Los efectos del estrés en nuestra relación con Dios

Una mirada a lo que dice la ciencia sobre el estrés y cómo enfrentar sus desafíos con principios bíblicos.
Foto: Envato Elements

Puedes escuchar este artículo en formato podcast:

El otro día, estuve de pie en una plataforma dando una conferencia durante un evento. De repente, mientras hablaba, me di cuenta de que no sabía qué era lo siguiente que tenía que decir. Todos pensaron que la pausa prolongada era para crear un efecto dramático, pero las pocas mujeres que había en el salón que me conocían bien sabían que algo estaba pasando conmigo. Sencillamente olvidé las palabras y en dónde estaba parada. Gracias a Dios, tenía mis notas y, rápidamente, busqué y encontré la página que tenía escrito lo que debía seguir diciendo.

Esa no era la primera vez que mi cerebro dejaba de funcionar correctamente. El doble papel de directora de operaciones y del ministerio de mujeres era demasiado. Estaba bajo presión, tratando de hacer muchas cosas a la vez, tanto laborales como ministeriales. Me sentía exhausta, a punto de caer por el agotamiento, y completamente estresada. Todo eso comenzaba a tener un impacto físico en mí.

¿También tú experimentas estrés de manera frecuente? En este artículo, quiero hablar sobre este tema desde una perspectiva científica y bíblica. Después de abordar las señales y las implicaciones del estrés, quiero mostrar algunos principios prácticos que nos ayudarán a lidiar con este desafío común a todos nosotros.

¿Qué es el estrés?

En un documental de la BBC titulado The Truth about Stress [La verdad acerca del estrés], la presentadora Fiona Phillips afirma que la Organización Mundial de la Salud ha declarado el estrés como la epidemia de salud del siglo veinte. El año pasado, el estrés ocupó la mitad del tiempo que los empleadores dieron de permiso a sus trabajadores por enfermedad.

Pero el estrés es una parte normal de nuestro diseño humano y su propósito es ayudarnos a estar alertas al peligro. Los expertos dicen que su objetivo es desencadenar las respuestas de supervivencia de lucha y huida, con las cuales enfrentamos algo que nos asusta. Entonces, si estamos estresados todo el tiempo, significa que vivimos en un estado constante en el que encaramos cosas que nos aterrorizan.

La Organización Mundial de la Salud ha declarado el estrés como la epidemia de salud del siglo veinte. / Foto: Envato Elements

Sin embargo, el estrés está diseñado para ser algo temporal y no se supone que debemos funcionar en un estado permanente de peligro, pues eso puede desequilibrarnos y enfermarnos. Con nuestro pecado, hemos afectado el buen diseño de Dios, convirtiendo un mecanismo natural de protección en una amenaza para nosotros mismos y quienes nos rodean.

Ahora, el estrés se muestra de diferentes maneras. ¿Estamos abrumados, irritables, de mal humor, ansiosos, temerosos, preocupados, nos resulta difícil concentrarnos, tenemos dificultades al tomar una decisión, la cabeza nos duele constantemente, permanecemos cansados, desarrollamos insomnio o evitamos a las demás personas? Esta no es una lista exhaustiva, pero todas estas son posibles señales de estrés.

Mi escenario más escalofriante no es frente a la araña peluda más grande y horrible, sino el hablar en público. Mi frecuencia cardíaca se acelera, mi cerebro trabaja con mayor velocidad y me siento hiperactiva, a la vez que mi cuerpo responde al estrés, inundándolo de sustancias químicas y hormonas que se liberan para ayudarme a lidiar con la situación.

Pero quizás la señal más clara del estrés es la perpetua falta de tiempo. Siempre hay algo en el camino: el teléfono, un correo electrónico, los niños, la carga de trabajo, los quehaceres domésticos. Los dispositivos que tendrían que ayudarnos y ahorrarnos tiempo no hacen más que acrecentar la presión. La banca en línea, las agendas, el correo electrónico, los correos de voz, los mensajes de texto, las redes sociales, la inteligencia artificial; todas esas herramientas permiten que seamos más eficientes, así que nos vemos obligados a hacer más en menos tiempo. Cuando parece que tenemos un espacio libre, algo lo ocupa rápidamente.

¿Es posible estar muy ocupados sin que el estrés nos abrume o nos ponga irritables? ¿La Biblia habla sobre alguna forma de lidiar con el estrés? O, aun antes de encontrar una solución, ¿es normal que los cristianos estén estresados?

La señal más clara del estrés es la perpetua falta de tiempo. / Foto: Prostock-studio

Cómo desea Dios que tratemos con el estrés

En el documental de la BBC, un profesor sugiere una solución. Según él, nuestros cuerpos reaccionan al estrés y al entusiasmo de la misma manera, por lo que deberíamos decir en voz alta: “Estoy entusiasmado”, para hacer que nuestro cuerpo crea que no está estresado. Yo no creo que eso funcione, pero más allá de mi opinión, sé que este tipo de métodos tratan con el problema de manera temporal y no van a la raíz.

Necesitamos encontrar una solución mucho más duradera, una que esté en Cristo. Cuando estamos estresados, Dios no ha estado ausente, sino junto a nosotros, involucrándose en cada momento. Él ha estado obrando a fin de cambiar nuestros corazones y ha utilizado diferentes circunstancias para trabajar en nuestras almas.

Así, siendo conscientes de esa presencia de Dios, quiero ofrecer cinco consejos que nos ayudarán a tratar con el estrés y a confiar más en Él.

1. Presta atención a las señales de advertencia

¿Qué tanto conocemos nuestras respuestas? Nuestra actitud frente a las presiones y desafíos de la vida es crucial. Al no manejarlas adecuadamente, podemos dañarnos a nosotros mismos y a quienes nos rodean. Es vital estar atentos a las señales de estrés que, como ya lo dijimos, pueden manifestarse de diversas maneras en nuestro cuerpo. Personalmente, yo noto mi estrés cuando comienzo a masajearme la frente lentamente. Es importante prevenir las respuestas negativas al estrés, como la ira y la autocompasión, y en su lugar, actuar con conciencia y oración.

Es crucial evitar reacciones negativas al estrés, como la ira y la autocompasión, y en su lugar, optar por ser consciente y recurrir a la oración. / Foto: Pexels

2. Descubre lo que te gobierna

Al priorizar las presiones cotidianas sobre la dirección divina, corremos peligro. El mundo que nos rodea puede sobrecargarnos, esclavizandonos a nuestras obligaciones en lugar de servir a Dios. Considerar el estrés como una carga dañina nos insta a reflexionar y buscar a Dios en arrepentimiento. Al entregarle el control, nuestra percepción de las responsabilidades cambia: ya no nos dominan, permitiéndonos enfrentarlas con una actitud renovada y alineada con Su voluntad, liberándonos de la opresión. En palabras de Jay Adams, “el estrés tiene que ver con nuestras actitudes: la preocupación, la amargura, el temor, etc. Pero cuando las responsabilidades son asumidas con una gratitud a Dios, la actitud tiende a cuidarse a sí misma; entonces, tales problemas son eliminados automáticamente”.

3. Vive un día a la vez

No trates de hacer todo de una sola vez. Hoy ya tenemos suficiente para hacer sin quedarnos atascados en los problemas de esta semana, este mes o este año. Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para hoy, por lo cual desea que dependamos de Él en el presente y que le confiemos lo que vendrá en el futuro. Es muy común que el estrés que experimentamos surja de los plazos u objetivos que nos imponemos a nosotros mismos.

No trates de hacer todo de una sola vez. Hoy ya tenemos suficiente para hacer sin quedarnos atascados en los problemas de esta semana, este mes o este año. / Foto: Getty Images

4. Permanece en la compasión de Cristo

El estrés y la tribulación deben llevarnos a Dios. Como dice el salmista: “Mi ayuda viene del SEÑOR” (Sal 121:2). Solo Él es la fuente de toda nuestra ayuda y consuelo. Por eso, necesitamos hacer de nuestro tiempo personal con Él una prioridad cada día, de modo que podamos recordar Su voluntad revelada en Su Palabra. Como nos enseñó Jesús, debemos ir a Él con nuestras cargas para encontrar descanso: “Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar” (Mt. 11:28).

5. Toma decisiones sabias para tu vida

Es un hecho que lo que comemos, cuánto dormimos, el ejercicio físico que hacemos y, en general, nuestro estilo de vida, tiene un impacto en nosotros. Pensemos en las elecciones de vida que hacemos y escojamos con sabiduría. Muchos dicen que no tienen tiempo para estar a solas con Dios, pero pasan horas en Facebook a diario. El Señor nos ha dado el tiempo suficiente para hacer las tareas que nos encomendó. ¿Somos sabios a la hora de usar nuestro tiempo? Tenemos que ser honestos con nosotros mismos, yendo al Señor en oración y compartiendo nuestras debilidades con hermanos que nos ayuden.

Considerando el impacto

El estrés tiene un gran impacto en nuestra vida. Nuestras relaciones pueden verse afectadas cuando tenemos reacciones inapropiadas. Nuestras labores pueden perder propósito y convertirse en simples obligaciones. Incluso, nuestras ocupaciones y problemas pueden llevarnos a ver nuestro devocional como un punto más en la lista de quehaceres para el que hay que sacar tiempo.

Entonces, ¿haremos algo al respecto? Antes de que nosotros comencemos a hacer parte de las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, vayamos a Dios, quien puede darnos descanso y llevar nuestras cargas. Vivamos la bienaventuranza del proverbio:

Bienaventurado el hombre que me escucha,
Velando a mis puertas día a día,
Aguardando en los postes de mi entrada (Pro 8:34).


Este artículo se publicó originalmente en 20Schemes.

Sharon Dickens

Sharon Dickens

Sharon es la Directora de Operaciones y Ministerio de Mujeres para 20schemes. Ella tiene más de 26 años de experiencia trabajando en la comunidad, principalmente con familias y gente que ha estado o están en riesgo de quedarse sin hogar.

Artículos por categoría

Artículos relacionados

Artículos por autor

Artículos del mismo autor

Artículos recientes

Te recomendamos estos artículos

Siempre en contacto

Recursos en tu correo electrónico

¿Quieres recibir todo el contenido de Volvamos al evangelio en tu correo electrónico y enterarte de los proyectos en los que estamos trabajando?

.