He tratado de hacerme un hábito de no escuchar la predicación de otros con un espíritu crítico. Después de todo, yo sé cuánto trabajo que no se ve hay en la preparación de un buen sermón.

He tratado de hacerme un hábito de no escuchar la predicación de otros con un espíritu crítico. Después de todo, yo sé cuánto trabajo que no se ve hay en la preparación de un buen sermón. Y también sé cómo a veces, a pesar de tus mejores esfuerzos, el sermón que habías planeado no sale de la manera que esperabas. Así que cuando visito otras iglesias, mi corazón está dispuesto a ser lo más generoso posible hacia el predicador y sus esfuerzos. El verano pasado tuve un tiempo sabático, así que tuve la posibilidad de escuchar muchas predicaciones en diferentes grupos de iglesias. Todas las iglesias a las que asistí, y todos los hombres que las pastorean, son fieles a Cristo. Hasta donde puedo decir, ellos aman a Dios y Su evangelio, y están ansiosos de ver a las personas venir a Cristo por la fe. Todos los sermones que he oído contenían verdad, convicción y cosas útiles para que sus oyentes escuchen, crean y lo practiquen. Pero al final del verano, llegué a la conclusión de que hay algo muy errado con muchos de los predicadores evangélicos. Aquí están las notas que tome en el verano:

  • Menos de la mitad de los sermones mencionaron la muerte de Jesús en la cruz.
  • Ni una vez, ninguno de los predicadores explicó lo que era el pecado o porqué necesitamos ser salvados de él.
  • Solo una vez en tres meses un predicador mencionó la resurrección de Cristo de la muerte.

Tengo que admitir que cuando los servicios terminaban y el predicador invitaba a las personas a que reciban a Cristo, no tenía la menor idea de porqué alguien lo haría, basado solamente en el sermón. Me quedaba con preguntas: ¿Cuál era el significado de la vida de Jesús? ¿Cuál fue el propósito de Su muerte? ¿Sigue muerto? ¿Por qué necesito ser salvado? ¿Puedo simplemente ganarme mi salvación? ¿Qué pasa después de que “le entregue mi vida a Jesús”? Una vez más, pienso que todos los pastores y la mayoría de las personas en esas iglesias aman a Jesús. El problema es que ellos asumen que todos los demás ya conocen toda la historia de la Biblia. Después de todo, el razonamiento es, que ellos están en la iglesia, y que la gente en la iglesia no necesita que se le explique acerca del pecado, o de Jesús, o de la resurrección semana tras semana; ellos solo necesitan ser animados, exhortados y enviados. Pero pensemos por un segundo la clase de discípulos que este tipo de predicación crea. Si la gente se alimenta de este escaso alimento espiritual semana tras semana, su entendimiento de lo que significa ser un cristiano con el tiempo ciertamente será deformado. Marcará la forma en la que ellos leen sus Biblias los jueves por la mañana. Impactará en la manera en que ellos acudan a sus Biblias cuando tengan un problema. He aquí el punto de este artículo: el antídoto para este tipo de predicación es un compromiso con la teología bíblica. Nuestras iglesias necesitan una aproximación a la predicación y al discipulado que tome en serio la historia competa de la Biblia. Nosotros necesitamos brindar regularmente una teología bíblica que sostenga nuestro ministerio para comprender y comunicar con precisión el mensaje o cualquiera sea el texto que estemos enseñando. El peor sermón que he escuchado En este punto, podría darles muchos ejemplos de personas que han hecho un excelente trabajo en este asunto, pero ¿dónde estaría lo divertido? En lugar de eso, déjenme contarles acerca del peor sermón que he escuchado, y cómo una pequeña dosis de teología bíblica podría haberlo solucionado. Fue entregado en una conferencia de hombres por un predicador nacionalmente reconocido con una buena reputación en la comunidad evangélica. Como punto de partida, el predicador usó la historia de Génesis 18 donde Abraham negoció con Dios sobre el destino de Sodoma. Desde allí él extrajo una lección: “Dios está buscando por un hombre justo en tu familia”. De la misma manera que examinó Sodoma para buscar a una persona justa, Él está mirando tu hogar y está buscando a un hombre justo. La aplicación fue clara: necesitas ser esa clase de hombre; debes dejar de inventar excusas y dejar de ser egoísta e inmaduro. Para ser claro, todo lo que se de este predicador me dice que él cree el evangelio. Él es por mucho un comunicador más poderoso de lo que yo jamás seré, y su predicación es atractiva, divertida y bien ilustrada. Y todos, incluido yo, salimos de ese lugar queriendo ser mejores hombres. Y eso es lo que lo hace un mal sermón. Dejemos de lado por un momento si es que el mensaje del predicador    hizo justicia a lo que trata en realidad Génesis 18  (una pista: no lo hizo), y, en lugar de eso, vamos a enfocarnos en una aún más importante pregunta: ¿Fue si quiera un sermón cristiano? ¿No es “trabaja duro, haz lo mejor que puedas” un mensaje que nuestros amigos musulmanes y budistas podrían abrazar? ¿Es el mensaje del cristianismo realmente que Dios está mirando para ver si somos suficientemente buenos, así que más nos vale que nos limpiemos bien y andemos rectamente? No me mal entienda: el sermón eventualmente llegó a mencionar algo sobre Jesús. Pero en lugar de explicar el evangelio, el predicador usó una ilustración en la que comparó a Jesús con Mickey Goldmil de las películas de Rocky, particularmente en el momento en el que Mickey se le aparece a nuestro héroe caído en desgracia y le insta a “que se levante y pelee… porque Mickey te ama”. El problema con esa ilustración es quíntuple:

  • Compara a Jesús con un entrenador de boxeo muerto que aparece durante la alucinación de un boxeador. Estoy seguro de que podemos hacer algo mejor.
  • Un sermón debe proclamar el evangelio de Cristo partiendo del texto que se esté tratando. Esencialmente, lo que el predicador hizo fue crear un problema (aplastar con la culpa) por medio de un manejo incorrecto del texto, y luego hizo el intento de resolverlo encajando a Jesús en el final patético de una terrible película.
  • Lo que se predicó no fue realmente el evangelio. Jesús no viene y nos dice: “Te amo, así que ahora vuelve al trabajo”. Si tu quisieras hacer el intento de limpiar ese desastre, necesitarías decir algo como esto: Dios está buscando a un hombre bueno en tu casa y no lo encontró. Así que tú mereces ser juzgado como Sodoma. Pero aquí están las buenas noticias: Él envió a Su Hijo para ser ese hombre bueno y para cargar el juicio que tú merecías. Él resucitó de los muertos y te da Su justicia perfecta como un regalo. Así que ahora tú eres libre de la culpa; tu viejo hombre está muerto y hay un nuevo tú en Cristo, y eres empoderado por Su Espíritu para vivir de una manera totalmente distinta”. El pastor puso a sus oyentes en medio de la historia equivocada. Él los puso en una especie de mundo terrible, donde lo único que Jesús hace por nosotros es decirnos que nos ama para que nosotros podamos mejorarnos a nosotros mismos y así tratar de evadir del terrible juicio de Dios.
  • Esto ni si quiera funciona. Si todos salieran de esa conferencia pensando que lo que realmente necesitan es esforzarse más, ¿cuánto tiempo crees que durará? Una semana o dos como mucho. ¿Por qué? Porque no hay ningún poder en esa clase de mensaje; solamente te motivará por un momento.
  • Las personas se fueron de ese salón pensando que esa es una manera legítima de leer e interpretar la Biblia.

De qué manera podemos hacerlo mejor Así que, ¿qué fue lo que salió mal con el sermón? ¿Cómo podríamos encontramos a nosotros mismos cayendo en el mismo camino inútil, quizás, sin si quiera darnos cuenta? Para evitar errores similares, tenemos que tomar en serio la teología bíblica en nuestras predicaciones. Necesitamos ubicar nuestro texto en el contexto más amplio de la línea histórica de la Biblia, para poder ubicarnos a nosotros mismos en relación con sus temas y significados generales. Lo que hizo el predicador fue tomar un texto y acercarse a él sin salir en ningún momento a considerar su contexto más amplio. Él se cerró en la idea de Dios buscando justicia en medio de la iniquidad, y nunca salió para respirar aire, así que no tenía a donde ir. Él no tuvo maneras legítimas de conectar el evento de Génesis 18 con su audiencia. Y eso es una vergüenza, porque ese pasaje de hecho tiene una serie de grandes hilos de los que podría haber tirado en su lugar.

  • La pregunta de Abraham: El juez de toda la tierra ¿no hará lo que es justo?
  • El tema del juicio en contra del pecado.
  • La idea de Dios mostrando Su misericordia a una familia que Él eligió de entre el resto del mundo.

Esas son algunas ideas bíblicas con las cuales trabajar. Un predicador debe explicar el desarrollo de la narrativa de Génesis y cómo encuentra su cumplimiento en Cristo, el único justo que asumió nuestro juicio para que podamos ser recipientes de la misericordia inmerecida de Dios. Podemos hacerlo mejor que esos sermones que tuercen el texto y dejan a las personas sin nada más que una charla motivacional basada en la Biblia. Cuando prediques un texto, recuerda que se trata de una declaración hecha en el contexto de la historia de la Biblia y cada texto nos invita a encontrar nuestras vidas en esa historia. Por lo tanto, que toda nuestra predicación invite a los no creyentes a encontrar la verdadera vida en Cristo, y que todas nuestras predicaciones llamen a los cristianos a caminar a la luz de lo que Dios hizo, está haciendo, y promete hacer en Jesús. Este artículo se publicó originalmente en 9Marks.

Mike McKinley

Mike McKinley es el pastor de Sterling Park BaptistChurch, Virginia (Estados Unidos), y es el autor del libro ¿Soy realmente cristiano? 

Artículos por categoría

Artículos relacionados

Artículos por autor

Artículos del mismo autor

Artículos recientes

Te recomendamos estos artículos

Siempre en contacto

Recursos en tu correo electrónico

¿Quieres recibir todo el contenido de Volvamos al evangelio en tu correo electrónico y enterarte de los proyectos en los que estamos trabajando?

.