Ajenos al pueblo de Dios
Es lamentable que muchos de nosotros hemos tenido un concepto incompleto de lo que significa realmente ser cristiano. Sí, es cierto, ser cristiano no es ponerse una falda, escuchar canciones con mensajes cristianos de vez en cuando, ni decir “amén” al final de una oración. Ser cristiano es más que orar, leer la Biblia o asistir a una iglesia local. Y aunque ser un verdadero hijo de Dios consiste en haberse arrepentido de todos los pecados, y creer en Cristo como nuestro único Salvador y camino al Padre, y de este modo mantener una relación constante con nuestro Señor. Nos hemos apoyado en esas verdades para reprimir otras de suma importancia. Creemos que como la salvación es individual, entonces tenemos la libertad de ser individualistas y vivir una vida cristiana de forma egoísta y apartada. Esas ideas no pueden estar más ajenas a las enseñanzas bíblicas, y, si somos honestos, la mayoría de nosotros (sino todos) nos hemos dejado influenciar por estos conceptos. Lo anterior no lleva a declarar una ver bíblica: “Todo creyente debe ser miembro de una iglesia local porque así lo ha ordenado Dios en Su hermosa Palabra”. “Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca” (Hebreos 10:24-25).
Miembros de una iglesia local
Debido a que “para los escritores bíblicos es insólito pensar que alguien pueda ser un creyente genuino y, al mismo tiempo, estar voluntariamente desconectado de un grupo de creyentes en una iglesia local”, es de suma importancia y prioridad darle una atención especial al libro “Únete a la Iglesia: Una ruta bíblica y práctica para ser miembro de la iglesia”, del pastor Luis David Marín. En su libro, el autor acertadamente afirma que, “uuna de las debilidades más grandes del cristianismo moderno es su costumbre de desconectar su caminar con Cristo de su caminar con la iglesia local”. Es importante recordar, que estar comprometidos con el cuerpo de Cristo no es una exclusiva labor pastoral. Como pecadores redimidos, hemos sido trasladados a la familia de Dios (Efesios 2:19), lo que significa que somos parte de un conjunto, de una familia, y no individuos independientes centrados en uno mismo. El cristiano no está llamado a vivir solitariamente la vida cristiana; el cristiano está llamado a vivir en comunión con los demás. El concepto del “llanero solitario” no aplica para los hijos de Dios, y en todo caso, ni siquiera él estaba solo. Es imposible vivir “unos a otros”, así como la Biblia nos ordena, si solo somos uno y no interactuamos constantemente con los otros.
Todos podemos luchar con el individualismo
El pastor Luis David escribe este libro, no desde una posición de superioridad, sino con un corazón compasivo y empático que entiende la lucha de todos nosotros, como una que él mismo tuvo que superar con la ayuda indispensable de Dios. “Mi propia historia no es una excepción. Yo también quería vivir un cristianismo que sólo se aferrara a Dios y a la Biblia, pero sin comprometerme con una iglesia local específica”. Y más adelante añade a su testimonio al decir que “el gran problema con mi anhelo es que había fabricado un estilo de cristianismo individualista y personalizado que contradecía completamente las instrucciones que Jesús dejó a sus discípulos. Mi cristianismo se oponía al cristianismo bíblico, y así, sin darme cuenta, mis planes estaban siendo más influenciados por mi cultura y mi época que por las enseñanzas de mi Maestro”. ¿Quién no podría identificarse?
Estructura
Este libro está dividido en cuatro partes, a las cuales el autor denomina como “semanas”, y en donde desarrolla tres grandes temas en tan solo diez capítulos:
- El Evangelio de Jesucristo
- La Iglesia – Parte 1
- La Iglesia – Parte 2
- La Membresía
En cada semana, el autor incluye preguntas de reflexión y material de estudio que nos permitirán profundizar mucho más en el tema. En adición, es imposible dejar de resaltar el valioso material anexo al final del libro. El que consisten de dos apéndices:
- Credos, confesiones y declaraciones doctrinales.
- Respuestas del estudio interactivo de teología.
Personalmente estoy agradecido con el pastor Marín por tomar en consideración todos estos documentos, e incluirlos en este libro. Realmente hacen la diferencia.
¿Por qué vale la pena leer este libro?
No podría responder esta relevante pregunta sin citar al mismo autor. Debemos de leerlo, “porque llegará el día en el que todos rendiremos cuentas ante Dios. Tú tienes un deber ante Dios de conocer la iglesia local y asegurarte que no es una iglesia falsa que enseña doctrinas contrarias al evangelio verdadero y a la Palabra de Dios. Y la iglesia tiene el deber ante Dios de conocerte y asegurarse que eres un verdadero cristiano, redimido por la sangre de Cristo. Este libro tiene la meta de prepararte para el día final donde te encontrarás con Cristo y rendirás cuenta de todo lo que hiciste”.
Conclusión
Sí, recomiendo completamente esta joya literaria. Tuve la oportunidad de obtener este gran material en formato digital, sin embargo, no puedo esperar el momento en el que pueda adquirir el libro en físico y rayarlo con todas mis anotaciones. Este es un libro que debe de leerse más de una vez. Sinceramente considero que todos, ya sean nuevos como antiguos miembros de las iglesias, deben de leer. Este es un título que definitivamente no debe de faltar en tu biblioteca personal. Citando las mismas palabras del autor, “ruego a Dios que use este libro para hacer en tu vida lo que hizo en la mía. Le pido a Dios que cree en ti algo nuevo y glorioso, una nueva visión del cristianismo, de la iglesia y de la vida cristiana centrada en el evangelio. Oro que Dios abra un nuevo mundo ante ti. Un mundo que no es solitario y apartado, sino profundamente unido a otros cristianos como miembros de una familia local”.