Nota editorial: Este artículo pertenece a una serie titulada Proyecto Reforma, 31 publicaciones de personajes que fueron instrumentos de Dios durante la Reforma Protestante. Puedes leer todos los artículos aquí
El radical de entre los radicales. La visión de Conrad Grebel para la iglesia es familiar para la mayoría de los evangélicos de hoy, pero para su tiempo, lo convirtió en un exiliado, no sólo del catolicismo romano sino incluso entre los reformadores. Grebel nació en 1948 en una familia prominente de Zurich. En 1524, comenzó su carrera universitaria en Basilea de forma prometedora, pero las cosas se complicaron cuando comenzó a oponerse a las opiniones de su profesor y su vida desordenada llevará a su padre a no aportarle dinero. Castigado, regresó a su casa en Zurich, donde conoció a un grupo de humanistas que estudiaban la Biblia en griego, hebreo y latín bajo la instrucción de Ulrico Zuinglio. En algún momento, después del tiempo de estudio con Zuinglio, la vida de Grebel cambió. Se casó con una mujer de clase inferior a la de él, lo cual generó una ruptura mayor con su familia, y se convirtió también, lo cual también mostró evidencias en su estilo de vida. No le tardó mucho tiempo a Grebel a convertirse en uno de los defensores de Zuinglio que lo llevó a ganarse la reputación de talentoso testigo del evangelio.
Disputa y desprestigio
Sin embargo, un poco más de un año después, en Octubre de 1523, una disputa comenzó a surgir entre Zuinglio y Grebel. ¿Cual? La misa. En una disputa pública, ambos hombres favorecieron la abolición de la misa, pero cuando Zuinglio vio que el consejo de la ciudad no estaba listo para ir así de lejos, cedió. Esto era inconcebible para Grebel, quien sentía que que la Palabra de Dios debía ser obedecida sin dudar. Ambos se sintieron engañados: Grebel sintió que Zuinglio estuvo de acuerdo en hacer lo que había condenado como abominable (la continuación de la misa), y Zuinglio sintió que Grebel estaba siendo desagradecido y demandante. Esta disputa llegó hasta el fondo de una de las más profundas diferencias de Grebel con los principales reformadores: ¿A quién debe responder la iglesia? Grebel estaba convencido de que el concejo de la ciudad no tenía autoridad sobre la iglesia y su ejercicio, aún más, ellos ni siquiera tenían autoridad sobre la Palabra de Dios. Por otro lado, tampoco pensó que la iglesia debía estar en autoridad sobre el estado, y se opuso también al diezmo obligatorio y cosas similares. Las semillas de la separación entre la iglesia y el estado comenzaron a surgir. Para nosotros, esta separación es tan conocida y normal como el aire que respiramos, pero para ellos, fue revolucionaria.
Un baño de agua romano
El último aspecto que separó a Grabel de los principales reformadores fue el bautismo infantil. Grebel había esperado que Zuinglio estuviera de acuerdo en que el bautismo solamente fuera administrado a creyentes adultos, pero tampoco fue el caso. El 17 de enero de 1525, Zuinglio convocó al debate público para forzar este asunto. A Grebel se unió Felix Manz y George Balurock para la defensa del bautismo de creyentes. Al final, el concejo de la ciudad estuvo de acuerdo con Zuinglio y ordenó al grupo de Grebel a dejar de reunirse para estudiar la Biblia. También ordenaron que todos los infantes no bautizados lo fueran o sino serían exiliados. La hija de Grebel tenía tan solo dos semanas de edad, y en las palabras de Grebel: “no va a ser bautizada en una tina romana” mientras Grebel viviera, lo cual no sería por mucho tiempo. Unos pocos días después del debate, Greleb se reunió en la casa de Felix Manz con los radicales exiliados, y ofició el primer bautismo de adultos de Blaurock, un ex sacerdote ahora casado. En los siguientes meses, Grebel predicó el evangelio de “arrepiéntete y sé bautizado” en St. Gall, y alrededor de quinientas personas respondieron de forma asertiva al arrepentirse y bautizarse. Grebel fue arrestado y encarcelado en Octubre de 1525. Después de haber escapado de prisión el siguiente año, continuó predicando el evangelio hasta que murió en una plaga unos pocos meses después.
Predica y obedece
La fuerza detrás de las acciones de Grebel y las reformas doctrinales pudieran ser resumidas así: predica y obedece la Palabra sin titubear. En sus propias palabras: “Busca de todo corazón predicar solo la Palabra de Dios sin temor; establecer y defender solamente las prácticas divinas; estimar como bueno y justo solamente lo que puede ser encontrado claramente en las Escrituras; y rechazar, odiar, y maldecir todas las maquinaciones, palabras, prácticas, y opiniones de los hombres, aun las tuyas”. Aunque implique el exilio o algo peor.